Tras una charla con el ingeniero agrónomo Roberto Montechiesi, que fue gerente de la Cámara de Molineros de Yerba Mate durante veintiún años, nos quedamos con ganas de divulgar más información sobre la consagrada hoja verde que va a parar a la infusión de los argentinos, el mate, y que simboliza nuestro modo de encontrarnos, tanto como el asado.
Roberto aporta números esclarecedores: la Argentina hoy produce entre unos 300 a 310 millones de kilos de yerba mate por año. El 80% de la producción argentina va para consumo interno y el 20% se exporta.
De unos 22 millones de kilos de yerba mate que se consumen por mes en todo el país, 10 o 12 millones se consumen en la provincia de Buenos Aires, la mitad. Mientras tanto, la región de Cuyo es la que menos mate consume.
Los catamarqueños, tucumanos, salteños y jujeños no toman tampoco mucho mate y se especula que es debido a que “mascaban” su ancestral hoja de coca, como estimulante para “pechar” al sueño, que les quitaba el hambre, combatía el apunamiento en las alturas, además de ser medicina natural. Pero la coca, con el avance de la urbanización, ya no se consume como antaño, y crece el consumo del mate.
Beber mate tiene origen en la cultura aborigen guaraní. Luego se extendió a toda la cultura rioplatense, sobre todo en la criolla y generalmente mestiza del gaucho de las llanuras. Por eso se bebe eminentemente en el sureste de Brasil, Uruguay y la pampa húmeda. Que se beba más mate en Buenos Aires que en el Litoral es sólo por una cuestión de densidad de población.
Entre un 65% y 70% de los argentinos consumimos yerba mate en paquetes de medio kilo; un 20 a 25%, en paquetes de 1 kilo; y apenas un 10% en paquetes de mayor tamaño.
El árbol nativo de la yerba mate originalmente crecía en medio de la selva entre Cedros, Guatambúes, Petiribíes, Guayubiras, Cañafistos, Laureles, Moras y demás. Mide unos 25 metros de alto, pero hoy se lo mantiene para que no pase de los 3 metros, a fin de poder cosechar sus hojas con comodidad.
En la Argentina, la yerba mate no puede contener más de 35% de palo, respecto del 65% de hoja. Pero en general se acostumbra no pasar del 30% de palo. En Brasil no hay restricción. El 90% de los argentinos bebemos mate de yerba con palo, y apenas el 10% con yerba despalada. Esta última no puede contener más de 10% de palo. Y por cada kilo de yerba, sólo se admite un 10% de polvo, en ambos casos.
En la Argentina actualmente la yerba se estaciona en cámaras computarizadas de estacionamiento acelerado entre 60 y 90 con humedad y temperatura controladas. Antiguamente la yerba se estacionaba hasta por 24 meses.
En el 98% de los hogares argentinos está presente la yerba mate. Cada kilo de yerba mate argentina se transforma en 15/20 litros de infusión. Los argentinos consumimos, en promedio, la misma cantidad de infusión de mate, que de agua corriente: unos 100 litros por persona, por año.
Una curiosidad: Roberto viajó a China en una comitiva, junto al ingeniero Carlos Eduardo Rovira, quien en ese momento era gobernador de Misiones, y comenzó a explicar que la yerba mate tiene propiedades exfoliantes y antioxidantes. Pues esas propiedades de la yerba deslumbraron a las damas chinas presentes, por lo que preguntaron si era posible darse baños corporales de yerba mate.
Roberto respondió: “En nuestro país no tenemos esa costumbre, pero claro que es posible y puede ser muy beneficioso para el cuerpo…”. Con esta anécdota, el ingeniero nos quiere hacer tomar conciencia de todos los mercados potenciales que la yerba mate tiene por delante en el mundo.
En nota anterior también contamos que el mate se aquerencia cada vez más en Siria y en Líbano. Pues debido a la gran crisis económica que los argentinos estamos viviendo actualmente, una vez más experimentamos una diáspora de nuestros compatriotas a otros países del mundo, a otras culturas. Y todos se llevarán su mate a cuestas para no sufrir tanto, el desarraigo. Quién sabe adónde se seguirá “contagiando” nuestra sana infusión y espiritual costumbre de beber mate. Es que este símbolo patrio promueve la amistad y es fiel compañero en las soledades.
Montechiesi nos dedicó la canción Mate amargo, en letra de Tabaré Regules y música de Amalia de la Vega, en la voz de la cantante uruguaya, Jose Damiani, y Eduardo Larbanois en guitarra.