El cambio climático causado por el ser humano está provocando una disrupción peligrosa y generalizada en la naturaleza y está afectando la vida de miles de millones de personas en todo el mundo, a pesar de los esfuerzos desplegados para reducir los riesgos, afirma el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) publicado hoy lunes.
El informe en cuestión, titulado “Cambio climático 2022: Impactos, adaptación y vulnerabilidad”, fue aprobado por los 195 Estados miembros del IPCC en una reunión celebrada en formato virtual que se extendió por dos semanas.
El documento, que tiene una extensión superior a las 3600 páginas, contiene algunas recomendaciones por demás curiosas para reducir el cambio climático, además de incorporar cierta terminología que podría muy fácilmente ser considerada prejuiciosa.
“Los alimentos para el ganado pueden utilizar otras fuentes de proteínas: los insectos son generalmente ricos en proteínas y pueden ser una fuente importante de vitaminas y minerales. La mosca soldado negra, el gusano amarillo de la harina y la mosca doméstica común se han identificado para su uso potencial en productos alimenticios en la Unión Europea”, indica el informe del IPCC.
“Reemplazar el uso de cultivos agrícolas en las dietas del ganado con alguna proporción de proteína derivada de insectos puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con la producción ganadera, aunque estos y otros efectos potenciales aún no se han cuantificado”, asegura.
Vale recordar que en la mayor parte de la Unión Europea –también en Asia y Medio Oriente– la escasa disponibilidad de tierra productiva obliga a realizar producciones ganaderas en entornos estabulados con provisión de raciones elaboradas en base a cereales (como fuente de energía) y harinas vegetales proteicas.
El informe también afirma que “la carne de laboratorio o ‘carne limpia’ (sic) es un contribuyente potencial a la demanda humana de proteínas en el futuro. Dicha tecnología, si bien puede llegar a ser muy disruptiva para las cadenas de valor existentes, podría conducir a una reducción significativa en el uso de la tierra para pasturas y cultivos destinados para alimentación animal”.
Denominar a las células cárnicas cultivadas en laboratorio –una tecnología que, por el momento, es inviable en términos económicos– como “carne” y además llamarla “limpia” podría ser considerado como algo más que temerario.
“Satisfacer las crecientes demandas de alimentos, agua y energía en un clima cambiante requiere soluciones técnicas y un cambio de comportamiento, así como una mayor coordinación entre las instituciones multilaterales y la gobernanza”, sostiene el documento.
“Las soluciones del lado de la demanda se enfocan principalmente en cambios en el comportamiento del consumidor hacia dietas más saludables con ‘menor huella de carbono’, particularmente en lo que concierne a una reducción del consumo de carne”, añade.
Tal como es recurrente en otros documentos del IPCC, existe una obsesión por asociar el consumo de carne –y especialmente de carne vacuna– con el daño ambiental, algo que, además de ser discutible, desconoce por completo la evidencia científica relativa al ciclo natural del carbono biogénico.
“Los cambios en el lado de la demanda, así como las mejoras en la eficiencia del uso de los recursos dentro de los sistemas mundiales de alimentos y otros sistemas biológicos, también pueden reducir las presiones sobre los recursos presentes en las tierras disponibles remanentes. Por ejemplo, los cambios en la dieta hacia más alimentos de origen vegetal (cuando sea apropiado) y la reducción del desperdicio de alimentos pueden proporcionar una mitigación del cambio climático junto con beneficios para la salud y otros co-beneficios relacionados con la seguridad alimentaria, la adaptación y el uso de la tierra”, sostiene el documento de Naciones Unidas.
Nuevamente podemos encontrar una redacción cuidadosamente diseñada para asociar el concepto de dieta vegana con “beneficios para la salud”.
“Los cambios en la dieta son otra solución importante. Las personas que comen grandes cantidades de carne o alimentos poco saludables (sic) podrían reducir el consumo de estos alimentos y tener dietas más diversas. Estos cambios en la dieta beneficiarán su salud y reducirán la presión sobre la tierra. El etiquetado regulado, la educación y otras políticas que fomentan dietas saludables pueden apoyar estos cambios”, afirma, ya sin matices, el informe del IPCC.
¿Avance o retroceso cultural? Europa aprobó el consumo humano de gusanos disecados