En el marco de una reunión de Delegados, Directores y Socios de varios distritos bonaerenses realizada en Chascomús, la Sociedad Rural Argentina (SRA) presentó un informe sobre el “Impacto de la sequía en Buenos Aires”, que concluyó que las pérdidas en territorio bonaerense serán de unos 8.500 millones de dólares respecto del año pasado.
“La economía bonaerense tendrá 8.466 millones de dólares menos que en 2022. Desde agosto, la producción de Buenos Aires estuvo afectada en su totalidad por la sequía, especialmente la región del este, que desde noviembre hasta febrero sufrió sequía severa”, indica el estudio.
“El informe es bastante categórico. Llegó el momento en la Argentina de tomar un camino con un rumbo más productivista para que pueda empezar a desarrollarse y ser un lugar más ameno para vivir. Más allá de lo que discutamos, hablemos de las cosas sobre las que sí podemos ponernos de acuerdo”, dijo Nicolás Pino, presidente de la SRA.
Tomás Palazón, director de la SRA, expresó que por su tamaño y productividad, Buenos Aires fue “la provincia es la más afectada tras 10 meses de seca, en tiempo y cobertura”. En rigor, para todo el país se han estimado pérdidas de entre 18 y 20 mil millones de dólares. Buenos Aires explica de 35 a 40% de esa pérdida.
La Niña dejó por el momento, una caída de la producción agrícola récord del 42%, la soja y el maíz producirán la mitad de lo hecho en 2022; y el trigo cayó un 40% y solo la cebada supera a la del 2020/21. Con relación al stock bovino, el 17% sigue en área de sequía severa.
En el informe se establece también que “Los puertos de Buenos Aires están recibiendo entre un 50% y 55% menos de camiones que el año pasado”.
En base a ese diagnóstico, la SRA reclamó “volver a impulsar la actividad, es necesario aliviar la carga y tomar decisiones urgentes como: política tributaria provincial, caminos rurales y cuencas hídricas; políticas para la planificación de inversiones y gestión del mantenimiento y mejoramiento de los caminos; conformación de la Mesa de Seguridad Rural; Ley de Emergencia, menos burocrática, más flexible y consistente a la situación; y que se modernice la gestión del BAPRO, entre otras medidas”.