Mientras los ojos de muchos están puestos en el tratamiento de la Ley Ómnibus, que se realizara durante estas semanas en el Congreso de la Nación como parte del periodo de Sesiones Extraordinarias, la mirada de tantos otros está puesta en los bolsillos, que desde hace tiempo perdieron el poder de retener cualquier ingreso que tengan dentro.
En el sector agropecuario, en particular, la inquietud y hasta el descontento volvieron a colarse en la agenda tras la noticia de que el mega proyecto del Ejecutivo impulsaría cambios que -según las promesas de campaña- iban a quedar felizmente atrás. En especial por el proyectado aumento de retenciones.
Hay que decirlo: la sorpresa -tanto con el extenso DNU como con este proyecto- no solo fue de los productores sino de muchos legisladores que por un momento se alinearon con el pensamiento oficialista. Y si bien en los últimos días las nuevas autoridades mostraron su intención de corregir parte de esos deslices, lo cierto es que la palabra final estará dada por los votos de quienes hoy detentan una banca.
En ese contexto, distintas entidades hacen lo suyo buscando poder equilibrar para un lado u otro la balanza que, valga la redundancia, está en muchos casos bastante desbalanceada. En el caso del agro, la Fundación Barbechando cumple un papel clave, porque fue creada justamente para tener incidencia y hacer un buen lobby sobre los legisladores.
Allí, sin embargo, los signos de sorpresa llegaron antes de la presentación de la Ley Ómnibus, cuando el nuevo Congreso se estaba conformando en diciembre.
“En el caso de la Cámara de Diputados nos imaginábamos un Congreso de tercios. Sin embargo, desde el ballotage y hacia finales de diciembre y principios enero, nos encontramos con un Congreso que está bien capacitado para acercarse a negociar. No hay mayorías automáticas, no hay tampoco dos bloques que pugnan entre sí por ver quién termina logrando captar para la votación de lo que llamamos las vías del medio. No hay un alineamiento general de todos para un lado o todos para el otro, como quizás estábamos acostumbrados en los últimos años”, dijo a Bichos de Campo Ángeles Naveyra, la nueva presidenta de Barbechando, que asumió ese puesto justo con el cambio de gobierno.
La segunda sorpresa llegó con la conformación del Senado, que lejos de tener a un bloque de Unión por la Patria con los números como para lograr quórum en forma rápida, cuenta con un bloque de la Libertad Avanza chico pero con capacidad de sumar acuerdos para lograr una mayoría de 39 en calidad de oficialismo.
“La lectura que hoy hacemos es que no teniendo la mayoría de entrada vos podés con la vía del diálogo, del consenso, terminar consiguiendo los votos y la cantidad de bancas necesarias para tener definidas las autoridades y las comisiones, que ahora están preparadas para empezar a recibir los proyectos de ley”, indicó Naveyra.
Con el correr de las semanas, nuevas alertas aparecieron.
“Una verdadera sorpresa para nosotros fue el artículo de la Ley Ómnibus que habla de las RIGI, el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones. Allí se pone el foco en la necesidad de empezar a generar entrada de plata para desarrollar grandes proyectos. Pero buscando, no encontramos incluidas a las pymes. Cuando uno entiende que el 80% del empleo privado en la Argentina lo llevan adelante las pymes, no logramos comprender cómo puede ser que nos dejen afuera en un momento tan clave. Por eso armamos un posicionamiento invitando a que revean esta parte del anexo, para que tengan en cuenta que la clave está en la inclusión de las pymes que darán dinamismo, presencial federal y territorial, y lo que ya sabemos”, sostuvo la presidenta.
El segundo malestar llegó con la noticia de que el gobierno estaba interesado en aumentar los derechos de exportación a las economías regionales. Naveyra reconoció que esto no se constituyó como una “real sorpresa” porque desde el ballotage había trascendidos de que barajaban esa posibilidad ante el escenario económico.
