A más de veinte años de su desarrollo, el famoso “arroz dorado”, que fue modificado genéticamente para aportar mucho más beta-caroteno (fuente de vitamina A) a quien lo consume y así prevenir varias enfermedades, entre ellas la ceguera, logró ser aprobado por las autoridades de Filipinas, que se convirtió así en el primer país del sudeste asiático, la gran región productora de arroz, que podrá contar con esa variedad.
Para quienes siguen el día a día de los transgénicos en el mundo, esta era la noticia más esperada. Por sus beneficios para la salud, el arroz dorado quizás sea el OGM más virtuoso de todos los que se han creado hasta ahora, pero lo resistencia de la militancia anti-biotecnología -que sobre todo condena los cultivos transgénicos de consumo humano directo- demoró por más de dos décadas su irrupción en el mercado. De allí que su aprobación en un lugar tan lejano sea noticia también en estas costas.
Cuanta una crónica de ChileBio, que el famoso arroz dorado había sido evaluado y aprobado previamente para la seguridad alimentaria y su consumo en cuatro países: Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Estados Unidos. Pero la autorización en Filipinas, primer país asiático en hacerlo, puede ser el efecto bisagra que esperaban sus creadores.
El arroz dorado fue creado por el científico Ingo Potrykus del Instituto de Ciencias Vegetales del Instituto Federal Suizo de Tecnología, junto con Peter Beyer de la Universidad de Friburgo. Fue diseñado para producir beta-carotenos, que es un precursor natural de la vitamina A, en el endoespermo del grano. Para lograrlo se introdujeron genes de la flor del narciso y de la bacteria Erwinia uredovora en el ADN del arroz.
Logrado el objetivo, estos científicos renunciaron a la patente para que el arroz pueda ser utilizado en misiones humanitarias. En Filipinas se lanzó el Proyecto Arroz más saludable llevado a cabo por DA-PhilRice en asociación con el Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI).
Que veinte años no es nada. Cuanta la Wikipedia que “los detalles científicos de la tecnología aplicada se publicaron en Science en el año 2000″, y explica que “el arroz dorado se desarrolla como comida fortificada en áreas donde hay faltante dietaria de vitamina A. La vitamina A es indispensable durante el embarazo para prevenir la morbilidad, la mortalidad y la ceguera nocturna”. En 2005 se presentó una nueva versión mejorada, que producía 23 veces más beta-caroteno que el arroz dorado original.Pero “todavía ninguna de estas variedades está disponible para consumo humano”.
Ahora se pronunció Filipinas y la historia podría cambiar. El doctor John de Leon, director ejecutivo del Departamento de Agricultura e Instituto de Investigación del Arroz de Filipinas (DA-PhilRice), anunció que el pasado 21 de julio de 2021 se emitió un permiso de bioseguridad para poder propagar el arroz dorado. esto es, multiplicar sus semillas pensando en una siembra masiva.
El permiso estipula que el arroz dorado “se ha sometido a una evaluación satisfactoria de bioseguridad de conformidad con el Departamento de Ciencia y Tecnología, Departamento de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Departamento de Salud y Departamento de Interior y Gobierno Local Circular del Departamento Conjunto 1, Serie de 2016 ”.
Como se dijo, esta aprobación de bioseguridad del arroz dorado es la primera autorización para la propagación comercial de un arroz transgénico en el sur y sudeste de Asia.
De Leon explicó que además de cumplir con la regulación de bioseguridad, el desarrollo del arroz dorado sigue el proceso estándar de mejoramiento del arroz, que generalmente toma de 10 a 12 años antes de que una variedad llegue a los consumidores. Con este permiso, ahora se puede plantar arroz dorado para producción comercial.
Sin embargo, el funcionario aclaró que el arroz dorado todavía tendrá que solicitar el registro de variedades (aprobar cada variedad de semillas modificadas) por parte del Consejo Nacional de la Industria de Semillas (NSIC).
“La investigación rigurosa y la revisión regulatoria han demostrado que el arroz dorado es tan seguro como el arroz común con el beneficio adicional del betacaroteno en sus granos”, celebró Ajay Kohli, el director de Investigación del IRRI. Y añadió que “este hito es el producto de un trabajo de colaboración transversal en las ciencias de la agricultura y la nutrición, el sector público y las comunidades agrícolas locales, que esperan ver que el arroz dorado llegue a las mesas de quienes más lo necesitan”.
Por ahora, más cerca de verlo andar a campo, los estudios previos han demostrado que una porción (una taza) de este arroz genéticamente modificado contiene suficiente betacaroteno para satisfacer entre el 30% y el 50% del requerimiento promedio estimado de vitamina A para niños de 6 meses a 5 años de edad, considerado el grupo con mayor riesgo de deficiencia en Filipinas. En la actualidad, solo 2 de cada 10 hogares filipinos cumplen con el requerimiento promedio estimado de ingesta de esa vitamina.