César Bazet es oriundo de Olavarría, provincia de Buenos Aires, pero se hizo chaqueño hace muchos años, ya que sus padres decidieron mudarse para ir a producir a esa región. La frontera agrícola aun no se había expandido como sucede ahora.
Por eso César hace mucho tiempo que lidia con las condiciones climáticas de la región. Su actividad principal la desarrolla en Charata, una región agrícola que muy castigada por la última sequía y la ola de calor de este verano.
“La realidad es que en esta zona la sequía del año pasado se retiró muy tarde. Nos permitió sembrar, pero no en tiempo. El girasol se implantó tarde y las enfermedades de fin de ciclo lo afectan, por lo que los rindes son malos. El promedio de la zona es de 1.000 kilos/hectárea”, indicó.
“En el caso del algodón hay algunos que ya florecieron y reapareció el picudo que hace tres años no teníamos”, alertó el productor.
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También la soja se sembró tarde en esa región agrícola y eso lleva a que el momento de la floración sea más limitado, y a que se necesite agua en el momento indicado.
“Esta zona, el sudeste del Chaco, se desarrolló en los últimos 20 o 25 años. El algodón tuvo su época de oro y se fue ampliando la frontera agrícola. Luego del 2000, la que mandó fue la soja y también el maíz, hasta que ahora en los últimos años se volvió a compartir superficie con el algodón, que es nuestra economía regional”, contó Bazet.
El productor sostuvo que las rotaciones con ese cultivo les dan la opción de “salir un poco de la soja, que acá se está haciendo inviable prácticamente. Hoy se precisan 3.000 kilos (por hectárea de rendimiento) mínimo para cubrir todos los costos. Y hablar de 3.000 kilos… Alguna vez los sacamos, alguna vez sacamos 4.000 kilos, pero no es lo normal. Los rindes de 3.000 kilos acá son extraordinarios”.
Además de los costos de producción, luego se suman otros como el del flete a los puertos que “son mucho más elevados que los de la pampa húmeda, A eso hay que sumar los impuestos municipales y provinciales que la vuelven inviable a la soja”, indicó el chacarero.
También se complicó la producción de maíz: “Hoy para cubrir costos necesitamos rindes de 6.500 kilos. No sabemos para qué estamos trabajando, porque en la zona los productores grandes llegan a los 8.000 kilos en algunos casos, pero por lo general son de 6.000 a 7.000 kilos los rendimientos por hectárea” indico el agricultor.
“La única forma de lograr una ganancia es con una ingeniería financiera muy practicada, donde uno esté continuamente metido en otro rubro, que no sea el campo, sino que estar viendo dónde colocarse, qué crédito sacar, o a ver dónde está la posibilidad de hacer una diferencia”, evaluó el productor.
Luego se quejó: “En este país, para administrar algo, tenés que tener diez profesiones, te la pasás estudiando todos los días porque siempre hay una nueva, todos los días hay normas nuevas”.
Pese a las complicaciones, como muchos de sus pares, Bazet piensa en ir por más. “Tengo ganas de hacer muchas cosas. Voy andando por distintos lugares conociendo, aprendiendo, viendo qué cosas hacer. Me gustaría implementar el riego por goteo. También le estuve dando la vuelta a la automatización en la alimentación de cerdos. No estoy inventando nada sino copiando lo que han hecho en otros lados. Con la producción de cerdos uno puede producir fertilizantes, producir biogás. Hay infinidad de cosas por hacer y ojalá se puedan en gran escala”, se ilusionó.
Bazet tiene muchos proyectos latentes. Quiere crecer, pero dice que para eso se requiere de orden macroeconómico y que la política cumpla lo que promete.
“La democracia nos trajo muchas cosas buenas, pero a veces pareciera que no funciona, hay algo que no está funcionando, como que hay gente que no nos representa. Solo nos representan en las votaciones, cuando piden el voto, y luego se olvidan de los votantes”, reflexionó el productor chaqueño.
En este tren, le preguntamos por la actual gestión, ya que un candidato que prometió mucho para el campo fue el actual presidente Javier Milei, pero ni bien llegó al cargo no demoró en querer aumentar las retenciones, a pesar del apoyo masivo que le dio el sector agropecuario.
“Lo que siento es defraudación, que es ‘más de lo mismo’. Lo único diferente que hizo fue sincerar un poco el tipo de cambio, pero luego lo han dejado, anclado con un 2% mensual de devaluación, lo que nos va a traer un problema a no muy largo plazo. Entonces, a ver, no hicieron nada todavía. Esa es la realidad”, determinó.
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