Lisandro Vada es un joven ingeniero agrónomo que trabaja como responsable comercial de Precision Planting en la zona central de la Argentina. La empresa que lo contrató, como otras icónicas firmas tecnológicas, nació en los Estados Unidos dentro de un garage en los años ’90, aunque ha crecido. Fue comprada por la multinacional de la maquinaria Agco y “ya hace diez años que estamos en el país, con un equipo bastante consolidado como compañía”.
“Tenemos un departamento de Ventas, un departamento de Agronomía, un departamento de Marketing, un departamento de Ingeniería de Desarrollo que hace Investigación de desarrollo, y de adaptación”, enumera Lisandro, que además cuenta que van creciendo rápido en la Argentina. “Durante muchos años tuvimos todo centralizado en General Rodríguez, pero este año inauguramos nuestras nuevas oficinas en el Centro Tecnológico Precisión Planting en Arroyo Seco”, se ufana.
Vada explicó que Precision Planting “es una marca bastante independiente, con línea directa con Estados Unidos: Con Agco acá lo que tenemos es toda la parte de administración con la cual trabajamos en equipo lo que es la parte venta, pero es una compañía bastante autárquica”.
-¿Y qué es lo que hacen? ¿Cómo lo definís?
-Todo arranca con medir. Es detectar los problemas que el productor hoy está teniendo para alcanzar el potencial de rendimiento. Y cómo esos problemas se ven afectados desde la labor humana, de la mano de obra, de lo que nosotros podemos hacer con nuestra maquinaria y con nuestra decisión. Entonces nosotros vemos todo el proceso de siembra, cuáles son cada uno de esos puntos que nos impactan derecho en el potencial de rendimiento. Por ejemplo, diciendo mi dosificador no tiene que ir a fallas. O diciendo, mis semillas en el surco tienen que estar espaciadas igual; diciendo que mi sembradora en todo el lote tiene que tirar la población que yo quiero, tanto si hago dosis fija o dosis variable. Si quiero tirar 80.000 semillas y 100 kilos por hectárea de fertilizante. Eso mi máquina lo tiene que hacer en todos los puntos del lote. Se trata de ir adaptando la maquinaria a las necesidades”.
En el mismo sentido, Vada remarca que “un tema muy importante que venimos hablando hace muchos años pero hoy tenemos una solución completa, es en la cuestión de cómo impacta mi equipo en la emergencia del cultivo. Nosotros buscamos que cada planta emerja al mismo tiempo. Tratamos de que todo ocurra en el mismo día”.
“Hay un factor que es semilla, pero hay muchos factores que son de la maquinaria y que, si nosotros no hacemos las cosas bien, no podemos discernir qué es semilla y qué maquinaria. Entonces, si mi cuerpo de siembra no tiene un sistema de carga confiable que me asegure la profundidad de siembra, independientemente de la condición del suelo, yo voy a tener variación en la profundidad, porque donde estoy más duro no va a clavar la sembradora y va a dejar la semilla muy arriba”, señala.
Ante esa situación dijo que trajeron al mercado “un sistema desarrollado justamente para resolver ese problema de la profundidad inconsistente, que se llama Delta Force, que es un cilindro electro hidráulico que lo que hace es ajustar la carga del cuerpo línea a línea, o sea, es independiza cada surco y lo hace planta a planta”.
“Cinco veces por segundo, ajusta la carga, le aplica, le quita carga porque detecta mediante un sensor si está más duro o está más blando de suelo y le ajusta la carga para no perder profundidad de siembra y no compactar el suelo por echarle kilos de más al suelo”, indicó. Y agregó: “Si mi sistema de carga no aplica los kilos suficientes al cuerpo, vamos a perder profundidad de siembra. Y esa semilla quedo más arriba de la línea húmeda y ya emerge más tarde, y ya perdemos kilos por eso”.
-Hay que estar medio loco para empezar a calcular a qué profundidad metes la semilla y si es parejo.
-Es cierto, pero si yo pongo la T en cinco centímetros y mi sistema de carga se tiene que asegurar que la niveladora esté siempre en cinco, que no pierda carga. Con eso empiezo a atacar la emergencia. Después, tenemos un sistema de tapado revolucionario, o sea que reemplazamos el carrito tapador por un sistema nuestro, que lo que hace es dejar de tener un sistema tradicional con un carro, con un resorte que simplemente arrima tierra al surco para taparlo, a tener un carro con dos etapas, dos ruedas adelante que son dentadas, y unas rueditas atrás que actúan tipo rolito, qué es lo que hacen las ruedas dentadas.
¿Y cómo funciona? Esas rueditas “rompen la ‘V’ corta que formamos, una vez que se depositó la semilla, tapa el surco de abajo a arriba y los rolitos de esas ruedas selladoras que van atrás en la segunda etapa van nivelando y sellando la superficie. Entonces me queda la superficie nivelada, siempre sin tener montañita y sin tener camellón”.
El sistema diseñado por esta empresa, de ese modo, “elimino toda compactación que se pueda generar por el tren de siembra de adelante”, y además “lo que hace es ir ajustando la densidad al suelo para que la densidad del suelo por encima de la semilla sea la misma”.
“Ese sistema se llama Furrow Force, de hecho, al Delta Force y al Furrow Force, nosotros lo ponemos a prueba”, dijo, mientras un tractor y una sembradora, hacían una dinámica de siembra.
-Si yo tuviera invento de ese calibre, que vos decís son eficientes porque la emergencia de los cultivos es pareja, potente, yo lo vendería con mi máquina ¿Por qué ustedes lo venden separado para adaptar a cualquier máquina sembradora?
