A la vera del camino que recorre el predio de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) del INTA Bariloche, una importante cantidad de pinos se levanta, en sintonía con lo que ocurre en gran parte del territorio patagónico. Se trata de la variedad ponderosa (Pinus ponderosa), una especie introducida originaria de Estados Unidos, que junto con el pino oregon (Pseudotsuga menziesii) son las dos coníferas más plantadas de la región.
De acuerdo con datos de la Dirección Nacional de Desarrollo Foresto Industrial, de las más de 1.2 millones de hectáreas implantadas que hay en el país, 61% corresponde a pinos, 26% a eucaliptos, 6% a álamos y sauces, y el resto se distribuye entre otras especies. En la Patagonia, los pinos alcanzan el 90% de la superficie implantada.
Y aunque no se trata de especies nativas como sí lo son el raulí, el ciprés de la cordillera, el roble pellín, la lenga, el ñire, la araucaria y el sauce criollo, han demostrado un gran poder de adaptación que, correctamente manejadas, pueden coexistir con la flora local y ayudar a dinamizar a la industria maderera nacional. Eso es lo que estudian especialistas del INTA Bariloche desde hace un par de décadas.
“La industria forestal requiere de una madera que tenga ciertas especificaciones técnicas. No se puede hacer cualquier cosa con cualquier madera, ya que cada una tiene su uso. Esta región en particular, es bastante dura desde el punto de ambienta ambiental para distintas especies. El pino ponderosa, que crece entre el bosque y la estepa, es una especie bastante rustica que se ha adaptado a las condiciones adversas”, dijo a Bichos de Campo el doctor en Biología e Ingeniero Forestal Alejandro Aparicio, quien integra el grupo de Genética Forestal del INTA Bariloche.
De las tres provincias patagónicas donde se planta esta especie, Neuquén concentra el 60% de la superficie –allí se encuentra la Corporación Forestal Neuquina (CORFONE), que es la principal industria maderera de la Patagonia-, Chubut el 30% y Río Negro el 10%.
Si bien hoy la legislación impide su implantación en parques nacionales y zonas protegidas, desde su primera introducción, como plantines provenientes de Estados Unidos, esta especie tuvo durante años vía libre para ganar terreno. Cuando se determinó que podía ser muy importante en términos productivos, su estudio quedó envuelto en los trabajos del INTA.
“El INTA lideró en un momento un proyecto nacional de mejoramiento que se llamó Proyecto Federal de Desarrollo, donde fue incluido el ponderosa. En cierta manera resultó ser una oportunidad que la especie haya sido introducida, porque era obvio que se iba a desarrollar”, consideró Aparicio.
¿Pero no supuso esta introducción un impacto negativo sobre la flora local? Guillermina Dalla Salda, ingeniera forestal, doctora en Ciencias de la Madera y coordinadora del Área Forestal de la Experimental INTA Bariloche, explicó a Bichos de Campo que bien manejada, esta especie no debería generar impacto alguno.
“Al contrario, si no tuvieras esta madera habría más impacto sobre el bosque nativo. Por el plan calor aquí en Patagonia usamos mucha leña para cocinar, mucha gente la usa para calentar las casas, y esto es una forma de desviar la atención de los árboles autóctonos. Claro que esto no significa que no se use madera de árboles nativos, pero el impacto sería mucho mayor sin forestaciones”, indicó la especialista.
Fue así que en 1998 inició el trabajo de selección y mejoramiento que se extiende hasta el día de hoy. En sus inicios, se realizó un mapeo de los pinos ponderosa de la Patagonia, donde se seleccionó aquellos más destacados calificados como “árboles plus”.
“Se seleccionaron los arboles plus en toda la Patagonia. De cada uno de ellos se guardó su identidad y sus púas se seleccionaron y cortaron para hacer injertos en otros pinos. Tras crecer en vivero por dos años, luego se plantaron aquí en la Experimental. Es así que hoy tenemos este banco de clones conformado por individuos injertados, idénticos a los que hoy tenemos en nuestros huertos semilleros, desde donde obtenemos las semillas mejoradas”, detalló Dalla Salda.
Aunque dicho así suena como un proceso breve, lo cierto es que los injertos se hicieron en el año 2000 y recién estuvieron maduros para el año 2013, volviéndose plenamente productivos en 2016.
“El objetivo de los semilleros es producir semillas de calidad genética superior para la venta, para la industria. Nuestros huertos contienen una genética superior respecto al promedio de las plantaciones que había en la región. Buscamos apoyar al desarrollo de la industria forestal regional. La idea es abastecer al sector público y privado que quiera producir madera con semilla mejorada”, sostuvo Aparicio.
