Los registros históricos muestran que los controles de precios y los cierres exportaciones no funcionaron nunca para contener los picos inflacionarios generados por las expansiones monetarias desmedidas. Sin embargo, nos contactó un experto –que prefirió no revelar su nombre– para explicarnos que esta vez será diferente.
El consultor, quien tampoco quiso contestar si tenía algún vínculo con el gobierno, mencionó que ahora están dadas las condiciones para que el cierre de exportaciones de carne vacuna tenga el resultado esperado.
“El problema es que estas medidas siempre se tomaron sin un sustento técnico adecuado, pero con una gestión que se caracteriza por tener una buena conducción económica, las probabilidades de éxito son demasiado elevadas para poder imaginar un resultado poco favorable”, indicó el experto.
El consultor además recordó que, si bien incrementar artificialmente la oferta de un producto contribuye a contener los precios internos, tampoco es necesario desestimar el gran aporte de la demanda en la materia.
“Es evidente que una población tan diezmada económicamente como la Argentina no tiene gran capacidad de compra y, en ese sentido, no cabría esperar que el aumento de la hacienda se pueda trasladar completamente al mostrador”, afirmó.
Cuando lo consultamos sobre el “factor cultural” que hace que los argentinos, en situación de crisis, resignen muchos consumos pero mantengan su cuota de carne vacuna en la dieta –más allá de lo que suceda con los precios–, el experto argumentó que ese razonamiento no se ajusta el actual proceso de cambio cultural.
“Ese argumento podía ser viable cuando, en promedio, las familias argentinas cumplían con las cuatro comidas diarias, pero con dos o incluso una comida por día, no sé si están dadas las condiciones para que pueda cumplirse”, aseguró.
“Además, mucha gente eso no lo hace por necesidad, sino para alinear sus consumos con el cuidado del planeta y contribuir a que el país pueda lograr alcanzar los objetivos asumidos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)”, añadió.
-¿Usted cree que la falta de poder adquisitivo y la crisis económica puede relacionarse con el compromiso ambiental? ¿No es un tanto rebuscado esa argumentación? –preguntamos.
-De ninguna manera –respondió el experto–. Todos los que están criticando a la actual gestión no tienen en cuenta los grandes avances que se están logrando en materia de reducción de emisiones de GEI y lo importante que es eso para sentirnos en paz con nosotros mismos; de nada sirve tener la “panza llena” si el sentimiento de culpa climático no nos deja dormir.