Cuatro años atrás Luis Piatti decidió darle un giro al manejo agrícola tradicional que aplicaba en su campo y comenzó a probar con el modelo de la agricultura regenerativa. Luego de notar que la necesidad de aplicar fitosanitarios era cada vez mayor, consideró que era hora de hacer un cambio para llegar a mantener en la actualidad el 90% del campo propio de 2000 hectáreas siempre verde.
A ese interés por bajar la carga de agroquímicos, se le sumó otra inquietud ¿Qué posibilidades existen de reducir la incorporación de fertilizantes sintéticos? Fue así que conoció el trabajo de Elaine Ingham, una microbióloga estadounidense que creó la Soil Food Web, un espacio de aprendizaje para aquellos interesados en recuperar la biodiversidad natural presente en los suelos.
“Dentro de la agricultura regenerativa hay algunos principios básicos que tienen que ver con no disturbar el suelo, ya sea con labranzas o con productos químicos como fertilizantes, herbicidas y fungicidas; tener un suelo siempre vivo con raíces todo el año, integrar la ganadería y aumentar la diversidad. Como consecuencia podríamos dejar de ser emisores de carbono y pasar a ser secuestradores del mismo;”, explicó a Bichos de Campo el productor bonaerense Luis Piatti.
“Argentina viene de rotaciones en base a tres o cuatro cultivos, no hay tal diversidad. Eso la microbiología del suelo lo siente. Empezás a perder bacterias, hongos, nematodos y demás organismos que son los que generan la estructura del suelo, capturan carbono y alimentan a las plantas”, comentó.
Con esa preocupación entre manos, comenzó a buscar distintos indicadores de la “salud” en el suelo y a ensayar y comparar, a través de diferentes módulos que preparó en su campo, ubicado en el partido de Lobería, qué impacto tenía cada tipo de manejo a lo largo del tiempo.
Uno de ellos lo dedicó a la agricultura tradicional, siguiendo con los barbechos químicos y aplicando fitosanitarios; otro lo hizo regenerativo, reduciendo la carga de insumos y sumando cultivos de servicio; y un tercero lo destinó al manejo orgánico, quitándole todos los insumos y haciendo labranzas.
Cuando conoció a la consultora La Enmienda, seguidores de la corriente de Elaine Ingham, decidió dar un paso más. “Empezamos a pensar en otros análisis y La Enmienda nos propuso hacer uno del suelo bajo microscopía directa. Se toma una muestra del suelo, se la mira con microscopio y se ve qué hay ahí. A partir de esos análisis vimos que la actividad era muy pobre: no había hongos ni nematodos; solo bacterias. Y eso era aún en los suelos que llevan varios años de cultivos de servicio. Lo que nos propusimos con la consultora fue empezar a armar un compost de calidad que restituya de alguna manera esa actividad biológica, que sola no iba a regresar, o que si lo hacía sería de acá a diez años”, indicó Piatti.
Vicia sobre trigo en lote que va a cebada. #covercrops #agriculturaregenerativa #cultivosdeservicio pic.twitter.com/qSl80CB4zW
— Luis M. Piatti (@lmpiatti) May 27, 2022
Para eso comenzaron a desarrollar en conjunto un método ya aplicado en Estados Unidos, pero que todavía no había sido empleado en un planteo extensivo en Argentina: el extracto o “té de compost”, que no es otra cosa que una pila de compost disuelta en agua.
Multiespecies de vicia, centeno, melilotus y trebol, voleado sobre maiz de segunda el 15/3 #agriculturaregenerativa #cultivosdeservicio pic.twitter.com/fYRHTZCYBZ
— Luis M. Piatti (@lmpiatti) May 28, 2022
-¿Cómo se hace el compost inicial?- preguntamos a Piatti.
-Se puede armar de distintas formas. Nosotros plantemos hacerla con productos que están en el campo para tratar de buscar una economía circular. Usamos solo residuos que se producen en el campo: rastrojos de cebada, de paja de trigo, granos de maíz partido, vicias, algún sorgo. Eso todavía tiene contacto con fitosanitarios. La idea es que el compost irá degradando de alguna manera todas esas moléculas y cuando ya está terminado, luego del proceso de maduración, no tendría que quedar rastro de nada de eso.
-¿Cómo se maneja?
-Ahora estamos trabajando en baja escala. Tenemos pilas de aproximadamente un metro cúbico de tamaño. Cada metro cúbico genera unos 150 a 200 kilos de material compostado. Se pone a madurar y te quedan cerca de 100 kilos de material listo para usar. La idea es de acá a dos o tres meses empezar a trabajar en una escala de producción extensiva, con volteadora y otros volúmenes.
-¿Qué necesita esa pila? ¿Cuánto tarda en hacerse?
-Hay dos procesos. El primero es el termófilo, donde se tiene que lograr, a partir de picos de temperatura en el centro de la pila, matar a todos los patógenos. Lo que uno no quiere es estar inoculando patógenos en el suelo. Ese proceso lleva entre 7 y 10 días, en donde se voltea tres veces la pila de compost. Una vez que se produjo ese proceso, se desarma la pila y se la deja madurar. El proceso de maduración dura entre 3 y 6 meses. Generalmente se trata de tenerla cubierta con media sombra para que no le dé el sol en forma directa, y preferentemente debajo de un monte de arboles para que esté aireada y a reparo.
