La aparición de la Influenza aviar altamente patógena (IA H5) despertó el alerta inmediata de las autoridades sanitarias y del sector privado, que se veía venir el problema teniendo en cuenta el avance que tuvo la enfermedad en otros países del a región.
Más temprano de lo esperado sucedió lo que nadie quería, pero se temía: la detección en un ave de corral que obligó a suspender las exportaciones de carne de pollo.
Para el sector avícola, y muy en segundo término para el mercado ganadero no es una noticia menor.
Por ahora la avicultura sintió la primera piña fuerte de la difusión de la enfermedad. Las exportaciones de carne de pollo el año pasado sumaron 227 mil toneladas por 383 millones de dólares, según informa el ex Ministerio de Agricultura.
La exportación es el 10% de la producción nacional y por lo tanto, de no reducirse los volúmenes de producción, se agregará carne a un mercado interno bien ofertado y con poco poder de compra.
Esas toneladas que se dejarían de comprar si se mantiene la restricción exportadora agregarían entre 4 y 5 kilos más de carne al mercado local.
Más oferta de esta especie significaría una caída en los precios, que a su vez limitaría las posibilidades de mejoras en los valores de la carne vacuna y porcina.
Si actualmente el sector avícola ofrece 45/46 kilos de carne, con este nuevo aluvión de carne al mercado interno se superarían los 50 kilos anuales. A eso hay que agregar los más de 45 del sector vacuno, que según analistas privados se acerca más a los 50. También los casi 20 del sector porcinos, el aporte del ovino y del pescado.
La sumatorio indica que el consumo doméstico cuenta con una oferta de 120 kilos por habitante al año de proteínas animales. De las más altas del mundo.
El acceso a los mercados internacionales que tanto reclama el sector vacuno, y cuyas ventas están restringidas, es clave y sería más que conveniente su mayor liberación para desagotar esta sobreoferta para el mercado interno y evitar que la producción ganadera vuelva a perder lo ganado en estos dos meses del año.
Lo mismo espera el sector avícola: una rápida reapertura de las exportaciones. Es que son clave a pesar que significan el 10% del total, ya que evitan la sobre saturación interna, generan más negocios, divisas e integraciones. Un ejemplo de esto es la exportación de garras que no tienen demanda local y sí es un producto muy cotizado para los mercados de Asia.
Por ahora el golpe es fuerte, pero menor a lo que podría pasar si no se logra contener la enfermedad.
Si la Influenza Aviar se difundiera los daños serían mayores, ya que obligaría a la matanza aves con la pérdida consecuente de oferta de carne y la descapitalización inmediata de las empresas. Por eso su contención es fundamental.