“Como lo venimos diciendo desde siempre y lo seguiremos sosteniendo, las retenciones son un mal impuesto que no debe existir. Es algo innegociable. La economía regional es, para la Argentina, uno de los motores de la producción y es ese federalismo del que tanto nos llenamos la boca. Lo que nos sorprendió es cómo podemos hablar de federalismo poniendo derechos de exportación. Nosotros entendemos que es una decisión tomada desde una planilla de Excel sin el análisis caso por caso”, afirmó la productora.
Ante la pregunta por la razón detrás de esta falta de análisis y profundización detrás de la propuesta del Ejecutivo, Naveyra indicó que para Barbechando se debe a “la gravedad de la situación por la que está atravesando la Argentina”.
“La conocemos todos: inflación, pobreza, angustia de la gente, saber a 20 días de asumir que cerraste el año con un 220% de inflación anual. Entendemos que todo eso llevó a la obligación de tomar decisiones drásticas sin el tiempo necesario para un análisis caso por caso”.
Pero aclaró que, en este caso, “el pedido es trabajemos economía por economía. En aquellas en las que terminás dándole el golpe final para que desaparezcan, no podés ni pensar en tener derechos de exportación. Y si llegás a la conclusión de que, haciendo todo el análisis, hay algunas que con esta decisión pueden trabajar, nuestra posición sigue siendo que deben ser cero”, remarcó.
“No somos ciegos a la realidad de lo que se está viviendo en la Argentina. No estamos disociados y eso es lo primero que hay que entender. El productor es el primero que después va a ser consumidor y el bolsillo nos está pegando a todos”, añadió a continuación.
En paralelo, la discusión por las facultades delegadas prendió una tercera alarma dentro de la Fundación, sobre todo en torno a la cuestión tributaria.
“La facultad del Legislativo es sacar las leyes, la facultad del Ejecutivo es llevar adelante la estrategia para que el país esté lo mejor que todos podamos. No es necesario delegar facultades completas, a modo de ‘cheque en blanco’, como nos decían muchos de los diputados y senadores con los que recorrimos pasillos del Congreso. Y en la que ponemos firmeza total es en todos los temas tributarios: tienen que pasar por el Congreso de la Nación”, indicó Naveyra.
-¿Qué chances tiene verdaderamente el agro de modificar aquellas leyes del paquete que lo afectan?- le preguntamos.
-Uno de los ejercicios más interesantes que hemos estado haciendo en los últimos días es el de los famosos números que hacen falta para que una ley se apruebe. Yo puntualmente no me animo a decirte el final de absolutamente nada, porque las cosas cambian día a día. Posiciones que antes eran totalmente intransigentes a ciertos temas, como podían llegar a ser derechos de exportación, hoy vemos que la actual oposición se sienta y también dentro de la comisión expresa que no podemos aumentarlos.
-Ven como viable ganar ese tipo de discusiones.
-Lo vemos viable porque el entendimiento está, pero tenemos que trabajar todos juntos en entender cómo hacemos para generar más recursos, para poder cerrar el déficit fiscal y terminar con este desastre que es la inflación. Porque el peor de los problemas que tenemos hoy es la inflación. Entendemos que en diputados la voluntad está y entendemos también que cuando pase la ley a la parte del Senado, estos 39 senadores que hoy tienen esa mirada a abrir los mercados, de desarrollar, de producir, van a acompañar también en lo que a economías regionales se refiere. Facultades delegadas yo creo que vamos a tener una posición más común de que no va a ser por cuatro años sino por un año y solo algunas facultades. A nivel del sector agropecuario vamos a tener la tranquilidad de que los temas tributarios van a tener que pasar por el Congreso.
-¿Y particularmente Barbechando cómo se prepara para influenciar en esas discusiones?
-El desafío nuestro y mi foco para los próximos tres años que me tocan es seguir fortaleciendo nuestro Comité Ejecutivo de Agrobioindustria. Desde el año pasado le abrimos el Comité a las cuatro cadenas, a CREA, Aapresid, FADA, ASA y Coninagro, y estamos trabajando en una intensa agenda. Y nuestro segundo gran desafío es el Frente Legislativo Agropecuario. Seguir metiendo en la cabeza de nuestros legisladores esa palabra mágica que es la agrobioindustria, para que entiendan que es con la política y con la agroindustria, con los políticos y con el campo que vamos a lograr modificar todas las condiciones que la Argentina necesita para salir adelante.
