El 3 de diciembre, días antes del cambio de gobierno, anunció que padecía de un cuadro de “stress financiero”. Pero luego el malestar se propagó por todo el cuerpo. Sus síntomas eran la falta de pago de sus deudas, el cierre de plantas y el silencio de radio de sus directivos. Esta semana la compañía Vicentín, una de las tres gran aceiteras de capitales nacionales que quedan en la Argentina, parecía condenada a entrar al quirófano y se especuló mucho con que sería ella misma la que pediría su concurso de acreedores a la justicia comercial. No lo desmintió, pero orgullosa insiste que podrá curarse sola y sin ayuda de ningún juez que haga las veces de cirujano.
“Ante las distintas versiones que circulan en las últimas horas en diversos medios periodísticos, el Directorio de Vicentin desea aclarar y ratificar que todos los esfuerzos de la empresa se encuentran dedicados a alcanzar los objetivos prioritarios que ha hecho saber a los distintos interesados: la defensa de las fuentes de trabajo, la rehabilitación de su actividad productiva, el restablecimiento de su operatoria comercial con sus productores y la restructuración de su pasivo financiero”, indicó la aceitera en un comunicado.
Ver Apareció Vicentín y prometió un plan para evitar una “convocatoria de acreedores”
Este posicionamiento, casi un acto de fe, se conoció luego de que arreciaran las versiones sobre una inminente convocatoria de acreedores solicitada por la misma empresa. Consultados por Bichos de Campo, voceros de la compañía aclararon que esa sería “la última opción a tomar” si hubiera decisiones judiciales controvertidas y que afecten su plan de acción, que consiste en alcanzar Acuerdos Extrajudiciales con sus acreedores.
El comunicado de Vicentín se conoció luego de que algunos medios dieran por sentado que la decisión de ingresar al quirófano de la justicia estaba tomada. La aceitera santafesina acumula un pasivo cercano a los 1.300 millones de dólares, de los que solo 200 millones corresponden a préstamos del Banco Nación que por ahora están en categoría 1. En la nota se informó que “hemos iniciado las conversaciones con el Banco de la Nación Argentina para estructurar una propuesta aceptable para dicho banco y para todos los bancos oficiales”.
Antes del final de la feria judicial, con el inicio de febrero, Vicentín ensayó algunos arreglos extrajudiciales y lanzó una oferta para todo sus proveedores de granos (acopios, corredores y cooperativas, pero también productores individuales), que no satisfizó a todos. La deuda comercial de Vincentín que tienen en vilo al sector productivo ascendería a otros 350 o 400 millones de dólares.
Según algunas versiones, el grueso de los productores y corredores decidió no firmar la APE (Acuerdo Preventivo Extrajudicial) y hasta hubo varios casos de empresas que decidieron pedirle por su lado a la justicia que intervenga. Es decir, que se dicte sin más el concurso y se meta bisturí a fondo. El diario El Cronista habló de una decena de casos.
En su propuesta Vicentín proponía abonar una parte de la deuda y financiar en 8 años el resto, salvo en el caso de productores con un pasivo en juego de menos de 30 mil dólares.
En su nuevo comunicado, la aceitera enfatizó que “la propuesta realizada a los acreedores comerciales ha cosechado un gran número de adhesiones y nos encontramos trabajando en la instrumentación de los acuerdos individuales, como así también en la concertación de reuniones para conciliar y aclarar aspectos de la misma”.
Vicentín criticó a los que se cortaron solos y recurrieron a la justicia comercial. “Las medidas cautelares interpuestas por unos pocos acreedores comerciales, activadas en el período de feria judicial, han imposibilitado la puesta en marcha de las plantas, pese a que había interesados de primera línea en fasones que lo hubiesen permitido”, se lamentó.
Tras revelar conversaciones con los bancos públicos y con buena parte de sus proveedores de soja, la compañía avisó que el siguiente paso para su recuperación será “avanzar en las negociaciones con los bancos privados locales e internacionales a los que se les presentará una propuesta que permita también alcanzar un pronto acuerdo”.
“Es la firme intención de Vicentín: a) Salir de los problemas financieros actuales mediante un acuerdo con los acreedores en el menor tiempo posible, cualquiera sea la figura jurídica aplicable; y b) Reactivar las Plantas Industriales lo antes posible, garantizando en cualquier escenario el mantenimiento de los puestos de trabajo”, destacó la empresa.
De todos modos, en ningún tramo de su manifiesto, la empresa enferma descarta por completo que sea ella misma la que finalmente acepte someterse a la operación dentro del quirófano de la justicia. “Es nuestra voluntad y nuestra obligación, arbitrar todos los medios que estén a nuestro alcance para proteger los activos de la empresa y a nuestro personal”, se indicó.