Betty Taranto nació en Buenos Aires y se crió en Castelar. Un día de 1974 se fue de viaje de egresados a Ushuaia y allí conoció a Jorge Marí, que era de Burzaco, pero andaba trabajando por esos pagos del “fin del mundo”. Comenzaron a noviar, hasta que en enero de 1977 se casaron en Castelar. Pero 38 años después volvieron a Ushuaia para reafirmar allí sus votos de casados.
Se habían ido a vivir juntos a Ituzaingó, y a la vuelta de su casa abrieron un almacén, que en 1989 decidieron cerrar por varias razones. Para esa época, Jorge ya tenía el pasatiempo sagrado de trabajar en telar aborigen, y en particular el mapuche, que le iba enseñando a Betty.
Armaron también una pulpería dentro del Centro Tradicionalista La Coyunda, en Parque Leloir, donde cocinaban y servían al gauchaje parroquiano locro, empanadas, asado y muchos guisos tradicionales.
Además, comenzaron a editar la prestigiosa revista cultural “El Chasqui Surero”, que dura hasta hoy a pesar de los embates económicos. Allí a Betty le tocó contar las recetas que amaba y ama plasmar en la cocina de su casa, las que aprendió de su madre y de su abuela. Un día dio a luz su primer libro, “La cocina de Betty”, criolla y tradicional, donde recopiló las recetas de diecinueve años que había escrito en El Chasqui.
Hoy viven de la venta de sus tejidos en telar y de la docencia, dando clases de telar mapuche en la peña “Pal que guste”, en la calle Talcahuano 949 de Barrio Norte, en la Capital Federal, los martes de 14 a 20. Jorge ha editado dos manuales de telar mapuche y ya está terminando de confeccionar un tercero.
Desde hace cuatro años los convoca el gobierno de Neuquén para dar clases de telar mapuche a las comunidades mapuches de esa provincia, porque paradójicamente muchos de ellos se han olvidado de sus técnicas ancestrales. Aunque, hilando fino con las palabras, Betty dice que Jorge aprendió de manuales, y entonces a esta altura nadie tiene la certeza de cómo tejían con exactitud los mapuches. Obviamente Jorge y todos los actuales le agregan su impronta, lo que muestra que uno no repite la tradición, sino que la toma y la va recreando con sus propios aportes. Porque el origen se puede mantener vivo, aunque sin copiarlo ni repetirlo exactamente.
En la talabartería Arandú se consiguen los trabajos que realizan en telar, como también sus libros. Durante la Feria de Palermo, además, ellos suelen estar en el stand de la talabartería para conversar con su gente, mientras muestran su arte y venden algo.
Le pedí a Betty que nos regalara una de sus ricas recetas, y ella eligió una “Torta Mendocina de Manzanas”. Escuchemos a ella misma, con lápiz y papel para apuntar y después, hagámosla en casa:
En esta pareja de Betty y Jorge saltan a primera vista infinitos valores: de muchos años de luchas compartidas, espalda contra espalda, de trabajo apasionado por su patria y por su gente, de aprender buceando en el pasado, y de no guardarse lo aprendido. De vidas sencillas que gozan con una mateada, con estar con sus amigos, de cocinar y de tejer en silencio, haciendo memoria, escribiendo con amor y sabiduría, cada uno de sus días, porque su afán no es el lucro, sino la simple gloria.
Agradezco a mi sabio amigo Luis Hardoy, que me presentó a Betty; a Betty, por su generosidad y simpatía; y a Jorge Marí, por su ejemplo de vida.
Y como soy pedigüeño, le dije a Betty que nos dejara una canción de nuestro folklore, y ella eligió la zamba “La amorosa”. Tan amorosa como ella, como bien acotó mi querido compañero Nico Razetti.
Tema: La amorosa. Zamba. Letra de Oscar Valles y Música de los Hermanos Díaz. Por Alfredo Zitarrosa.