-¿Qué pasaría en el sector si esto finalmente no sucede como lo esperan? ¿Qué ocurrirá si el gobierno no da el brazo a torcer y no se puede modificar el proyecto de ley?
-Desde ya que no va a ser el mejor de los sentimientos por todo el esfuerzo que le estamos poniendo, pero no va a cambiar absolutamente nada, ni nuestra forma de trabajo ni nuestra visión estratégica. Vamos a seguir insistiendo, vamos a seguir acompañando y midiendo el impacto, vamos a hacer el análisis de por qué no salió. ¿A caso las necesidades de una Argentina en estado de emergencia pudieron más que una mirada de un país que pueda salir adelante de la mano de más exportación y de más trabajo? Bueno, vamos a seguir haciendo lo que sabemos hacer que es no bajar los brazos.
-¿No crees que podría resquebrajarse la confianza en el gobierno, después de tantas promesas de campaña?
-Yo creo que la confianza en este gobierno está puesta desde el momento del pedido de que tenemos algo distinto a lo que tenemos. Y hay en la mirada de los productores un entendimiento de la gravedad de la situación. Dicho esto, la confianza se demuestra y se gana dando gestos. Gestos como permitir que los productores que vendan sean liquidados a un tipo de cambio. ¿Salió perfecto? No pero sin dudas es mucho más lógico que lo que se estaba haciendo antes de que aparecieran todos los dólar soja. Ahora bien, sin dudas los derechos de exportación son esa espina que no te deja ver el resto de las cosas. ¿Si eso va a romper la confianza? Creo que no. Yo creo que va a generar un doble esfuerzo y va a generar una necesidad de mirar cómo hacemos para que terminen entendiendo que hay que sacar los derechos de exportación. Pero no por eso creo que van a generarse acciones de tensión porque tienen clara la situación de emergencia y el desastre que están viviendo el 40% de los argentinos.
-En paralelo está el tema de que no se logró la conformación de la Comisión de Agricultura. ¿Qué novedades tienen sobre ella?
-Cuando arrancó la definición de comisiones, para nosotros fue una sorpresa que desde el Ejecutivo se propusieran solamente tres comisiones para el tratamiento de toda esta Ley Ómnibus. Consideramos muy negativo que no se haya conformado la Comisión de Agricultura, para que sus autoridades fueran parte de la discusión. Lo planteamos y la respuesta que nos dieron es que son Sesiones Extraordinarias, y que los temas se tratan así. Un poco la manija la tiene el Poder Ejecutivo. ¿Qué hicimos? Trabajamos en los perfiles de los diputados agro. Nuestro foco es sacar el mejor nombre que tenga las habilidades para conducir una comisión que va a ser clave. Sobre plazos entendemos que hasta marzo, como el resto de las comisiones, no va a conformarse.
Hasta ahora, las únicas comisiones conformadas en Diputados son las de Relaciones Exteriores y Culto, a cargo de Fernando Iglesias; la de Presupuesto y Hacienda, cargo de José Luis Espert; y la de Asuntos Constitucionales, a cargo de Nicolás Mayoráz.
-¿Puede afectar al tratamiento de esta Ley que no esté la Comisión de Agricultura Conformada?
-Esta semana quedó demostrado ante la visita del Secretario de Agricultura Villela que todos los que hablaron fueron diputados con el conocimiento, la historia y la trayectoria de la agrobioindustria. Las preguntas fueron bien directas a los temas que correspondían para que pudieran darse las respuestas. Así que la preocupación inicial que teníamos nosotros desde Barbechando que no fueran bien defendidas las partes agro dentro de la Ley Ómnibus, quedó zanjada en gran medida por intervenciones como la de Atilio Benedetti y Luis Picat. Las preguntas fueron al hueso, pidiendo los cálculos que hizo Economía para tomar las decisiones que tomaron.