Los dólares bajo el colchón o unos cuantos miles de pesos ocultos en el baño del despacho de una ministra de Economía. Las sobras de la comida en el freezer y hasta un puñado de caramelos media hora adquiridos en el kiosko de la esquina. En contra de la tendencia universal, la Argentina es el reino de las bolsas de plástico.
Algo menos de la mitad de la cosecha de granos, como los dólares bajo el colchón, también se guardan en bolsas plásticas. Son bastante más grandes, por cierto, y resistentes que las demás. En general son de color blanco aunque tampoco han escapado a las reglas de márketing y también las hay rosadas.
Bolsas, bolsas. Bolsas por todos lados y en todos los campos. Son claramente poco resistentes (y si no basta con recordar los ataques arteros de la militancia K, que con un simple cuchillo Tramontina desparramaban por los suelos cientos de toneladas de granos). Pero a los argentinos las bolsas de plástico nos brindan mucha seguridad. Resulta raro: pese a sus fragilidad, nos brinda mayor confianza tener nuestros dólares o nuestros granos cerca nuestro, y no depositados en un banco o en el silo de la zona.
Esta introducción para presentar un interesante informe hecho por los economistas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) sobre la actualidad de los silo-bolsas en la Argentina. Iremos presentando los datos duros presentados allí y algunas de las conclusiones en torno a este fenómeno, porque de ese se trata. Bienvenidos a la Argentina, donde lo frágil es valorado como seguro. Y donde la inventiva reemplaza a estructuras que deberían ser mucho más sólidas y permanentes.
Alberto Mendiondo: “El silobolsa resuelve problemas logísticos y facilita cuestiones comerciales”
Las bolsas se fabrican con polietileno de baja densidad de aproximadamente 250 micrones de espesor, fabricado por el método de extrusado. Las dimensiones de los silos bolsa pueden ser considerables. Un silo bolsa típico con capacidad de almacenamiento de 200 toneladas consiste en un cilindro de unos 75 metros de largo y 2,70 metros de diámetro.
“La tecnología de almacenamiento de granos en bolsas plásticas ha sido un desarrollo clave que ayudó a incrementar la eficiencia y la coordinación del sistema de comercialización de nuestro país. De bajo costo, fácil implementación y alta eficiencia, esta modalidad se consolidó como una alternativa viable para almacenar y conservar las cosechas”, arranca el trabajo de la BCR.
Según el documento, se estima que en las últimas campañas se acopiaron en bolsas plásticas un promedio de cerca de 45 millones de toneladas. Esto es algo menos de la ultima cosecha afectada por la sequía, o un 40% en años más normales. La razón de semejante penetración es más que obvia, ya que “el silo bolsa es una innovación que permitió hacer frente a la problemática del almacenamiento de granos en Argentina”.
Aquí esa doble lectura eterna sobre las cosas que aquí suceden. Los argentinos fuimos capaces de resolver el problema que teníamos para almacenar una de las cosas más valiosas, la cosecha. Pero según explica bien la BCR, fue debido a que esa necesidad chocó contra “la falta de financiación para ejecutar estas inversiones en capacidad de almacenamiento fijo propio”. ¿Qué quiere decir? Qué en otros países del mundo los productores habrían obtenido créditos baratos para levantar silos de chapa en sus campos, pero aquí no existe esa alternativa.
Hay otra razón que explica la difusión veloz de las bolsas: aquí entre 60 y 70% de la agricultura extensiva se realiza sobre campos arrendados, y entonces mal invertiría el productor en instalaciones fijas en un campo que quizás deba devolver al año siguiente. Y menos descontarían los dueños de esos campos del costo del alquiler esa inversión en infraestructura. Ellos prefieren los dólares cash, para meterlos seguramente dentro de una bolsa.
Como sea, dice el trabajo de la BCR que las bolsas plásticas han permitido aumentar la capacidad de almacenamiento de granos en origen, el propio establecimiento productor. Y que esto tiene, como es obvio, ventajas para quien produce, ya que “el sistema permite flexibilizar la planificación de las ventas y, por consiguiente, aumentar la eficiencia de la logística de comercialización de la producción agrícola, al existir un mayor margen de tiempo para despachar la producción a destino”.
Los expertos de la Bolsa desmienten aquello de que el silobolsa pueda sumarse a la larga lista de inventos argentinos: nuestra inventiva alcanzó solamente a sacarle el mejor provecho. La tecnología de conservación de granos fue introducida en 1994 desde Europa y a partir del año siguiente el INTA comenzó a realizar los primeros ensayos.
Cerca de 60 millones de toneladas se embolsaron esta campaña
Luego, de la mano de la soja transgénica introducida el país en 1996, que se difundió muy rápidamente y multiplicó el tamaño de la cosecha, las cosas explotaron. “El crecimiento sostenido en su uso -se utiliza tanto en el campo como en acopios y puertos- generó condiciones propicias para el desarrollo de una industria asociada a ella, como la fabricación de silo bolsas y la maquinaria necesaria para embolsar y extraer” los granos de esa bolsa gigantesca.
“Actualmente el paquete tecnológico que incluye silo bolsas, embolsadoras, extractoras y carros tolva autodescargables se exporta a más de 50 países, principalmente Brasil, Uruguay y Sudáfrica, según información de la Secretaria de Agroindustria”, dice el trabajo de la BCR. Esas exportaciones no tradicionales alcanzaron en 2012 los 35 millones de dólares. “Y en los últimos años se estima que cada año se exportan bolsas argentinas por más de 50 millones de dólares”, dice el trabajo de la BCR.
Es decir, los argentinos estamos tratando de contagiar nuestra manía de guardar todos nuestros valores en bolsas plásticas al resto del mundo.
Pero el mayor mercado sigue siendo claramente aquí. Los expertos calcularon que cada año “se consumen en nuestro país cerca de 65.000 toneladas de plásticos para fabricar diferentes productos para la agricultura. De ese total, los silos bolsas demandan cerca de 25 a 30 mil toneladas por año, cerca de un 40% del total”.
La cooperativa ACA recuperará desde este año las 6 mil toneladas de plástico que envía al campo
Sería genial si funcionara un sistema de reciclaje de esa gran cantidad de plástico, pero el mismo todavía está en veremos. Hay experiencia interesantes para el reciclado de los silobolsa, como la que desarrolla la cooperativa ACA en Santa Fe, pero que es exclusiva para sus asociados. Para todos los demás, la red de centros de reciclaje es muy incipiente.