En general, las empresas agrícolas venían reduciendo los créditos fiscales, pero una sequía tan severa como la registrada en esta campaña los incrementó nuevamente de manera considerable.
El problema de los saldos técnicos de IVA es que, además de potenciarse en escenarios de aceleración inflacionaria, son tremendamente regresivos: perjudican a quienes realizan una mayor inversión tecnológica (maíz), a los que se encuentran en las zonas más alejadas de los puertos (donde los rendimientos agrícolas suelen ser menos predecibles y variables) y a quienes resultaron más afectados por los desastres climáticos.
La aplicación de la tasa reducida de IVA del 10,5% en la mayoría de las ventas de bienes agropecuarios y la generación de créditos fiscales por compras de bienes y servicios, muchos de ellos gravados al 21%, genera en la mayor parte de los casos, saldos técnicos a favor de muy difícil recuperación en campañas con rendimientos agrícolas nulos o bajos.
El empresario agrícola paga 24% cuando contrata un seguro agrícola y 21% cuando adquiere fitosanitarios, semillas y silobolsas, además de lo que paga cuando contrata servicios de acondicionamiento de granos, fletes, asesoramiento e intereses de deuda, entre otros. Solo la compra de fertilizantes y las labores agrícolas están equiparadas con un IVA del 10,5%.
“Como la mayor parte del IVA de compra se paga por adelantado, mientras que el IVA de venta se cobra una vez que se cosecha la mercadería, se genera un costo financiero sobre el IVA, que se financia con capital de trabajo o bien con deuda bancaria, por lo que el IVA de compra termina generando un costo financiero adicional, el cual, además, está gravado con una alícuota de 21% de IVA”, explicó Alberto Galdeano, consultor agropecuario y director de Simpleza S.A., empresa de producción y servicios rurales que dirige junto con Leandro Ferro y Sebastián Salvaro.
¿Qué alternativas existen para evitar que los saldos técnicos de IVA se transformen en un problema? “Buscar socios que aporten fertilizantes o fitosanitarios al esquema de negocios o bien solicitar que el servicio de fletes se cobre al momento de liquidar la venta de granos”, recomendó Galdeano en un artículo publicado por Contenidos CREA.
En lo que respecta a las alternativas de financiamiento más viables en la actual coyuntura, Galdeano dijo que “muchas empresas están recurriendo a los pagarés bursátiles en dólares avalados por SGR (Sociedad de Garantía Recíproca) para obtener financiamiento con tasas nominales de 0% a 1% anual y plazos que pueden ser de hasta tres años”.
Otra alternativa un poco más compleja, pero factible, consiste en emitir Obligaciones Negociables (ON) Pyme con tasas nominales que oscilan entre 0 y 1%.
“Las tasas de interés en la operatoria de descuento de cheques avalados por SGR no son tan atractivas como en otras épocas; además, existe incertidumbre respecto a la capacidad del tipo de cambio oficial para seguir el ritmo de las tasas de interés en pesos, dado que la actual gestión muestra una evidente intención de contener el tipo de cambio oficial a modo de ancla inflacionaria. Por otra parte, como las tasas son elevadas consumen mucha calificación crediticia. Por esos motivos, se está priorizando el financiamiento en dólares que, por supuesto, se considera al tipo de cambio oficial”, apuntó.
Por último, el empresario bonaerense y consultor consideró que el impacto del desastre climático no será tan grande como el registrado en 2008/09 porque en la presente campaña la mayor parte de las empresas agropecuarias encararon planteos “defensivos”.
“Creo que, en general, hay mucho aprendizaje de las sequías anteriores. No pasó lo mismo que en 2008/09, cuando prácticamente nadie esperaba un evento de esa magnitud, por ende, la mayor parte de los diseños agronómicos y financieros resultaron completamente inadecuados; además, la mayor parte de las empresas agrícolas venía entonces creciendo con grandes niveles de endeudamiento, lo que complicó aún más las cosas”, resaltó.