La semana pasada el Mercado Agroganadero de Cañuelas (MAG) se tiñó de fiesta, no por el incremento en las ventas de animales sino por el inicio de los festejos del bicentenario de la llegada de la raza Shorthorn –para muchos la “raza madre”- a la Argentina. El homenaje se centró en Tarquino, el primer reproductor de esa raza que ingresó al país en 1823, apenas unos años antes de Niágara (1862) y Virtuoso (1879), los primeros toros de las razas Hereford y Angus.
Para la Asociación Argentina Criadores de Shorthorn la conmemoración de ese suceso es clave, ya que representó el inició de la mestización del ganado criollo, que se dio primeramente en Buenos Aires y en el Litoral argentino.
Los antiguos registros indican que fue John Miller, un escocés perteneciente a una distinguida familia británica, el encargado de ingresar en 1823 el primer toro de la raza “Durham”, nombre con el que se identificó a los Shorthorn originalmente.
El inmigrante adquirió unas hectáreas de campo en la localidad bonaerense de Cañuelas, donde fundó la estancia “La Caledonia” y relocalizó a Tarquino. Esa ubicación geográfica resalta dentro de la historia nacional ya que fue ahí donde años después, en 1829, Juan Manuel de Rosas y Juan Lavalle firmaron un acuerdo para detener una guerra civil que asolaba a la provincia.
La descendencia lograda por Tarquino se volvió célebre al punto tal de que en la provincia de Buenos Aires, durante más de 50 años, las haciendas vacunas que procedían de las cruzas con dicha sangre fueron conocidas como “tarquinos” o “talquinos”. La historia llegó incluso a las botellas del whisky “The Breeder’s Choice”, donde Tarquino se encuentra codo a codo con sus otros compañeros británicos.
¿Pero qué ocurrió con esta raza doscientos años después de su llegada? Para Fabián García, gerente de la Asociación Argentina Criadores de Shorthorn, “aunque ha mostrado una cierta debilidad frente al cruzamiento con otros pelajes, tras 200 años de adaptación al medio ha conseguido reinventarse y readaptarse a los diferentes cambios en los sistemas de producción que se han dado históricamente”.
“En los registros genealógicos acumulativos de la Sociedad Rural Argentina hay más de 1 millón de cabezas puras sin cruzamiento, y alrededor de 70 cabañas entre Puro Controlado y Pedigree. Mayoritariamente en Argentina el rodeo comercial es cruza entre razas puras, porque eso incrementa la productividad del rodeo llegando a lo que llamamos vigor híbrido. Eso le trae beneficios a los criadores. La raza tiene cierta debilidad frente a eso porque el pelaje negro es dominante y se pone de manifiesto sobre los pelajes de la raza Shorthorn que pueden ir del colorado al blanco. Por ahí vos ves un animal negro pero probablemente sea el 50% Shorthorn y quizás se lo atribuís a otra raza”, explicó García a Bichos de Campo.
A continuación agregó: “Los cruzamientos suelen darse más con Hereford y Angus. Esto tiene un beneficio comercial porque incrementa la productividad de un rodeo en alrededor de un 20%”.
-¿Qué aportó esta raza en la ganadería argentina?- le preguntamos al gerente.
-Todas las razas son buenas y tienen algo para aportar. Dependiendo del sistema de producción en la región donde uno produzca, vas utilizando las diferentes razas. Si vas al norte vas a utilizar raza británica, seguramente cruzada con otras más rusticas que resistan a las altas temperaturas. Ahí vas haciendo un cocktail del cual vas a obtener el beneficio de una y de otra. En la pampa húmeda los cruzamientos naturales son entre razas británicas.
-¿Qué cualidad aporta Shorthorn en particular?
-Aporta habilidad materna, hace que se desteten terneros en buena condición y pesados al destete; mansedumbre; eficiencia de conversión, es un animal que a igual cantidad de alimento que consumen otras razas producen más cantidad de carne; calidad carnicera, los cortes tienen un excelente marmoleo, tienen genes de terneza. Estas cualidades hace 200 años eran atributos subjetivos, hoy ya hay estudios científicos que avalan estas cuestiones.
-¿Estos cruzamientos son positivos para ustedes como criadores de la raza? ¿O luchan frente a esto para mantener un rodeo puro?
-Los criadores comerciales tienen que aprovechar esta herramienta que es el vigor hibrido, que es producto de los cruzamientos. Ahora bien, si no hay razas puras, no hay ese resultado del 20% de incremento de la producción por cruzamiento. Vos necesitás razas puras para producir ese vigor híbrido. Por eso consideramos que hay productores que tienen que trabajar con la pureza racial de la raza para que el productor comercial se vea beneficiado con esa herramienta.
¿Cuál es el futuro de Shorthorn?
-Yo creo que la raza tiene un futuro enorme porque en el mundo hay una gran demanda de proteínas de alta calidad, y Argentina puede producirlas a bajos costos. En esa demanda la raza Shorthorn tiene cualidades y atributos fundamentales para aportar: la calidad de la carne, la eficiencia de conversión, la mansedumbre y la habilidad materna.
Excelente señores ganaderos argentinos, adelante que ustedes son buenos referentes en la producción ganadera. Que Dios Jehová les siga bendiciendo y ustedes sigan generando información valiosa para los ganaderos del resto de Latinoamérica. Saludos…