El proyecto de ley de fomento y desarrollo de la Agroindustria, que armó el sector y que el gobierno anunció luego como suyo, está durmiendo en los despachos de los legisladores que en lugar de trabajar para el crecimiento del país terminan operando, casi en exclusividad, en función de la política partidaria, es decir de ellos mismos.
Manuel Chiappe, director general de la Fundación Barbechando, que está dedicada a seguir los temas del agro en el Congreso y a brindar asesoramiento, lo resumió de este modo: “La campaña se llevó puesto al Congreso. En el año hubo solo 6 sesiones contra las 10 del año pasado (que también fueron pocas, claramente). Se aprobaron 20 leyes contra las 39 del 2022. Un cuarto de las comisiones de diputados no tuvo reuniones en el semestre y casi dos tercios de las comisiones en Senado no se reunieron a trabajar”.
La realidad argentina es por demás compleja. Tras perder en las PASO el gobierno decidió devaluar el retrasado tipo de cambio oficial. Eso empobreció más el salario en una sociedad que tiene casi 50% de pobres y una agenda de temas por resolver muy importante.
SI este año no se hizo casi nada (pero todos los legisladores cobraron y mucho), el año pasado tampoco hubo mucha actividad legislativa, ya no se distingue entre un año electoral y el que no tiene comicios: “Esa parece ser la nueva normalidad del congreso”, dijo Chiappe en diálogo con Bichos de Campo.
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De los 2.200 proyectos de ley presentados, solo 6% tienen que ver con la Agroindustria. Pero eso es más de un centenar. Los que llegaron a registrar avances son solo dos. “Uno es sobre la trazabilidad en la pesca y otro sobre la producción orgánica”.
“El Congreso no trabaja sobre los problemas de fondo del agro, como la infraestructura, la carga tributaria, las economías regionales. El Congreso está desenfocado y hay que empoderarlo”, se lamentó el integrante de Barbechando.
Respecto del proyecto de ley que generó el Consejo Agroindustrial Argentino y que luego tomó el oficialismo -claro que quitando el capítulo de la rebaja y quita de retenciones- Chiappe indicó: “No prosperó a pesar del acuerdo político con la oposición y de los beneficios que generaba a la producción como desgravaciones impositivas y otros incentivos”.
“Aun hay esperanza de que pueda avanzar pero es difícil que el congreso rompa la inercia”, consideró. El proyecto tiene vigencia hasta marzo. El gobierno para aprobarlo debería convocar a sesiones extraordinarias, aunque de por medio están las elecciones presidenciales y la política tiene todos sus cañones puestos ahí, en su reinvención para quedarse en el poder.
“Hasta marzo del año que viene tiene estado parlamentario porque fue presentado por el diputado Casaretto de Entre Ríos en marzo de este año, pero él se va, se termina su mandato en diciembre y entonces pierde a su legislador cabecera, eso tampoco ayuda”, se lamentó Chiappe.