Si hay un vínculo que es inquebrantable es el que tiene el productor agropecuario con el clima. Mientras que el segundo es el responsable de que el primero pueda desarrollar sus tareas con cierta tranquilidad y previsión, el primero tiene la tarea de cuidar su entorno para que este otro no se le vuelva en contra, algo que se ha aprendido a la fuerza en las últimas décadas.
Y ese escenario, que en parte explica el interés histórico del hombre por predecir variables climáticas, también refleja el desarrollo de nuevas tecnologías que vinculan desde inteligencia artificial hasta el llamado “internet de las cosas” para mejorar procesos y tomas de decisiones en el agro.
Un ejemplo de eso es el trabajo de la empresa MKL, un emprendimiento que apostó a diseñar una estación meteorológica portátil para asistir al productor dentro de su propio campo.
“Desarrollamos esta tecnología para que el productor tenga un equipo que le permita ver todos sus datos y tomar decisiones dentro de su campo. Le permitimos actuar en base a eso que está leyendo”, dijo a Bichos de Campo Agustín Kussrow, socio desarrollador de MKL.
La estación funciona a partir de un conjunto de sensores, desarrollados también por esta empresa, que se contentan con una controladora. La misma no solo procesa la información recolectada sino que permite adicionar otros nodos distribuidos por el campo. Así, la misma puede procesar desde variables climáticas como el viento, humedad y temperatura, hasta niveles de agua, electroconductividad, salinidad y materia orgánica en el suelo.
“Esto es muy útil para el momento de la fertilización o de la siembra. Cuando uno compra una semilla tiene una hoja con datos que muestran las mejores condiciones para hacerlo. Un productor puede comparar esa información con la brindada por nuestro equipo y tomar la mejor decisión para actuar”, explicó Kussrow.
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Ahora bien, ¿qué nivel de conectividad demanda un equipo como este? El desarrollador explicó que el mismo trabaja con tres tipos de conexiones distintas, siendo la principal la de celular (4G), en conjunto con la tecnología NB-IoT. Dichos protocolos permiten la carga de datos del dispositivo a la nube en forma remota. Sin embargo para aquellas zonas del país donde la conexión es escasa, la estación climática también permite la operación con redes satelitales como LoRaWAN, que son de baja potencia y amplia cobertura.
“Literalmente este producto puede funcionar en el medio del desierto, sin tener atención de nada, y va a comunicar esos datos vía satélite por internet a cualquier parte del mundo”, afirmó Kussrow.
-¿Pensaron en hacer una red entre los usuarios de este dispositivo para lograr un monitoreo en una zona más amplia? Pensando en que cada vez es más importante recolectar datos durante las campañas.
-Nosotros participamos de Open Weather, una plataforma mundial del clima. Todos los datos de la estación los sumamos a esa plataforma para ir afinando el algoritmo de pronóstico. Mientras más seamos, mejor y más fino va a ser. Y en Argentina, por suerte, hoy contamos con muchos datos del clima por lo cual cada pronóstico va a ser muy puntualizado. Cada estación y cada nodo tienen GPS, por lo cual esa información es bien colocada en la comparativa del satélite y otras estaciones.
-Para un productor puede ser difícil pensar en aplicar esto por la complejidad que aparenta esta recolección de datos. ¿Cómo le dirías que esto está más al alcance de la mano de lo que se cree?
-La verdad es que resolvimos todo este producto de una forma muy simple. Es apretar un botón y ya está funcionando. No hay que configurarlo. Uno lo compra y ya toma todos los datos de dónde está esa estación, en qué posición y empieza a transmitir los datos a la plataforma. No hay que saber de nada, simplemente abrir el usuario y ver los datos en tiempo real.