Laboratorios Peyte se fundó en 1982 en la localidad de Venado Tuerto, provincia de Santa Fe, de la mano del licenciado en Química Enrique José Aloisi y de su hijo, el ingeniero agrónomo Daniel Hugo Aloisi. Ambos junto a Beatriz Klein, esposa de Daniel, comenzaron a producir productos para el campo. Más precisamente sus primeros desarrollos llevaban el nombre de Pro Tambo y estaban orientados a la asepsia del tambo y al cuidado de sus animales.
Con el correr de los años se expandieron con líneas de insumos tanto dentro del rubro lechero, como en el desarrollo de líneas de coadyuvantes, insecticidas y curasemillas para el segmento agrícola. Hoy el 100% de su negocio está orientado a este último rubro, donde tiene un lugar de relevancia en el mercado local.
En la actualidad, ya con la tercera generación de la familia, Daniel Aloisi es el presidente de la empresa y la dirección es liderada por su hijos Daniel Enrique (gerente general) y Santiago (en la foto, el gerente de operaciones).
En líneas generales la empresa es una industria química dedicada a la formulación y comercialización de productos y servicios. La mayoría de sus productos son de marca y desarrollo propio. Cuenta con más de 40 formulas registradas en el Senasa, que se comercializan tanto localmente como en el exterior.
La compañía cuenta con dos naves industriales y un laboratorio propio destinado a la formulación de insecticidas, herbicidas, fungicidas, fertilizantes y coadyuvantes, sumando unos 8.700 metros cuadrados cubiertos.
La empresa está posicionada en el mercado no solo en la formulación y venta de fitosanitarios propios sino en la prestación de servicios a terceros, entre ellos empresas multinacionales y nacionales líderes. Sus clientes mayoristas en el mercado local son grandes empresas a las que les ofrecen servicio de formulación y en el minorista acopios, cooperativas y agronomías. Todos sus procesos están certificados bajo normas ISO 9001:2015.
Comercializa a través de una red de más de 250 distribuidores, que se pueden clasificar en agronomías, acopios y cooperativas. Estos clientes son los encargados de distribuir las mercaderías al destinario final que es el productor agropecuario.
En cuanto a sus clientes a los que ofrecen servicios de formulación se destacan YPF, Sigma agro, Philagro, Agroinsumos B&L y Farm Chemicals, entre otros.
En el 2018 sus dueños tuvieron que afrontar un trágico suceso, se incendió la totalidad de su planta de producción, más de 5.000 metros cuadrados con toda su maquinaria y hasta vehículos se perdieron entre las llamas. A partir de esa entonces la compañía entró en un fuerte proceso de inversión para salir a flote. Con el dinero de un crédito bancario más lo que recibieron del seguro, lograron renacer de entre sus cenizas y hasta sumaron nuevas líneas de producción, ampliaron su planta y plantilla de trabajadores. Actualmente el laboratorio fabrica 5 millones de litros de producto por año. Además exportan a República Dominicana, Paraguay y Uruguay, entre otros destinos.
Una de las características que diferencian a la firma respecto a sus competidores es que son dueños de los registros de la mayor parte de lo que producen. Aquí es clave su área de investigación y desarrollo en la que, según explican desde la empresa, vuelcan constantemente inversiones.
En la misma línea, desde hace dos años la empresa está llevando adelante un fuerte plan de inversión con el objetivo de centralizar operaciones, mejorar procesos productivos y ampliar su capacidad de producción y de investigación y desarrollo.
En lo que respecta a su facturación, según los datos suministrados por la compañía a la CNV, sus ventas anuales en 2022 ascendieron a 3.763 millones de pesos, en 2021 fueron de 2.577 millones y en 2020 de 1.091 millones.
Finalmente, su deuda bancaria, según los registros del BCRA, asciende a poco más de 2.496 millones de pesos, toda en situación 1 (normal, sin atrasos en los pagos). El 18% tomada con el Banco Nación, el 16% con el ICBC, el 15% con el Banco Provincia y el resto se divide en menor medida entre otras entidades.