Si bien los grandes productores de nuez Pecán son Estados Unidos, México y Sudáfrica, desde hace una década se viene consolidando en la región del Mercosur la producción de este fruto seco, que encontró una fuerte demanda en Europa, el Sudeste Asiático y Medio Oriente. En Argentina la actividad pecanera está en plena ebullición, a punto tal de que es prácticamente la única que muestra tasas de rápido crecimiento, con unas 800 hectáreas implantadas cada año, mientras todo el resto de los sectores frutícolas se están reduciendo.
Joaquín Torassa es el presidente del Cluster del Pecán, la asociación civil surgida hace casi diez años y que “nuclea a todos los actores de la cadena, desde investigadores y técnicos hasta los viveristas, productores, comercializadores y proveedores de servicios, con el objetivo de solucionar conjuntamente los problemas del sector”. Torassa es uno de los mayores productores del fruto seco, pues forma parte de Alto Pecán, un gran proyecto que tiene 1.200 hectáreas de cultivo en Villa Parancito. Bichos de Campo se lo encontró en un concurrido encuentro de todo el sector realizado días atrás en Concordia.
-En Argentina los sectores frutícolas en general se están achicando. Llama la atención encontrarnos con un sector que está creciendo. ¿Cuál es el secreto del Pecán?
-El Pecán tiene varias aristas positivas, desde la parte económica, como mercado, a una tendencia a nivel mundial para cada vez alimentarse mejor. Va totalmente en esa línea ya que es un alimento sano. En la parte productiva, si bien la gran contra que tiene son los plazos, porque uno planta y eso tarda algunos años en empezar a producir, una vez que uno lo logra toda su familia puede usufructuar por mucho tiempo.
-La tasa de crecimiento de plantaciones es enorme. He escuchado que suman entre 800 a 1.000 hectáreas por año. ¿Qué pasará a largo plazo?
-Los árboles dan sus primeras nueces recién al cuarto o quinto año. La gran mayoría de la plantaciones que hay en estos momentos en Argentina son de árboles que no están a full, con lo cual si bien ahora estamos hablando de unas 2.500 toneladas de producción, el crecimiento de los próximos años va a ser exponencial. Va a entrar todo de repente en producción y esperamos estar en unos cuatro años en el orden de unas 10.000 toneladas.
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-En este escenario como clúster deben estar negociando con las autoridades una agenda de trabajo. ¿Qué piensan que van a necesitar para poder canalizar toda esa producción?
-Sobre todo la parte de apertura de mercados, que se trabaja con Cancillería, con SENASA y con otros Ministerios. En particular el mercado de China, que es el mercado mundial que demanda las nueces grandes como las que produce Argentina. Nos han acompañado también en la apertura del mercado brasilero, que antes no se les podía exportar. Pero otro de los problemas de los cultivos menores, como el nuestro, es que no tenemos los principios activos (de agroquímicos) registrados, así que se trabaja en ir convenciendo a los laboratorios que vayan registrándolos, lo que es muy importante porque para tener certificaciones de calidad tenés que usar productos que estén registrados.
-Es una agenda muy variada…
-Sí. Nos interesa también la introducción de nuevas variedades que se están produciendo en el mundo. Estamos viendo de importar ese material genético para no quedar desactualizados.
-¿Y cuál es el perfil de los productores que se suman a esta actividad?
-Es el perfil de los productores pequeños, de aquellos que tienen menos de diez hectáreas, es bien variado: el que tiene una quinta y aprovecha para hacer algo; el que tiene una actividad y le mete otra actividad encima; al que le dejaron los árboles y lo sigue. Diferente es cuando es más una inversión en sí misma que requiere más capital, en superficies más grandes. Ahí es gente de ciudad buscando mas un negocio que un cambio de vida.