En noviembre pasado, luego de una feroz helada que destruyó buena parte de la producción frutícola argentina, el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció en Mendoza un dólar especial para las economías regionales para diciembre, que luego no se concretó.
La idea se retomó recién en abril, cuando el mismo Massa expresó preocupación por el deterioro de la “competitividad exportadora” que muestras las actividades regionales y sacó a relucir un “dólar agro” de 300 pesos, que no regiría sólo para la soja, dijo entonces, sino también para el resto de los productos.
Finalmente, en el decreto reglamentario, emitido el 10 de abril, se alimentó la ilusión de que todos los sectores productivos ingresarían en esa posibilidad de mejorar sus números de exportación, pues se cita como beneficiarios a todos los capítulos de universo arancelario agropecuario, incluidos los cereales, las carnes y los lácteos. Pero también se condiciona el acceso al tipo de cambio especial al cumplimiento de ciertos acuerdos con la Secretaría de Comercio.
Finalmente no sería así y se asigna a la Secretaría de Agricultura, a cargo de Juan José Bahillo, que redacte un listado más acotado de economías regionales a las que se aplicaría el tan mentado “dólar agro”. Este lunes 17 de abril se conoció así la resolución, que menciona apenas un puñado de 20 productos, pero deja afuera a gran parte de las actividades productivas extra-pampeanas. Ingresan el limón, pero no las naranjas (¿por qué?). Ingresa el maní, pero no el arroz (¡por qué!), Ingresan las ciruelas, pero no las peras y manzanas (¿en serio?) Ingresa la lana, pero no el algodón (suficiente; no más por favor).
Este martes 18, como para dejar en claro que el “dólar agro” sería una quimera para unas pocas empresas, el secretario de Comercio Matías Tombolini emitió sus propias reglas complemantarias, definiendo que además de estar en la lista oficial, para participar del régimen las empresas deberán garantizar volúmenes considerables para el mercado interno y a precios acordados con el organismo.
Pero desde el gobierno se insistió en que era falaz esta presunción de que los 300 pesos por dólar iban a limitarse a un puñado de empresas exportadoras adherentes de unas pocas economías regionales. La resolución de la Secretaría de Agricultura, por cierto, dejaba abierta una puerta para que nuevas actividades -con sus respectivas posiciones arancelarias- sean incorporados en el listado original tan “pijotero” emitido por el propio organismo.
“Instruyese a la Subsecretaría de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional (a cargo de Luis Contigiani) para que implemente las instancias de intercambio técnico y/o participación con sujetos o entidades representativas de las economías regionales, con impacto relevante en el abastecimiento del mercado interno, con el objeto de evaluar la actualización del citado anexo (de economías seleccionadas) y promover esquemas que permitan el traslado del beneficio a productores generado a partir de la adhesión al Programa”, dice el artículo 2 de la resolución 138/2023, que es la que determinó la primera lista.
En las últimas horas, a Bichos de Campo llegaron algunas noticias de economías regionales que estaban pujando por ingresar al operativo “dólar agro”. Por ejemplo, los exportadores de cítricos dulces de la Mesopotamia se llevaron la ilusión de que serían incorporados la semana que viene. En esas gestiones habría intervenido el gobernador entrerriano Gustavo Bordet, un aliado del oficialismo.
Porque parece ser que en este tipo de discusiones no priman los criterios técnicos o económicos, sino más bien los políticos: la llave del éxito sería pasar por el despacho del mismísimo Massa para lograr ser aceptado en la “primera división” de las economías regionales, que son las que podrían aspirar al “dólar agro”. Luego de la bendición política, pues hay que circular por los pasillos de la Secretaría de Agricultura para confirmar que están en la lista.
¿Pasar por el despacho de Sergio Massa? ¿Será posible que haya que hacerlo para ingresar al dólar agro?
Que cada uno piense lo que quiera. El Ministerio de Economía informó esta tarde que Massa almorzó con Alberto Weretilneck y Rolando Figueroa, los dos gobernadores que resultaron electos tras las victorias obtenidas en los comicios de Río Negro y Neuquén.
“Durante el encuentro, avanzaron sobre la incorporación de la fruta al programa de incremento exportador para promover mayores exportaciones de pera y manzana, tanto en Neuquén como en Río Negro”, precisó el comunicado oficial, alimentando las expectativas también de los exportadores del Alto Valle patagónico de cobrar acaso los 300 pesos por dólar exportado esta campaña (que ya está bien avanzada).
Si Massa alimentó la posibilidad de que peras y manzanas también reciban el “dólar agro”, la pregunta pertinente es: ¿por qué no las incluyó en el listado original? Misterio. O brutal improvisación.
Como sea, por la tarde un comunicado de Agricultura confirmaba que “arroceros, citricultores y productores de peras y manzanas se sumarán al Programa de Incremento Exportador” (el nombre técnico del “dólar agro”) y contaba que el secretario Bahillo había recibido a representantes de todos estos sectores. ¿Acaso no sabían de antemano de su existencia? ¿Qué es lo que se logró destrabar para que los incluyeran más tarde? Lamentablemenete el comunicado oficial no ofrece explicaciones. En todo caso, tanto citricultores como arroceros son economías regionales bien entrerrianas. Bahillo debe conocerlas bien.
Pero faltan: la carne ovina, las cebollas, la cebada, el aceite de girasol, el algodón, la nuez común, la yerba mate, los lácteos, los duraznos y un largo etcétera. Quizás a todos ellos, gobernadores y empresarios de esas regiones, les convenga ir pidiendo cita.
Todas las economías regionales son iguales. Pero algunas parecen ser más iguales que otras.