Este fin de semana, en su habitual informativo semanal, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) calculó los daños que la actual y grave sequía provocará en la economía de la provincia de Santa Fe. Evaluó el dinero perdido en unos 5.100 millones de dólares, y comparó esa cifra con el equivalente a 211.000 vehículos Fiat Cronos, el modelo más vendido en lo que va del 2023.
Quien dirige desde hace muchos años el equipo de economistas y técnicos que realiza esos cálculos y nutre permanentemente de información fiable al sector agroindustrial argentino se llama Julio Calzada. Bichos de Campo lo entrevistó justamente para conocer qué impacto podría tener la escasez de lluvias de los últimos años sobre la economía, ya no solo sobre la cosecha de granos de de Santa Fe sino la de todo el país. “Pobrísima”, es el adjetivo elegido para definir el estado de cosas.
“A ver. En soja estamos teniendo una estimación de 23 millones de toneladas cuando esperábamos 45 o 49 millones de toneladas. Estamos prácticamente en la mitad de lo que eserábamos a principios de la campaña. Y respecto del potencial, estamos muy por debajo de prácticamente el 40% (La Argentina llegó a producir 60 millones de toneladas en 2015). En maíz, que se esperaban 54 millones de toneladas, la última estimación es de 32 millones de toneladas”, resumió el especialista, que añadió: “tenemos que ver si estos números son los definitivos”.
-¿Pueden llegar a seguir bajando porque todavía la gente está cosechando?
-Sí, la gente está cosechando y se está encontrando mercadería de muy mala calidad granos verdes principalmente. Hay una flexibilización de parte de los exportadores para recibir esta mercadería. Pero hay todavía una indefinición. Quizá de los 23 millones de toneladas de soja estemos tal vez un poco más abajo. La situación realmente ha sido un golpazo de un impacto impresionante y que va a afectar la economía argentina. Sin duda que ya se está viendo.
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Según el economista de la BCR, ese impacto sobre la economía “ya se está viendo con las tensiones cambiarias que se presentaron en estos días. Esto tiene que ver con que a la economía argentina le van a estar faltando unos 15 mil millones de dólares. Normalmente el campo y la agroindustria aportan entre 40 y 45 mil millones. De ahí faltarán entre 15 y 17 mil millones de dólares de divisas que no estamos cosechando”.
Hay otros modos de medir el impacto de una cáida tran drástica en la producción de los principales granos. “Lo que se ve en el interior profundo es que hay casi 1.700.000 viajes de camión menos. En el Gran Rosario entran todos los años entre 2 y 2,5 millones de camiones con granos a las fábricas y a los puerto. Con la pérdida de 50 millones de toneladas de trigo, maíz y soja, son casi 1.700.000 camiones de menos”, precisó Calzada.
“Esto en el interior profundo es menos transporte, un gran problema para los camioneros; menos consumo de gasoil; menos consumo de semillas, fertilizantes. Todo esto va a afectar la campaña siguiente, Pero concretamente la sequía ya está afectando el interior profundo. Falta esa plata. Son casi 15 mil millones de dólares que los productores no van a tener y eso en el interior se va a sentir y luego se va a trasladar a la ciudad”, añadió.
Luego repitió: “La estimación que nosotros hicimos nos da entre 15 y 17 mil millones de dólares aproximadamente que faltarán, entre lo que se dejó de ganar y la suma de lo que efectivamente se puso en el campo y se perdió. Es que las áreas que no se cosecharon son casi 3 millones de hectáreas, una barbaridad (es cerca del 10% de la superficie agrícola total). Una cosa increíble. Ese es el impacto que va a sentirse muy fuerte y que se va a sentir en la ciudad”.
-¿Cómo salen de este entuerto los productores? Porque tienen que volver a sembrar…
-Nosotros vamos testeando, con corredores, con acopios, es que hay una intención de prácticamente todo el sector de ir dándose pedal. Todos saben lo que pasó, todos son conscientes. Pasar a la campaña que viene, esperar los 4,5 millones de dólares que puede traer el trigo si llega a llover y tenemos la reservas de agua, para después ir al maíz y a la soja, para así tratar de cumplir con los compromisos que no se cumplieron. Hay corredores que, por ejemplo, han dado financiamiento a productores. Ellos tienen los cheques. Ahora tratan de alguna forma de ir cubriendo esto. Hay una una intención de darse una mano. Lo que pasa es que hay productores que llevan dos y en algunos casos tres campaña seguidas de pérdida, en Córdoba por ejemplo.
