El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) informó sobre el desarrollo de una técnica de producción de bajo costo de un hongo comestible que tiene supuestas “propiedades nutritivas superiores a la carne”. Su textura, según una gacetilla oficial, es semejante a la del atún desmenuzado. Es decir que no sirve para hacer asados, pues se caería por la rejilla de las parrillas.
Junto a la empresa EnyeTech, el organismo tecnológico estatal informó que “han logrado desarrollar el hongo Fusarium Venenatum, también llamado Quorn o Kernel”. Luego imaginan el mejor de los futuros posibles para esas sustancia: “Permitirá descentralizar y democratizar el acceso de la población a las proteínas de alto valor”, exageran, imaginando una verdadera revolución en la cadena alimentaria y el combate a la pobreza.
“El Kernel demostró tener enormes ventajas. Es un alimento seguro para consumo humano que posee proteínas de alto valor biológico sólo superadas en calidad por el huevo. Es sustentable y sostenible, ya que su producción reduce las huellas hídrica y de carbono”, siguen diciendo.
En la página web sobre el kernel hay muy lindas ilustraciones y pocas explicaciones. Allí sus creadores esconden la información básica sobre el nuevo alimento. Apenas dicen, en tono publicitario: “Una nueva forma de hacer proteínas. Imagina un mundo donde todos tengan acceso a proteínas de alta calidad. Y esta proteína es más saludable y más asequible que la carne. Y reduce drásticamente el impacto ambiental negativo. Y también se puede producir en casa. Esto es Kernel”.
A mi, por ahora, solo me hace acordar a cómo en mis tiempos de la infancia algunas familias hacían un yogur espantoso dentro de la heladera familiar.
Este hongo en particular sería originario de Inglaterra y se denomina Fusarium venenatum. Se supone que a partir de estos avances podría ser adoptado masivamente por la población porque, es “100% neutro y totalmente versátil (puede adoptar cualquier tipo de sabor, dulce, salado, cárnico, etcétera). Es decir que puede adicionarse sin modificar el sabor original de las comidas”.
Los líderes del proyecto Kernel dentro del INTI son Leonardo Spina (Presidente Técnico), Fabián Nigro (Jefe de Centro de Microbiología) y Martín Blasco (líder del proyecto). En su origen el proyecto tuvo el apoyo económico de EnyeTech. Con esos recursos, este grupo importó un hongo base desde el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). El trabajo de investigación de los expertos argentinos peritió luego encontrar una manera de criar ese hongo y fortalecerlo.
“Logramos desarrollar una técnica de producción de bajo costo y este año vamos a llevarla de una escala de laboratorio a su elaboración industrial”, indicó el director operativo del programa Kernel, Sebastián Taito. “El producto fue pensado para abastecer a zonas de altos requerimientos alimentarios, como comedores escolares, con un producto nutritivo y económico”, agregó.
Desde el INTI remarcaron que la producción requiere 20 veces menos agua que la elaboración de proteína animal, y que “tiene alto porcentaje de fibras y bajo nivel de lípidos y grasas saturadas y no contiene colesterol”.
Ahora se supone que la firma EnyeTech está en conversaciones avanzadas con empresas de consumo masivo y organismos internacionales (entre ellos las Naciones Unidas), para complementar sus productos y diseñar alimentos terminados a partir de las proteínas del Kernel.
Además en esa compañía estarían trabajando en un prototipo para producir el alimento de modo casero. Por ahora sería como un electrodoméstico del tamaño de un lavarropas.
Chorizos de Kernel para aquel que quiere comer todo a la parrilla. Que buena noticia, gracias bichos de Campo!
me gustaría saber que pasa con el contenido de ácidos nucleicos? estos ácidos constituyen la variable limitante para este tipo de proyectos. recordemos los proyectos de principios del siglo XX para alimentar la población con levaduras. preguntando de otro modo, que pasa con los niveles de ácido úrico en los consumidores?