Ezequiel Fabbro nació y creció entre colmenas, pues forma parte de una familia del norte santafesino ligada completamente al fascinante mundo de las abejas. Por eso pretende añadir un giro al negocio que inició su padre hace 40 años atrás en El Jardín de Malabrigo. El joven, con solo 23 años, diseñó una nueva ruta turística para aproximarse a la actividad apícola, que incluye conocer el derrotero de la miel y también aproximarse a la principal actividad en ese lugar, la reproducción de abejas reinas.
Con esta iniciativa, el más chico de los Fabbro ratifica el concepto familiar respecto a la apicultura, pues ellos sostienen que el trabajo con las abejas es mucho más abarcativo que la mera producción de miel. “La abeja es un animal muy impresionante que puede hacer un montón de cosas, muchas más cosas que la miel. Sin embargo es que todo lo que la gente conoce. En realidad es mucho más complejo y mucho más amplio”, argumentó el joven productor.
Entonces la idea de hacer quizás el primer circuito de turismo apícola, que va desde mostrar los productos que elaboran las abejas hasta visibilizar el manejo de estos insectos dentro de la colmena. Por eso el atractivo comienza con la colocación del característico traje blanco y la mascarilla frontal para evitar las picaduras.
“La verdad es que me llamó mucho la atención el interés de la gente por la biología de la abeja, de cómo se reproducen, cómo almacenan su alimento. Preguntas muy técnicas porque te llama la atención que a la gente le interese”, dijo Ezequiel a Bichos de Campo, mientras detallaba que el recorrido por la finca ubicada en las afueras de Malabrigo comprende una breve charla y luego se va inmediatamente a destapar las colmenas y mostrar todas las partes e individuos que la componen.
Mire la entrevista completa aquí.
-Entonces las abejas tienen distintas funciones al interior de una colmena ¿Cuáles son estas labores?
-Están las abejas obreras, que son las que conocemos, las que pican. Son las que buscan la miel, buscan el polen, las que hacen todo el trabajo. También están los zánganos y lo único que hacen es fecundar a la reina, es para lo único que sirven. La reina es el último individuo y básicamente es el sustento de la colmena, la que pone huevos.
Sobre la función de la abeja reina abunda: “Permite la multiplicación, permite que crezca la colmena que haya más abejas y a más abeja más grande la colmena. Más abejas pueden trabajar y más alimento recolectar. Hay una sola reina por colmena”, aclaró.
-¿Hay límites para el tamaño de una colmena?- le preguntamos.
-No, el límite se lo da al espacio donde se genera la colmena. Puede ser que un hueco de un árbol no sea tan grande y entonces no tenga tantas abejas, crecen hasta donde haya espacio. Pero una colmena está rondando entre aproximadamente 80 y 100 mil abejas, con una reina por cada colmena artificial.
¿Cuáles son los productos que se extraen de una colmena? El joven contesta que la miel que todos conocemos, el polen, la cera, el propóleo y la apitoxina, que es el veneno de abeja y se usa mucho en la industria farmacéutica. “También está la jalea real y como otro producto podríamos poner material vivo que es el comercializamos nosotros”, comentó el joven apicultor.
Según Ezequiel, las mieles tienen distinta consistencia, inclusive varía el color y se debe a las flores desde las cuales se extrae el polen. Es por eso que la visita guiada por “la ruta de la miel”, cierra con una degustación del producto proveniente de distintos lugares.
“Al principio, en la floración la miel sale un poco más clara y al final de la floración sale más oscura. También depende de los cultivos que se dan en la zona, como girasol o alfalfa, que son las especies que se cultivan en la zona. Nosotros en la degustación tenemos mieles de muchas zonas, tenemos miel del Chaco, miel orgánica muy oscura a veces y muy fuerte; miel de Formosa, de Córdoba, Catamarca y San Juan. La traemos de muchos lados para que vean cómo se puede dar la presentación”, concluyó.
El mundo de nuestras abejas es tan maravilloso lastima que nuestro gobierno no da el apoyo que realmente necesitamos los apicultores