No fue de un día para el otro que tomó la decisión. Pero Walter Albrecht, uno de los padres de la industria del extrusado en Santa Fe, se arriesgó a todo o nada y dejó de moler soja en su fábrica ubicada en la localidad santafesina de San Guillermo. A cambio, se puso a producir expeller de girasol, con el objetivo de aprovechar esa materia prima disponible en su acopio y explorar nuevas variantes para el negocio.
“Teníamos la materia prima y vimos que en el extrusado podíamos agregar valor”, dijo Albrecht a Bichos de Campo, que además destacó que sigue convencido de que “el extrusado es el método más simple para producir valor agregado”.
La extrusora de los Albercht, llamada Don Elías, arrancó en 2011 con la soja, pero a la par la empresa dispone de capacidad de acopio, donde había un tonelaje importante de girasol. ¿Y cómo se procesa ese grano? A diferencia de la soja, que se extrusa, “con el girasol se hace un doble prensado. Cambia el método y de hecho es mucho más simple”, explicó el emprendedor.
Mirá el reportaje completo realizado a Walter Albrecht:
Albrecht aclaró que hacer la mudanza de su materia prima no fue una tarea sencilla. “Visité algunas aceiteras de amigos y me pareció mucho más simple ajustar la planta de soja a girasol, más allá de que tuvo su complejidad. El motivo por el cual nos pasamos es debido a la competencia fenomenal que existe con el expeller de soja. Además nosotros tenemos materia prima como para sostener una empresa durante todo el año, con girasol propio, de acopio”, remarcó.
El empresario explicó que, en este caso, “se hace una fractura mecánica del poroto y se rompe la celda interna de ese poroto que contiene el aceite. Se realiza una cocción y se separa el aceite con una prensa sin usar solventes -como suele realizar la industria aceitera en general-, lo que lo vuelve un aceite libre (de solventes). Es todo por fricción”.
El empresario añadió que “el girasol contiene mucho más aceite que la soja”, ya que del proceso “el 40% de lo que se extrae es aceite y el resto es expeller”. Otro beneficio intrínseco del prensado de girasol frente al extrusado de soja, según Albrecht, es que “en el expeller del girasol no hay modificación genética”, con lo cual se genera un alimento de consumo directo a partir de un grano que nunca fue transgénico.
Pero Albrecht advirtió que “la cáscara de la semilla del girasol es mucho más dura que la de la semilla de soja, y eso es una complicación. En nuestra zona predominan los girasoles rayados, los cuales tienen una capa bastante más gruesa, y se vuelve más pesada la extracción; por ende habría que ir hacia un girasol negro”.
El principal demandante de este tipo de productos debería ser el tambero. “La complicación es que el sector dice que está muy cómodo con el expeller de soja y ahí está la batalla. Pero la realidad es que son 10 las plantas que producen este tipo de expeller en el país, con lo cual es muy poco lo que se conoce”, confesó Albrecht, que sabe que tiene por delante un largo camino por recorrer.
Pero como con la soja extrusada, Walter está muy seguro de su decisión. “Un pollero de Santa Fe me decía que hace 20 años atrás usaba este expeller de girasol para sus ponedoras y pollos, hasta que apareció la soja y ahí vino el reemplazo. Estamos en la postura cómoda de usar la soja cuando hay un diferencial de precios importante. Hay que tratar de revertir ese ´no´. Es un trabajo de hormiga pero de a poco mostrará sus resultados”, afirmó.