“Por el momento hay una sana intención de la cadena de tratar de alguna forma de de ir buscándole la vuelta, como para pasar a la campaña que viene”, repitió Calzada enfatizando que será la propia cadena agrícola, al parecer sin demasiada ayuda de los gobiernos, la que refinanciará las deudas para pasar el mal trance.
-Explicame lo de la tensión cambiaria. ¿Qué relación hay entre el faltante de divisas agrícolas y el mercado del dólar?
-En el mercado cambiario hoy tenemos un mercado oficial, que está 220 pesos, donde exportaciones e importaciones se liquidan por ese valor, y aquel que quiere hacerse de una dolarización determinada, mete dólar bolsa o va directamente al contado con liqui. Después está el mercado del dólar blue, que es muy sensible a las expectativas de la gente, pero que en realidad tiene volúmenes muy bajo. Algunos hablan de 6 o 7 millones de dólares diarios. Las divisas tienen que ver con las exportaciones. Este año van a faltar estos 15 o 17 mil millones de dólares de exportaciones, y esto hace que el Banco Central tenga que limitar muchas las importaciones. Tiene que sentarse sobre los pocos dólares que entran y no gastarlos en importaciones y o en viajes de turismo. Entonces todo empieza a intercomunicarse. El gobierno no tiene esos dólares, muchos importadores hacen sus costos y no toman a 220, sino que están tomando el dólar bolsa. Como se restringe el dólar oficial, mucha gente va hacia otros mercados y empieza a inflar la demanda de dólares. Además se genera esta expectativa, faltan dólares. La cotización de 220 no alcanza, el tipo de cambio tiene que estar más alto y por lo tanto empieza toda una vorágine de reajuste cambiario.
-¿Entonces la sequía termina pegándole no solo a los productores sino a toda la economía?
-Sin duda que esta sequía ha sido la peor noticia para la economía. Justo el año electoral era en el que teníamos que tener por lo menos los dólares y las exportaciones en condiciones, como sucedió el año pasado. Fueron casi 88 mil millones de dólares en bienes exportados y casi 10 mil millones de servicios.
-¿Y qué pasa con la recaudación de impuestos? ¿También está relacionada con la sequía?
-El segundo flanco débil de la economía es el déficit fiscal. La sequía agrava la situación de déficit. Nosotros, en el área del departamento de studios económicos, estamos estimando que habrá 7 mil millones de dólares menos aproximadamente de recaudación de impuestos como producto de esta sequía. La economía argentina tiene una recaudación de tributos nacionales en el orden de los 140 mil millones de dólares.
-¿Y cuándo se podría normalizar el aporte de divisas e impuestos desde el agro?
-Tenemos un año electoral. Yo creo que la normalización va a depender mucho también del mercado cambiario, porque acá hay también cuestiones especulativas que habrá que ver cómo continúan. En un escenario favorable, el primer alivio lo va a dar el trigo, esos 4.500 millones de dólares que por ahí el trigo genera en noviembre y diciembre, si tenemos agua y hay una buena producción. Ahí entra el primer flujo. Después hay que esperar el maíz y la soja.
-¿La propia cadena agrícola va a ser solidaria para renegociar las deudas y para financiar la nueva campaña?
-Yo creo que sí. Todos los años hacemos un estudio de los cultivos principales. ¿Cuál es la inversión que se hace anualmente? En algunos años nos ha dado 10 mil millones de dólares. Las últimas estimaciones nos daban 13 mil millones. De esa plata, solo el 20% lo ponen los bancos. Contrariamente a lo que uno piensa, casi un 50% de ese financiamiento lo pone en corredores, los acopios, los proveedores de insumos, etcétera. O sea que estamos hablando de 6.500 millones, que es lo que el propio sector va a ir financiando como se pueda.