Preocupados por dejar un suelo productivo para las futuras generaciones, la familia dueña de la empresa Sastre-Inchauspe S.A, de Trenque Lauquen, comenzó a trabajar sobre la sostenibilidad del sistema que se extiende por 7.000 hectáreas de campo propio. Y los resultados obtenidos, analizados en conjunto con el INTA Anguil, fueron tan positivos que ya son imitados por sus vecinos.
“Si te muestro los rendimientos y cómo viene evolucionando la producción en este campo, te vas a dar cuenta de que lo vamos haciendo de una manera muy orgánica y sostenible en el tiempo”, dijo orgulloso Arturo Ghigliazza, ingeniero agrónomo y responsable agrícola de esa empresa, a Bichos de Campo.
Con la atención pueda en el cuidado del recurso suelo, la firma desplegó distintas herramientas. La primera fue la colocación de cultivos de servicio.
“El principal motivo para usarlos es la competencia que le hace a las malezas. En vez de dejar todos esos nutrientes, agua y luz que están disponibles porque el lote no se está utilizando y está con barbecho, apuntamos a que esos recursos los aproveche un cultivo que yo decido cuál es, y que no venga la comunidad de malezas que pueden ser resistentes. El otro servicio que le vemos es el ciclado de nutrientes y aporte de raíces al suelo. Eso mejora la infiltración y va a ser mejor que utilicemos mejor el agua a futuro”, indicó Ghigliazza.
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El otro recurso vino de la mano de las nuevas tecnologías en maquinaria y monitoreo.
“Hace cuatro años pudimos incorporar un sistema de pulverización selectiva. Veíamos que cuando pasaba una pulverizadora en el lote, se estaban aplicando en zonas donde no había malezas. Tiene un costo inicial de implementación muy alto pero al día siguiente ya estábamos ahorrando un 80% de fitosanitarios”, aseguró el agrónomo.
-¿Cómo se logra ese ahorro?
-Sobre el botalón de la máquina se ponen sensores que van detectando dónde hay una maleza. Cuando ve que hay una abre el pico y aplica solamente allí. Después se cierra y va todo el resto del camino. En vez de aplicar el 100% del área terminas aplicando en el 20% o en el 15% del área.
-La inversión alta en el equipo puede ser una limitante para que muchos productores la adopte. ¿Se amortiza rápido?
-Cuando analizamos el proyecto nos daba que en dos años y medio lo íbamos a amortizar y terminó siendo así. Dentro de todo la tecnología se amortiza rápido, pero el costo depende del ancho de labor de la maquinaria que vos querés equipar. En nuestro caso eran 27 metros de ancho de labor y tuvo un costo de 200.000 dólares. Si yo tuviera mil hectáreas para aplicar, no haría un botalón de 27 metros de ancho. Equiparía una máquina más chiquitita. De esa manera podés adquirir un producto más barato.
“Por suerte, lo que estamos viendo a nivel zonal es que hay muchas empresas que están empezando a adquirir este sistema. Nosotros somos de incorporar tecnología nueva que vemos. Somos como un caballito de batalla y nos puede jugar en contra. Ahora sin embargo ves cada vez más tecnología equipada de esta forma”, concluyó el agrónomo.