Hablar de siembra de precisión ya no resulta una novedad y tampoco hay extrañeza entre los productores a la hora de pensar en las variables que determinarán la correcta implantación de un cultivo: compactación del suelo, humedad, cobertura de la semilla y profundidad de siembra, entre otras. Aún así, continúa siendo común encontrar una gran variabilidad en este proceso a lo largo y ancho del país, que termina afectando de forma directa los rindes que luego se obtienen. ¿Por qué ocurre eso?
El ingeniero agrónomo Andrés Marra parece tener una respuesta para esa inquietud, que apunta directamente a las sembradoras. “Uno cuando siembra fijo, sin mantenimiento de la maquina, está haciendo involuntariamente siembra variable y nunca lo sabe. Se piensa que está todo afinado y en realidad estamos teniendo inconvenientes que no vemos y no estamos revisando”, dijo a Bichos de Campo.
Ese diagnóstico no es aleatorio sino que se ancla en distintos estudios y cursos que Marra, oriundo de la localidad cordobesa de Río Cuarto, realizó junto a distribuidores de maquinaria de Estados Unidos. Su interés nació luego de ver un crisol de resultados de siembra en los propios campos de la familia, a pesar de considerar que todas las variables estaban correctamente supervisadas.
“En 2012 tuve la oportunidad de trabajar con Precision Planting en los factores que afectan a la siembra. Se trata de una firma, hoy es del grupo AGCO, que busca la perfección en la siembra a partir del análisis de múltiples detalles que pueden hacerla fracasar. En el caso de la profundidad de siembra, uno por lo general la selecciona en una palanca de la sembradora, pero de ahí a que se realice hay un trecho. Hay detalles del cuerpo que pueden hacer que esa distancia cambie. Ahí el tema del mantenimiento en fundamental”, explicó el agrónomo.
¿Y cuál es el concepto de Precision Planting que captó la atención de Marra? El “retrofit” o mejoramiento de una maquina vieja, para que quede con la tecnología de una nueva a un costo mucho más reducido.
“Cuando uno compra una máquina nueva y entrega la usada, se entrega el fierro que volvés a comprar después con la nueva. Los fierros de las maquinas no han cambiado mucho en los últimos años y de esta forma se evita regalarlo”, consideró el cordobés.
Estas capacitaciones lo llevaron a abrir su propia empresa en 2015, S&M Agro, que desde 2016 lleva adelante en forma anual distintos ensayos en los que se modifican los factores de siembra, con el objetivo de analizar qué grado de responsabilidad tiene la maquinaria en esos escenarios.
En una de sus pruebas más recientes analizaron la variación en el rendimiento en función de diferentes profundidades de siembra, haciendo pruebas en surcos a 3, 5 y 7 centímetros de la superficie.
Argentina realiza el 100% de siembra variable.
Durante el año pasado, realizando mantenimientos y revisiones de mantenimiento en sembradoras de clientes, empezamos a ver situaciones que me llevan a pensar eso, estamos haciendo siembra variable involuntaria. ABRO HILO— Dres Marra (@DresMarra) February 5, 2021
-¿De qué depende la variación en la profundidad? ¿Existe alguna regla universal para determinarla?- le preguntamos a Marra.
-Depende del tamaño de la semilla y de su vigor o fuerza. El maíz por ejemplo se siembra a 5 centímetros, y la soja a 3 o 4. Si la semilla es chica como la alfalfa es superficial casi. Como regla general siempre se dijo que hay que sembrar 5 y todo el mundo lo tomó. Lo que estamos demostrando nosotros es que hay que sembrar donde tenés las condiciones para que esa semilla nazca. Por ahí sembrás a 5 centímetros pensando que está bien y no tenés humedad necesaria.
-A eso hay que sumarle la geografía en la que te encuentres.
