El cierre de los mercados de deuda en dólares hizo que el gobierno argentino, en lugar de ajustar sus gastos en función de sus ingresos, comenzase a financiarse de manera salvaje con deuda en pesos cancelada con emisión monetaria.
“La acumulación de esta deuda y su corto plazo de vencimiento genera dudas en cuanto a la capacidad de pago y provoca que la situación luzca complicada de cara a la renovación de los vencimientos próximos a las elecciones”, alertó el último informe macroeconómico publicado por CREA.
Para poder renovar deuda en pesos, el gobierno tiene que ofrecer intereses que superen a la inflación proyectada, algo que termina promoviendo mayor inflación, lo que obliga a seguir entonces subiendo “la apuesta” renovación tras renovación.
En la reciente colocación de deuda del 14 de diciembre pasado se convalidó una tasa nominal anual del 118%, lo que anticipa, de alguna manera, el nuevo piso de la inflación que viene en camino en una historia que parece de nunca acabar.
En las últimas licitaciones se abrieron opciones de canjes de letras y bonos (CER y Badlar) y uno de los instrumentos más elegidos fueron los bonos “duales”, que tienen vencimiento en junio, julio y septiembre de 2023. Los “duales”, que se pagan en pesos, abonan intereses en función de la tasa que termine siendo más alta al momento del cobro (CER o dólar link oficial).
El problema es que en el mes de julio de 2023, poco antes de las elecciones primarias nacionales (que se harían en principio el 13 de agosto), vencen títulos en moneda argentina por nada menos que 2,93 billones de pesos. Un “aluvión” de vencimientos.
“El gobierno deberá incentivar a los acreedores con mayores tasas de interés y mostrar una mejor capacidad de pagos a través de una reducción del déficit. También jugará un rol incierto la dinámica de la campaña electoral, que podrá mejorar o empeorar las condiciones para la renovación”, apunta el informe de CREA en referencia a las elecciones presidenciales de octubre de 2023.
Pero el concepto de “reducción de déficit” en un año electoral no está en el diccionario del kirchnerismo, la fuerza política que, si bien no tiene actualmente el mando de la gestión, condiciona cada uno de los movimientos del ministro de Economía y presidente de facto Sergio Massa.
A diferencia de Mauricio Macri, que procedió a defaultear deuda en pesos con el propósito de intentar contener la inflación, ese no parece ser el caso del gobierno actual, lo que implica que estaría dispuesto a tolerar niveles de inflación muy superiores a los actuales.
¿Qué implicancias tiene eso para el sector agropecuario? El hecho de que, tal como se viene observando en los últimos días, comenzarán a incrementarse las acciones orientadas a congelar precios internos de los alimentos sin ningún plan de contingencia relativo al efecto que tales medidas podrían tener en el sector productivo.
En ese contexto, es muy probable que, a medida que comience a acelerarse la presión inflacionaria, también se potencien las regulaciones y acciones instrumentadas para “planchar” los precios internos de los principales productos agropecuarios.
Estos reyezuelos, en Argentina, poseen una plenitud de poder y una facultad de dispensar la felicidad propia únicamente de dioses, y cuya realidad sólo los más serviles cortesanos fingen aceptar. Qué mundo idiota.
Osvaldo Buscaya (1939)
Psicoanalítico (Freud)