-De ahí la necesidad de tener varias pilas a la vez, tarda mucho el proceso.
-Exacto. Además nosotros estamos ajustando recetas a base de prueba y error. La receta que usás para el verano es muy distinta a la que usás para el invierno. Las condiciones ambientales cambian y los materiales disponibles para compostar también.
-¿Cuánto dura una vez hecho?
-Hasta un año se puede tener apilado y madurando. El punto máximo de mejor calidad está en los seis meses.
-Eso es lo que después se corta con agua.
-Sí, se pasa a un “brewer”, que es un extractor, y lo que hace es disolver todo ese material sólido en el líquido. Se impide que pase cualquier partícula mayor a un milímetro y genera que todos los microorganismos se suelten de ese residuo. En la bolsa solo te quedará como un saquito de té. Se utiliza agua sola, que no tiene que estar clorada y debe tener un PH neutro.
Una vez obtenido el extracto se abren dos opciones: aplicarlo directamente o continuar aireándolo por 24 horas más. “La aplicación se hace con una pulverizadora. Nosotros compramos una aparte para hacer estas aplicaciones porque no queremos que se contamine con otros herbicidas. La otra alternativa es hacerle un segundo proceso con unos sopladores para oxigenarlo y darle un aditivo para alimentar a los microorganismos. Lo que lográs es que esas bacterias se reproduzcan y multipliquen su cantidad. Si no lo aireas permanentemente, las bacterias aérobicas, que son las buenas, se mueran y se reproducen las anaeróbicas, que están asociadas con patógenos”, aseguró Piatti.
-¿Qué cantidad de extracto se obtiene por cada pila de compost?
-Depende de la calidad del compost inicial. En esta primera tirada, para hacer 1000 litros de extracto usamos entre 40 y 50 kilos de compost. El tiempo también depende del tipo de compost, de cuánto tarda en disolverse y desagregar esas bacterias del resto del material. Eso lo chequeamos haciendo muestreos.
Ayer tuvimos nuestra primera "tirada" de extracto de compost y aplicación en lote. Buscando regenerar la actividad biológica del suelo. #agriculturaregenerativa #SoilHealth #soilfoodweb @La_Enmienda pic.twitter.com/1nVxjSzeui
— Luis M. Piatti (@lmpiatti) May 30, 2022
-¿Qué diferencia hay entre poner el compost directo en la tierra y hacerlo así con este jugo?
-Por un lado la incorporación es más rápida, mientras que, por el otro, si lo aplicás sobre la tierra probablemente el sol y el aire rápidamente lo degraden y quede muy poco de esa microbiología. El otro tema son las cantidades. Con 50 kilos de compost sólido hago el jardín de mi casa, pero si lo extraigo en agua y le aplico este proceso de aireación, sirve para cubrir entre 10 y 15 hectáreas.
-¿Cómo lo van a emplear?
-La idea es aplicarlo en todos los lotes. En la zona de los bajos, donde tenemos maíz y girasol, ya hemos dejado casi de usar fertilizantes desde el año pasado. Todavía seguimos fertilizando algo en los lotes de fina, donde hay trigo y cebada. Pero el proyecto es dejar de fertilizar de acá a uno o dos años. Vos podés dejar de fertilizar en la medida en que tengas un suelo regenerado, fértil y con alta actividad biológica. Si dejás de hacerlo antes de tener esas cualidades, no vas a tener rendimiento. La idea es ir creciendo en la capacidad de producción y de extracción de este producto, y llegar a aplicarlo en las 2000 hectáreas propias.
-¿Cada cuánto se aplica?
-No es una aplicación puntual, como sucede con un fertilizante, sino que la idea es hacer una pasada todos los meses para estar haciendo permanentemente una “inyección” de microbiología bien diversa en el suelo, que por si sólo no generaría. No sólo se aplicaría sobre los cultivos de renta, sino también sobre los cultivos de servicio o sobre los lotes que no tienen cultivos.
-¿Es de uso propio o proyectás venderlo?
-El sueño es venderlo algún día, pero primero queremos ver si funciona. De acá a fin de año veremos qué ocurre con los módulos comparativos que tenemos. Ahora sumamos un cuarto módulo que se llama La Enmienda, en honor a la consultora, que será orgánico al 100%, no tendrá labores, tendrá cultivos de servicio y aplicación de este “té de compost”. De acá a fin de año veremos los resultados de los cuatro módulos y su comportamiento. Hoy estamos en una escala de prueba. Nos gustaría para la campaña 2023 estar cubriendo todo el campo propio. Entendemos que se viene un cambio de paradigma agrícola.
-¿Considerás que esto ayudará a bajar costos y ser más rentable?
-Creo que sí. Dejando de lado el compost, hasta ahora venimos teniendo los mismos resultados con la agricultura tradicional que con la regenerativa, pero el costo por hectárea es mucho más bajo. Con lo cual, cuando uno analiza lo invertido en el modelo tradicional, es muy superior y el riesgo es mayor.
-¿La extractora es de fácil armado?
-Es de fácil implementación, sí. Para lo que cuestan los “fierros” del campo (por la maquinaria agrícola) es algo barato. Lo más importante no es la extractora, sino tener la materia prima adecuada, que es el compost, que tiene que ser de buena calidad y en un volumen adecuado.