-Exacto. Esta regla no es general sino que es para que cada productor haga su propia prueba. No se puede generalizar, depende de muchas situaciones. Lo que vemos desde mi empresa, donde empezamos a hacer revisión y mantenimiento de sembradoras, es que por ejemplo vos pensás que estas sembrando a 5 centímetros pero en realidad hay surcos que están sembrando a 3 por detalles de mantenimiento o de mal ensamblado del cuerpo, etc.
A continuación agregó: “Las condiciones además cambian año a año y te diría que también hectárea a hectárea. La profundidad va cambiando siempre porque en algún disco tenés mas desgaste que otro. A más desgaste menos profundidad en el punto que uno elige. Por ahí largaste a 5 centímetros en septiembre y terminaste a 3,5 en un maíz de segunda. Lo importante es sembrar en las condiciones adecuadas y no a partir de una receta de toda la vida. Va a haber situaciones en que a 5 centímetros va a rendir más que a 7, pero yo tengo que tener la forma de medir por qué a 5 va a ser mejor que a 7. La siembra es buena cuando hay condiciones buenas. Si no es un fracaso”.
-¿Es una problemática difícil de reconocer a simple vista?
-Sí. Nosotros nos sorprendíamos de maquinas de dos años, relativamente nuevas y de productores recontra meticulosos, en las que encontrábamos diferencias enormes que por ahí te hacen fracasar. No ves que tenés un problema porque no reconocés que un surco se sembró a 3 centímetros menos. Y en ese surco estás perdiendo un 10% de rendimiento. Quizás en el lote general tenés un rendimiento recontra aceptable, pero son volúmenes que vas perdiendo.
-¿Cómo debería hacerse el mantenimiento?
-Nosotros lo que hacemos es igual que una revisión de un auto. Brindamos una recomendación sobre qué pieza se debería cambiar. Históricamente lo que se hacía cada 2 o 3 campañas era mirar a ojo y decidir qué pieza renovar. En S&M estamos en contacto con distribuidores de Estados Unidos y ellos los mantenimientos los hacen en forma mucho más regular. Acá en el país es como que hasta no ver el disco reventado le seguimos dando, y eso por ahí te está robando 500, 600 o hasta 1000 kilos.
-¿Y eso de darle hasta que “esté reventado” por qué creés que sucede?
-Creo que es porque se piensa que ahorrando en mantenimiento no se peca en rendimiento, y en realidad cambiar un disco te lo vomitas en 3 o 4 hectáreas de rendimiento. Me parece que es una cosa histórica que siempre se hizo así y hay que desafiarlo, porque no hay mucha técnica y diagnostico en decir “che, esto no va a tirar una campaña más”. Una vez que la sembradora sale al campo ya no se repone nunca más, no vuelve a su estado original. Si algo se rompe, luego hacés muchas hectáreas mal.
Recientemente S&M comenzó a realizar un nuevo tipo de prueba a la que denominaron como el tratamiento “todo mal”, donde se intenta imitar aquellos desgastes que se identifican en máquinas de clientes y que a simple vista no parecen tener mayor gravedad.
“Imitamos la uniformidad de profundidad, algún problema en el dosificador, un vacío inadecuado del dosificador, entre otros. Hacemos una pasada y aleatoriamente vamos cambiando cosas. Este año el cultivo nos rindió 1250 kilos menos respecto a una pasada normal bien regulada”, indicó el agrónomo.
-¿Qué le recomendás en este sentido a los productores?
-Lo fundamental es iniciar con un buen mantenimiento el principio, porque las condiciones de la sembradora nunca van a mejorar y una vez que entra al lote no frena más. Normalmente el chequeo intensivo de la maquina se hace en el primer lote. Ahí están todos los ingenieros arriba de la maquina. Ya para diciembre están todos hablando por teléfono. Se intensifica el trabajo en diciembre, tenés 20 labores más que hacer y pasa eso. En esa relajación vamos perdiendo kilos innecesariamente. Es mejor perder un día hoy que luego tiempo en la campaña, porque nunca se sabe qué condiciones climáticas va a tener y de qué tiempo dispondrá. Hay que elegir qué tiempo invertir.