Los precios del ganado para faena con los que se abastece de carne el consumo doméstico están planchados desde hace meses. Hay operadores del mercado que esperan un primer salto de los valores en diciembre, cuando se combinarían una menor oferta del engorde a corral con la mayor demanda de carne por las fiestas. Otros, menos optimistas, esperan que esa mejora se consolide desde marzo, tras el regreso de las vacaciones y cuando se registre además un mayor faltante de hacienda terminada.
Si eso sucediera, la mejora sin dudas sería bien recibida, pero no aprovechada por los productores, ya que muchos van a comercializar sus tenencias antes de los aumentos.
De acuerdo con los números de la Cámara de Feedlot, los retrasos en los precios de la hacienda liviana son muy marcados. Sus análisis indican que si a los valores actuales (de 300/330 pesos por kilo vivo) que se pagan por los mejores lotes se los actualiza por inflación, el precio debería ser de 550 pesos. El atraso en esa cuenta llega a 57% hasta octubre, pero la brecha se sigue ampliando
A los engordadores también les preocupan las perspectivas, porque los costos vienen subiendo y la tendencia sigue siendo alcista. El maíz valía en enero disponible 25.000 pesos y ahora cuesta 40.000 pesos. La suba fue de 65% y -seca mediante- se continuaría afirmando.
Además, el cereal de esta campaña que se requiere para el engorde en 2023 recién estaría disponible en mayo-junio, ya que la mayor parte del área se sembraría de forma tardía.
Por eso se espera que el valor del disponible se siga afirmando. En consecuencia los costos de la alimentación al menos hasta mitad de año, justo en el período del año en el que más ganado se encierra y engorda.
Lo que se viene también es la zafra de terneros que, también sequía mediante, se anticiparía esta temporada y la hacienda que se ofrecería tendría menos kilaje.
Si eso sucede, y las lluvias recién llegan en marzo tal como lo prevén los pronósticos de los climatólogos, los engordes no podrán encerrar hacienda en cantidad. Sobre todo si además no hay maíz abundancia de maíz en la primera parte del año 2023.
Por la sequía tampoco habría campo para la recría, porque no llueve pasto. En este contexto es posible esperar menos demanda de terneros en el primer cuatrimestre al menos y si eso sucede el impacto no sólo sería en el bolsillo del engordador sino también del criador. La hacienda, finalmente, comenzaría a achicar su visible retraso.