Juan José Trucco es licenciado en Administración Agraria y productor ovino, que vive en Trelew, provincia de Chubut, donde además con sus hermanos tiene una oficina de administraciones rurales y contables. El año pasado participó de la celebración por los 100 años desde que Cabo Raso, fue declarado oficialmente como “pueblo”.
Cabo Raso está ubicado sobre la costa atlántica, a 160 kilómetros al sur de la capital chubutense, sobre la bahía Vera. En aquellos festejos también celebraron los 121 años del comienzo civilizatorio del lugar, del que su abuelo paterno Juan Antonio fue un pionero, ya que llegó desde Sunchales, donde sus padres eran chacareros.
Juan Antonio integraba una comparsa de 200 trabajadores de Correos y Telégrafos de la Nación. Desembarcaron en Rawson y partieron hacia Cabo Raso, que era sólo un accidente geográfico o mejor dicho solo un páramo en medio de la inmensidad patagónica. Un 26 de diciembre del año 1900, a las 10 de la mañana, el General Roca envió un telegrama al ganadero Ricardo Fischer, en reconocimiento por haber donado las tierras para instalar allí la oficina de correos y telégrafos.
Una vez montada, al abuelo de Juan José lo nombraron allí Jefe de Correos y Telégrafos, porque era el único que sabía leer y escribir, convirtiéndose así en el primer habitante de Cabo Raso. Tenía apenas 16 años y le enseñaron el código morse.
Al año, en 1901, el abuelo de Juan José pidió licencia por un mes y viajó a Sunchales, en busca de su novia. La llevó a la Patagonia y se casó con ella. Don Juan Antonio, para comer carne, debía pedir una oveja a los ganaderos y eso le daba vergüenza. Entonces consiguió que el Estado le otorgara un permiso para ocupar dos leguas cuadradas -5000 hectáreas- para criar sus propios ovinos.
El bisabuelo materno de Juan José había llegado a Río Gallegos y de ahí fue subiendo de pueblo en pueblo hasta afincarse en Cabo Raso, que en 1907 ya era un poblado prometedor, en pleno crecimiento. Allí instaló el primer almacén de Ramos Generales, al que le puso por nombre “El Tehuelche”, en honor a esta etnia aborigen, con la que se llevaban amigablemente. Intercambiaban pieles, cueros y plumas. Luego, vendió el almacén al abuelo paterno de Juan José. Éste conserva la escritura de aquella venta.
En aquel tiempo los barcos fondeaban frente a las costas, en la bahía. Así fue cómo, inmigrantes españoles, italianos, alemanes, noruegos, rusos, polacos y en menor cantidad ingleses, se fueron quedando y se erigieron como albañiles, alambradores, poceros, molineros, esquiladores y demás oficios rurales. Conformaron un pueblo de unos 500 habitantes que llegó a tener escuela, comisaría, juzgado, comercios y hasta cementerio. Pero recién el 11 de Julio de 1921 fue declarado oficialmente “pueblo”, por un decreto del presidente Hipólito Irigoyen. En 1922 nació el papá de Juan José en Cabo Raso.
En 1925 el abuelo Juan Antonio decidió dejar aquel pueblo pensando en una educación más completa para sus hijas y buscando un desarrollo económico mayor. Se fue a Zárate, al norte de la provincia de Buenos Aires, donde instaló un local de materiales de la construcción bajo el nombre “La Tehuelche”. Luego se mudó a Buenos Aires para que su hijo se recibiera de ingeniero agrónomo, y allí falleció en 1938. Por eso Juan José nació en la Capital Federal y se crió en el barrio de Flores, pero siempre yendo y viniendo a Cabo Raso, porque su familia nunca dejó de ocuparse de las ovejas de su campo familiar, ni del almacén de ramos generales que habían dejado allí.
