Entre tanta vorágine informativa y económica pasó casi inadvertida una resolución que tomó la AFIP el último viernes y que establece algunas modificaciones sobre la utilización del Remito Electrónico (REC) que regirá, ahora a partir de noviembre, para el comercio de carne vacuna en el consumo interno.
Básicamente el REC será un documento de respaldo para el transporte de carne, que permitirá identificar a quién vendió la carne y qué comercio minorista fue el que la compró. La AFIP apunta así al blanqueo de los carniceros minoritas, ya que muchas veces los que figuran en facturas resultan ser truchos.
Hasta ahí todo muy bien. Uno podría suponer que se trata de una paso más en el proceso de blanqueo del sector. Pero la letra chica de la norma indica un trato discrecional y despertó críticas entre los operadores, ya que no obliga a que todos utilicen el remito electrónico.
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Según la Resolución 4303, la obligación de implementar esa herramienta de control fiscal será únicamente para los frigoríficos consumeros y los matarifes, en tanto que quedan exceptuados los frigoríficos exportadores y los supermercados.
Dice textual la resolución de AFIP: “Quedan excluidos de las disposiciones los traslados de productos y/o derivados de la faena de hacienda y carnes de las especies bovina/bubalina y porcina, cuando correspondan a operaciones: a) de importación y/o exportación de los mismos, b) realizadas con Consumidores Finales, o c) realizadas por los hipermercados y/o supermercados, entre un centro de distribución y sus distintas bocas de expendio propias”.
La entrada en vigencia de la norma, inicialmente prevista para este mes, ahora se trasladó a noviembre ya que la resolución fue publicada el 31 de agosto y establece que “tendrá vigencia desde el primer día del segundo mes inmediato posterior al de su publicación en el Boletín Oficial”. De todos modos, el REC será de uso obligatorio todavía más adelante, ya que las normas “resultarán de aplicación a partir del primer día del sexto mes siguiente al de la referida publicación”.
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Los frigoríficos consumeros y los matarifes resultaron así ser los más afectados por esa norma de AFIP, que en cambio fue apoyada abiertamente por los exportadores. En esos sectores dijeron que los funcionarios pretenden que ellos hagan de “policía” en la identificación de los comercios minoristas que están fiscalmente mal encuadrados o que directamente no tributan nada. Creen que esa tarea corresponde a los organismos de control y sostienen: “No estamos en contra del blanqueo, al contrario. Pero no podemos tirarnos contra nuestro clientes. Esa tarea es de AFIP y de los entes fiscales de cada jurisdicción”.
Los mayoristas creen además que la norma es de muy difícil complimiento porque una vez emitido el remito cada carnicero debe proceder a su “cierre electrónico” en menos de 48 horas. Si no lo hiciera, el que quedará en infracción frente a la AFIP será el faenador, quien sería además sospechado de haber vendido carne a otro comercio y no al que figura en el documento.
Los operadores dicen que además en muchos casos no hay conectividad suficiente ni se cuenta con el conocimiento necesario para el uso de la tecnología, que implica solicitar un REC por cada transporte de carne que se haga en la página habilitada por AFIP, donde luego debería ingresar el carnicero para terminar de cerrar el circuito.
Por ahora en voz baja, los frigoríficos y matarifes que trabajan con el mercado local aseguran que la medida tendrá efectos varios sobre el comercio. Por un lado, se teme que muchos matarifes que no podrán vender en blanco a los carniceros, terminarán pidiendo el uso de la matrícula de los frigoríficos para volver a quedar en la sombra.
También se presume que muchos operadores podrían dejar de estar activos al quedar acorralados entre la exigencia de AFIP y la negativa del comercio minorista a validar cada REC. Las fuentes consultadas sospechan que ese es el efecto deseado por quienes apoyaron la medida: concentrar la venta en el mercado interno en menos empresas.
Frigoríficos y matarifes sostienen que, en este contexto, la medida será de difícil implementación, aunque aclaran que no la rechazan como herramienta en sí misma sino debido a la forma y los plazos dispuestos para su implementación, sin que antes se haya identificado comercial y fiscalmente a los comercios minoristas.