La generación de energías sustentables está ocupando muchos de los laboratorios científicos de investigación, donde se busca usar residuos de origen orgánico para usarse como fuente de poder.
En ese sentido, investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) recuperaron pelos de vaca proveniente del residuo de curtiembres para desarrollar pilas de litio-azufre de próxima generación.
El trabajo fue realizado con el apoyo YPF-Tecnologías (Y-TEC), que ya presentó la patente del proyecto en EE.UU.
Victoria Bracamonte, Guillermina Luque y Andrea Calderón recibieron una bolsa de pelos de vaca con “un olor a pis que espantaba”, pero tanto ellas como el resto del grupo del Laboratorio de Energías Sustentables (Laes) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) pensaron que podía ser una materia prima prometedora para crear baterías de litio de próxima generación.
Es así que el resultado en la mesada del laboratorio fue un éxito. Tal es así que Y-TEC, la empresa de YPF y Conicet, decidió patentar el desarrollo en EE.UU.
“Los siguientes pasos son escalar la producción y conectar las industrias de la curtiembre y de las baterías para generar un proceso circular. Esto es a largo plazo”, asegura Bracamonte, doctora en Química, investigadora del Conicet y profesora de la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) de la UNC.
En tanto, Ezequiel Leiva, integrante del Laes e investigador de Conicet y de la UNC, agrega: “Se trata de baterías que podrían llegar a estar en el mercado recién dentro 10 años. Son una tecnología muy distinta a la actual. El desarrollo y la prueba a escala industrial van a llevar tiempo. En todo caso, tampoco reemplazarán a las baterías actuales. Es probable que convivan”.
Según informó la agencia UNCIENCIA de la Universidad Nacional de Córdoba, las baterías actuales tienen un ánodo de grafito y un cátodo de cobalto y níquel. Estos últimos son elementos escasos, caros y contaminantes. Cuando se carga, los iones de litio pasan al ánodo. Así se almacena la energía. Durante el uso de la batería (la descarga) los iones de litio se mueven en el sentido inverso.
Para lograr baterías más eficientes se deben resolver varias limitaciones de este proceso, como la cantidad de ciclos de carga-descarga capaz de soportar la batería, la velocidad de carga y su densidad de energía. Todo ello sin comprometer su seguridad, esto es, evitar sobrecargas, sobrecalentamientos y cortocircuitos.
Utilizar el azufre como cátodo podría generar una mejora en estas cualidades, además de ser un elemento más abundante y menos contaminante y menos costoso. Es decir se obtendría una batería más sustentable. Pero este azufre necesita un “esqueleto” en donde adherirse para formar el cátodo. Aquí es donde viene el pelo de vaca.
Nota larga al vicio. No completa la explicación