Actualmente el INTA posee tres huertos semilleros. Uno de ellos se encuentra en un campo de cinco hectáreas en Trevelin, que cuenta con alrededor de 500 árboles, que son copia de los clones seleccionados. Otro de los huertos se ubica en un campo anexo del INTA Bariloche en Las Golondrinas, y el tercero en la localidad de Huinganco.
La forma de obtener esta semilla, que ya se encuentra inscripta en el INASE, se realiza a partir de una cosecha manual a finales de febrero y principios de marzo.
“Se cosechan las piñas cerradas en cantidades enormes, y se procesan después en una planta procesadora de semillas que tiene el INTA en un campo de El Bolsón. Ahí se hace la apertura de los conos, el oreado, el secado y la liberación de las semillas. Después se tienen que desalar, limpiar y se clasifican por categorías de tamaño. Una vez listas, se mandan a analizar aun laboratorio tercerizado para obtener los parámetros de calidad de la semilla y se ponen a la venta para el productor”, detalló Aparicio.
-El objetivo de realizar este mejoramiento es el de obtener arboles con una madera sobresaliente. ¿Qué define que un árbol sea destacado?
Aparicio: -Hay toda una metodología desarrollada para analizar que la genética de un árbol sea realmente superior. No es solo una cuestión de crecimiento, entran muchas variables en juego.
Dalla Salda: -El grosor de las ramas, por ejemplo, te va a dar una característica tecnológica de la madera. Vas a tener nudos más grandes o que se partan. Entonces se mide el diámetro de las ramas, cantidad de ramas, ángulo de inserción de rama, entre muchos otros aspectos.
-¿Qué es mejor, más o menos nudos?
Aparicio: -Menos nidos y menos ramas porque eso abarata los costos de manejo y poda. Esto no se deja crecer libremente, por lo que el costo de poda sube considerablemente.
Dalla Salda: -Esto es sobre lo que insistimos. Acá en la zona hay mucha gente que no maneja las plantaciones. Están sin podar, hay ramas hasta abajo, esta todo oscuro y con riesgo de incendios. Una plantación bien cuidada disminuye esos riesgos y permite el crecimiento de otras especies de plantas. Este es un sistema productivo que tiene su impacto, como lo tiene cualquier otro sistema productivo, pero bien manejado tiene poco riesgo e impacto en el bosque nativo.
-¿La madera de ponderosa para que se puede usar?
Aparicio: -Tiene múltiples usos: listones de madera, madera sólida, madera redonda, machimbre, construcción, laminados, muebles con ciertas piezas, entre otros.
-¿Cuánto tiempo pasa desde que es plantan hasta que le sirve a la industria forestal?
Aparicio: -El turno de corte final de ponderosa ronda los 40 años. Acá se está discutiendo cada vez más el tema de los bonos de carbono y se piensa en el pino ponderosa como especie para ese tipo de mercado también, por los ciclos largos que tiene, la tasa de reposición que es lenta, y el uso final de la madera solida que retiene carbono.
-Ustedes también trabajan dentro de un laboratorio de madera. ¿Qué cosas estudian allí?
Dalla Salda: -Estudiamos cosas como la forma en que crecen los árboles en relación al clima, qué tipo de madera produce el árbol con cada condición climática, cómo afecta a la producción de células el clima, cómo conduce el agua, qué capacidad tiene de adaptarse a la sequia, cuáles son los parámetros que hay que medir para ver si subsistirá o no a una determinada sequia.
No dicen que después de un incendio forestal la especie que más rápido rebrota es el ponderosa, entonces no sólo que el fuego eliminó la flia nativa, sino que de inmediato perdió terreno frente a la especie introducida.
estimada, no, pino ponderosa no rebrota. Y no se planta donde hubo bosque nativo, sino en el margen entre la estepa y el ecotono con las zonas boscosas. Por supuesto, como todo bosque se puede incendiar. Atte.
No es un arbol que plantaría si lo pudiese evitar. Ramudo, petiso y madera de escasa calidad, muy mala forma, ademas del bajo ritmo de crecimiento. En los lugares aptos, buscaría pinus radiata. Ponderosa solamente en la estepa donde hay poca lluvia.
Deberían investigar sobre los daños a la salud que ocasiona el polen de estos ejemplares… y otra cosa… hacen desastres ecológicos, sino miren la invasión en la zona del Hoyo al bolson…destre…. y si quedan dudas, den una vuelta por villa pehuenia, q poco a poco cada ves se ven menos araucarias y más poderosas… Un ecocidio!
La verdad que con todo el potencial nativo, seguir en este viejo paradigma, potenciando una especie exótica, introducida, la ignorancia y la soberbia vestidas de ciencia.
El Villa Pehuenia y Moquehue es una pena como los pinos avanzan sobre los pehuenes. Ahí considero que no está bien manejado el tema exótico versus autóctono. Claramente gana el exótico