-Nosotros lo que hacemos es reformar la sembradora que tiene el productor, de cualquier marca -respondió Vada-. Hay un trabajo de adaptaciones y de desarrollo local para poder llegar a todos los cuerpos de siembra, porque vos no podés agarrar y decir pongo un dosificador o un cilindro en cualquier cuerpo de siembra, sino que requiere una ingeniería atrás para lograr adaptarlo.
Ante la observación de que la Argentina tiene muchas fabricantes de maquinaria, en especial de maquinaria, el responsable comercial de Precision Planting dijo: “Eso es lo que nos pasó, y ahí es donde entra en juego todo el gran laburo que hace nuestro equipo de ingeniería. Nosotros nos encontramos durante muchos años con el inconveniente de que la mayoría de los cuerpos de siembra argentinos no eran compatibles y no los podíamos montar”.
Detallando la cuestión explicó que “el timón donde apoya el tubo, principalmente es recto en el cuerpo de siembra argentino. Nuestro tubo de bajada es curvo y no entraba ahí, y nosotros no rompemos el cuerpo. Entonces, qué se hizo: durante muchos años no las podíamos adaptar y se inició un proyecto que se presentó comercialmente. Es el cuerpo de siembra que se llama Adapter, desarrollado por ingeniería argentina para las condiciones Argentina”.
“¿Qué hacemos? Tu sembradora no se puede adaptar, Desmontamos el cuerpo de siembra original, montamos el cuerpo de siembra nuestro y se puede ponerle tecnología. Mantenés tu chasis, mantenés tu sembradora. Pero tu sembradora a lo mejor es del año 98 y ahora tiene valor, cuando antes no lo tenía o estaba para el descarte. Estamos revalorizando el equipamiento que ya tiene el productor, con el agregado de la última tecnología”, remarcó Lisandro.
-¿Tienen mediciones respecto del impacto de esta tecnología?
-Ahí está la pirámide del rendimiento, que es en lo que se basa en nuestro laburo -dijo Vada, señalando un cartel- De singulación para arriba es la parte espacial. En singulación, en promedio, siempre hay que medir el lote al lote, pero en promedio tenemos estudiado que Argentina pierde 500 kilos de maíz por hectárea.
-¿Cómo es eso?
-La Argentina siembra a 92% promedio de simulación, es decir, los dos indicadores, globales y nacionales, tiran un 8% de fallas y o dobles, y eso nos cuenta en promedio 500 kilo por hectárea. Nuestro dosificador no tira ni fallas ni dobles. Entonces le estamos ganando esos 500 kilos por hectárea que perdemos con el dosificador.
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Vada asegura que tienen todo estudiado y después hay que medir lote de lote. “Pero en promedio de todos los estudios que hicimos nos da 500 kilos, en espaciamiento se pierde un poco menos. Si tenés un mal espaciamiento desde regular a mal, puedes perder entre 200 o 400 kilos, y después, en población, que no hablamos de la población agronómica, en decir yo tiro tanta semilla por hectárea y tengo la curva de población, sino en el laburo mecánico de la máquina y principalmente el corte. El corte de línea por línea, para no solapar en cabeceras, cuánto nos ahorra a nosotros y nos hace ganar en rinde por no solapar. Entonces, Por eso población por ahí aparece arriba, es más que nada por cuán asertivos somos nosotros en la población del lote, y después en la emergencia se pueden perder 500, 600, 1000 kilos. Hacer una mala emergencia nos puede costar 1.000 kilos de maíz”, remarca.
“Nosotros, cuando hacemos estos estudios, calculamos cuánto se pierde por singulación. Todos los otros factores están bien. Usamos una sembradora experimental nuestra con toda la tecnología, y no metemos ruido de la emergencia. Solamente estudiamos falla y doble, solamente estudiamos espaciamiento. O sea, en cada una de las variables te da esa cuenta. Entonces vos al ir ajustando tu siembra, tu proceso, tu equipamiento, te va haciendo ganar esos kilos”, comentó.
Avanzando en el perfeccionamiento pretendido, Lisandro muestra un barre rastrojo (el nombre es Reveal), que es para barrer y limpiar antes de que pase todo y no enterrar rastrojo con la semilla, para evitar problemas. Para que el rastrojo no compita con la humedad y para que el rastrojo no sea fuente inóculo para la semilla.
“El rastrojo tiene que estar en el entre surco, no en el surco, en el surco después voy a tener cultivo vivo. Entonces, yo muevo el rastrojo hacia los costados para poder poner la semilla en el mejor ambiente, en el ambiente más lineal ¿Y cuantos kilos me hace ganar? Depende de la condición, pero me puede estar haciendo ganar 500 ó 900 kilos. Hay que medirlo siempre de lote a lote”, se entusiasma más el joven agrónomo.
-¿Cómo está creciendo esta tecnología?
-Nosotros venimos viendo que hay un avance muy grande de lo que es toda la tecnología, y de hecho nuestras tecnologías son modulares. Desde lo primero que se sacó hasta hoy, viene creciendo bastante. El productor que realmente sale y mide, y nosotros alentamos y vamos con ellos a medir, lo ve y lo incorpora. ¿Por qué? Porque no solamente le da ganancia de rinde, sino también que le simplifica la labor. Todas las tecnologías que tenemos son simples, son de uso simple, cualquiera puede aprender a usarlo y te simplifica.
-¿En tu caso parece que tuviste que limpiar los chips de agronomía e incorporar un montón de conocimiento de mecánica?
-Acá en Precisión Planting se aprende de todo. Se aprende de mecánica, de electrónica, de hidráulica, sumado a la agronomía.