La campaña agrícola 2022/23 se va a desarrollar en un marco de altos costos y una alta presión fiscal que amortiguará el impacto de los altos precios de lo granos. Esto vuelve más vidrioso el negocio. Por eso el consultor Teo Zorraquín recomienda “pensar qué se va a hacer con el dinero antes de vender y no hacer como antes, que se vendía primero y se pensaba después”.
La devaluación de la moneda y la altísima inflación en pesos y en dólares que tiene el sector obligan a ese cambio de estrategia y a pensar alternativas comerciales.
Zorraquín aclaró que “cuando uno hace una estrategia es para cada empresa en particular porque ‘el campo’ tiene infinidad de situaciones, pero en línea generales se puede decir que es necesario tomar decisiones teniendo en cuenta que los precios están en una franja de niveles altos en dólares en términos históricos y que eso tiende a sostenerse en el corto plazo. Entonces como productor creo que conviene vender en función de las necesidades financiera o, si puedo compro cosas dolarizadas”.
Una de las formas de comprar dólares es haciéndose de insumos, el problema es que su precio aumentó de forma notable. “La urea pasó de 400 a 1300 dólares y el fosfato de 500 a 1500, no pasó lo mismo con los agroquímicos y las semillas”, pero además se complicó la posibilidad “canje a cosecha, ahora esa alternativa está reducida, se piden granos spot y se entrega el insumo”.
El analista consideró que la clave es tener definido de antemano qué se va a hacer con el ingreso por la venta de la cosecha: “La incertidumbre y la volatilidad son factores inherentes al comercio de granos y quizás puedan caer o subir 100 dólares si avanza el Covid en China o si disminuye el conflicto Rusia-Ucrania. Entonces lo que no se puede hacer es vender y no sabe qué hacer con el dinero, una parte va a gastos corrientes, otra a insumos adelantados que es una forma de comprar dólares, lo que uno antes vendía y pensaba que hacer ahora hay que pensarlo primero y luego vender”.
Pero además hay otra herramienta que permite escaparle a la incertidumbre de la macroeconomía y tener en la micro de las empresas una situación más ordenada, estable y segura y eso tiene que ver con la cobertura de precios.
“Nos preguntamos cuándo va a explotar esto y en realidad ya explotó, tenemos la inflación en un mes que otros países tienen en una año y quizás dos, eso reduce el nivel de inversión, deteriora el salario de los trabajadores de las empresas y también el ingreso de los accionistas”.
Entonces es necesario ir limitando el nivel de incertidumbre para que no tener todo en el aire: “Se va a sembrar con costos dos o tres veces más altos por inflación en dólares y pesos, aquí se trabaja sin red, más vale que no falle el clima porque con esta economía inestable y la presión fiscal tan alta” todo se vuelve muy riesgoso.
“Hay que ir atando cabos asegurando precios futuros, tomando coberturas vía forwards, canje de granos por insumos o utilizando los mercados de futuros y opciones. Pensemos que si le ponemos a la campaña 22/23 los precios que había cuando arrancó la 21/22 la cuenta no da y para sostener este nivel de costos hay que capturar sí o sí estos precios, no hay que dormirse con eso”.