La devaluación mejoró la competitividad y los ingresos de los exportadores de carne vacuna, un producto que goza además del beneficio de los reintegros fiscales que rondan 5% sobre el valor FOB de la mercadería exportada. Pero esta ventaja cambiaria no se tradujo en mejoras de los precios de los novillos. Por el contrario, los valores del ganado medidos en dólares tuvieron una fuerte caída, a punto tal que se transformaron en los más bajos de los países del cono sur.
Según las estadísticas del IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna), a fines de junio el novillo de exportación en Argentina promediaba 1,41 dólares por kilo vivo, 15 centavos por encima del valor que paga la industria a los productores ganaderos de Brasil, pero de 15 a 20 centavos de dólar por debajo de los valores que se obtienen en Paraguay, y 0,30 dólares menos de lo que cobran los productores de Uruguay por su hacienda.
Esta falta de actualización de los valores del novillo para la exportación generó críticas de diferentes sectores vinculados al negocio. Pero Mario Ravettino, presidente del consorcio de frigoríficos exportadores ABC, salió al cruce de esos cuestionamientos. Según el referente de la industria cárnica exportadora, existen tres motivos que limitan que la mejora en las condiciones del negocio de exportación de carne (a igual cantidad de dólares, este año los frigoríficos reciben un 55% más de pesos) lleguen a los ganaderos.
Por un lado, Ravettino destacó que “el mayor crecimiento de los embarques de carne vacuna es consecuencia de la mayor demanda de China y Rusia, que llevan carne de vaca y de no novillo”.
En efecto, entre enero y mayo las ventas al extranjero aumentaron en 45.600 toneladas peso producto, de las cuales el 90% se envió a esos países. El incremento en las ventas a los demás destinos tuvo aumentos menores en el volumen e incluso caídas en las cotizaciones, como fue el caso de los embarques Hilton, que ahora promedian 11.000 dólares por tonelada cuando hace pocos años superaron ampliamente los 15.000 dólares.
Ravettino indicó que la industria frigorífica no tuvo en estos meses de corrección cambiaria problemas de abastecimiento de ganado. Aunque hay poca oferta de novillos, sigue siendo la suficiente como para atender a los mercados de valor, cuya demanda no florece. Por otra parte, por la seca y por los tactos propios del otoño, la oferta de vacas fue alta este año lo que facilitó el abastecimiento de la demanda para China y Rusia.
El tercer motivo, explicó el presidente del Consorcio ABC, tiene que ver con la necesidad de las empresas exportadoras de reinvertir en sus plantas, que durante años -y por los diferentes problemas que enfrentó el sector- se encuentran con instalaciones que requieren ser actualizadas. En rigor, algunos frigoríficos tienen deficiencias en su infraestructura que los dejaron afuera de algunos de los principales mercados.
Pero nada dura para siempre y esta “primavera” para los exportadores (que finalmente se benefician con una materia prima más barata) parece estar llegando a su fin. Las perspectivas de precios para los ganaderos parece ser mejor en el segundo semestre.
El propio Ravettino espera que en esta parte del año los valores mejoren. “No sabemos cuándo, pero esa es la perspectiva teniendo en cuenta que la oferta de vacas va a bajar por la mejora en la situación climática y porque se están terminando los tactos. También porque en primavera habría menos oferta de novillos”, indicó.