Mire con detenimiento este complejo gráfico publicado recientemente por el IERAL, el instituto de estudios económicos de la cordobesa Fundación Mediterránea:
Lo que muestra este gráfico, elaborado por los economistas Juan Manuel Garzón y Nicolás Torre, son los márgenes netos esperados para la campaña agrícola 2019/20 en el campo de Pirulo. Lo de Pirulo lo pusimos nosotros para explicar el cuadro. Pirulo es un productor que desde hace 17 años hace siempre lo mismo. En su campo propio de Jesús María, en el norte de Córdoba, siembra todas las campañas desde 2001/02 la misma proporción de trigo/soja de segunda o maíz o soja de primera. Nunca cambia nada Pirulo. Siempre utiliza los mismos insumos para sembrar: el mismo herbicida, las mismas semillas.
A partir del mismo campo, el campo de Pirulo, los economistas del IERAL desde hace largo rato que hacen el mismo ejercicio, aunque sin ponerle nombre al productor: calculan el margen neto que dejará la actividad agrícola de ese establecimiento. Por supuesto que se trata de un ejercicio teórico, en el que no cambia ni el clima, ni la cantidad de insumos utilizados (kilos y tipo de semilla, dosis de fitosanitarios, etcétera).
Pirulo es un productor argentino promedio que, como todos los productores, en esta momento está en ascuas porque tiene que sembrar los granos, pero no sabe si el nuevo gobierno de Alberto Fernández, que asumirá el 10 de diciembre, subirá las retenciones justamente a esos granos: la soja y el maíz. Todo parece indicar que sí. Entonces está muy bueno el ejercicio teórico de los economistas del IERAL. Permite suponer cómo impactará una suba de retenciones en esta explotación agrícola. La del pobre Pirulo.
En este ejercicio, Garzón y Torre construyeron tres escenarios que coinciden en los precios futuros de los granos (se toman los últimos valores del MATBA) y en la dinámica de los precios y del tipo de cambio oficial (en los tres casos se supone que la tasa de inflación acumula un 27% entre octubre y mayo de 2020, mientras que el tipo de cambio subirá solo un 14%). Lo que cambiaron son justamente las retenciones o Derechos de Exportación, en tres escenarios:
- Se mantiene el marco actual, con la soja tributando 18% más 4 pesos por dólar (lo que implica una alícuota de casi 26%) y el maíz tributa 4 pesos (implica un 7/8%).
- Se eliminan los montos máximos o topes, lo que hace subir las tasas efectivas al 30% en soja y al 12% en los cereales.
- Se vuelve a un marco legal similar al que rigió en tiempos de Cristina Fernández de Kirchner, con tasas del 35% sobre soja y 20% sobre cereales.
¡Pobre Pirulo! Sembrar sin saber cuánto valdrá finalmente su producción (las retenciones las pagan los exportadores, pero se las descuentan del precio la productor)…
Los resultados son los que se resumen en el cuadro que abrió esta nota. Por las condiciones de mercado (precios y costos), “los márgenes netos 2019/2020 del establecimiento de referencia disminuyen en los tres escenarios respecto de la situación 2018/2019, y obviamente son mucho peores en el escenario de mayor presión fiscal. Además los expertos concluyen que “en todos los escenarios, para esta localización y con los supuestos productivos que se utilizan, los márgenes netos del maíz se ubican por encima de los de la soja”.
Todo mal para Pirulo. Vamos a la pregunta del título:
¿Qué sucedería en el campo de Pirulo si a Alberto se le ocurre poner retenciones tan altas como en la época de Cristina? Sus márgenes netos -que ya son peores a los del año anterior- se reducirían otro 30%, más o menos, en todos los casos. Bajarían de unos 21 mil pesos a 14 mil pesos por hectárea de maíz en su campito de Jesús María. De 18 mil pesos a 13 mil en el caso de una hectárea de soja.
Dicen los economistas del IERAL que “en una perspectiva más larga, los márgenes podrían ser similares a los promedio de últimas 17 campañas sólo si los DEX (derechos de exportación) se mantuviesen sin cambios bajo el marco legal actual”. Es decir, si Aberto se resigna a no subir las retenciones.
Pero si al nuevo gobierno se le ocurre retocar las retenciones, Pirulo y otros como él cobrarán menos que en el promedio de rentabilidad registrada entre 2002 y 2017. Y así arrancarán perdiendo.
Con el mayor de los respetos quiero agregar a esa nota las siguientes opiniones.
A ese análisis le falta contemplar el costo de oportunidad del dinero. En los últimos 4 años fue más rentable apostar a la especulación financiera a través de lequiq o plazos fijos o cualquier instrumento financiero que promovió el gobierno y el señor pirulo trabajo a pérdida.
Falta contemplar también la pérdida de poder patrimonial del campo de pirulo a través de la terrible devaluación del inmueble rural. Comparto lo de las retenciones pero durante el gobierno anterior la tasa de interés de los créditos era negativa x lo cual era más favorable producir ya que el estado financiaba la tasa de interés de pirulo
Creo qué hay q hacer análisis menos ideológizados y con mayor sentido práctico.