En la campaña 2020/21 el 31% del área maicera de la provincia de Entre Ríos se realizó con siembra convencional, es decir, roturando el suelo.
El dato –informado por el Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires– es preocupante, en términos de sostenibilidad, porque se trata de una gran zona productora del cereal, el cual se destina mayormente para atender a la demanda avícola presente en la provincia.
Entre Ríos, junto con el norte de Santa Fe, donde el 26% del área de maíz se hizo con siembra convencional, representan dos jurisdicciones en las cuales, podría decirse, muchos productores “perdieron” en la “guerra” contra las malezas resistentes a diferentes principios activos y decidieron abandonar la siembra directa con el propósito de intentar deshacerse de las especies indeseables.
A nivel nacional, en la campaña 2020/21 el 89% del área de maíz se realizó bajo siembra directa, una cifra tres puntos menor a la del ciclo anterior y siete puntos abajo del “pico” registrado en 2017/18.
En algunas zonas de la región pampeana también está retrocediendo, aunque más lentamente, la práctica de la siembra directa continua, como es el caso del oeste y centro bonaerense y el centro santafesino.
En el norte del país, en cambio, los “creyentes” en el sistema de rotaciones agrícolas en siembra directa siguen más que firmes, a pesar de que fueron los primeros en tener que soportar las invasiones crecientes de malezas problemáticas.
Los lotes en labranza convencional ya están muy estresados por la sequía.🥵
Los de siembra directa todavía vienen aguantando bien.😉#yomonitoreo pic.twitter.com/YAM98hvhcJ— Viento Sur (@VientoSurAgro) December 27, 2021
La roturación de los suelos, una práctica contraria las metodologías empleadas por la agricultura regenerativa, si bien elimina la presencia de malezas en el lote, no garantiza la desaparición de las mismas, pues el “banco” de semillas de especies problemáticas puede tranquilamente permanecer en el campo para volver a manifestarse.