Detalla: “Las tierras fueron conseguidas en propiedad por mi abuela y por mi padre en 1958, luego de recibir inspecciones anuales de los organismos públicos competentes, en los que se verificaba la construcción de mejoras: casas, galpones, alambrados, corrales, árboles, haciendas de calidad, etc.”
En 1940 funcionó un colectivo que iba de Trelew a Rawson por la Ruta 1 y seguía hasta Cabo Raso. Continuaba hasta Camarones y regresaba a Trelew por la Ruta 3.
Pero de pronto comenzó una época adversa para Cabo Raso, fundamentalmente por dos razones: al iniciarse la construcción de la Ruta 3, que pasaba a unos 100 kilómetros al Oeste del pueblo, éste quedó relegado. Pero además, comenzó a mermar la llegada de barcos a sus costas.
Poco a poco sus habitantes comenzaron a migrar a otros lugares en busca de mejores oportunidades. En 1950, se cerró el colegio. En 1960, lo mismo sucedió con la comisaría y en esa misma época el juzgado se trasladó a Camarones. En 1972 se cerró el correo por considerarlo ineficiente. Hasta que quedó una sola habitante, Mercedes Finat, al frente del almacén de ramos generales que su familia finalmente le había comprado a los Trucco. Ella atendía el correo y llevaba las encomiendas a Rawson, sin cobrar nada. Pasaba los informes meteorológicos a diario. Falleció y su cuerpo yace en el cementerio de Cabo Raso.
Sólo quedaron taperas de construcciones revestidas de madera por dentro. Y alguna gente de paso que habrá necesitado refugiarse de los crudos inviernos, al encender un fuego, seguramente sin querer, fueron incendiando lo poco que quedaba. El correo se perdió por completo. Otros edificios fueron saqueados.
Menos mal que sobrevivió el recurso de la ganadería ovina. Juan José se recibió de administrador agrario y se mudó a Trelew, donde puso su oficina y desde donde viaja a administrar su campo en Cabo Raso. Explica que toda la región que comprende desde la costa chubutense, al este, la Península Valdez, al Norte, Comodoro Rivadavia, al Sur, y la Ruta Nacional 3, al Oeste, actualmente es la zona de producción ovina más importante de la provincia, en cuanto a cantidad y calidad de ovejas, de las que predomina la raza Merino australiana.
Además es la mejor zona de producción lanera, en cantidad y calidad. “Es que al estar cerca de la costa, la humedad hace que ni los inviernos sean tan bravos ni los veranos tan cálidos”, asegura, y agrega que el 80 % de la lana se exporta, en sucio o industrializada, de lo cual el 100% se realiza en Trelew, donde hay unas 10 empresas. Allí se concentra toda la lana del país para su procesamiento y desde los puertos patagónicos –desde Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia y Puerto Deseado- se exporta al mundo. La zona núcleo de producción lanera del país va desde Cabo Raso hasta Camarones. Allí están los mejores campos y las mejores majadas.
En 2008, una familia aventurera se instaló en Cabo Raso, comenzó a reconstruir algunas casas y como medio de vida apostaron al turismo, a alojar a los pescadores y a darles de comer. No tenían luz eléctrica sino faroles a kerosene. La calefacción era a leña. Con el tiempo compraron un grupo electrógeno y luego instalaron pantallas solares. Hoy reciben a voluntarios de distintas partes del mundo y ya vislumbran un gran potencial turístico. Las olas de la costa de Cabo Raso son ideales para hacer surf.
Poco a poco se fueron reuniendo los descendientes de quienes habían habitado aquel pueblo costero y el 11 de julio de 2021, siendo 100 amigos, crearon la Asociación Civil Amigos de Cabo Raso. Todos comenzaron a aportar objetos recordatorios de aquel pasado y a juntar fondos para, por ejemplo, volver a construir una réplica de la oficina de correos. Se recuperó una balanza, una máquina de escribir. Ahora están rearmando un Chevrolet modelo ’36 para exhibirlo.
Juan José se queja de que hoy la rentabilidad de la ganadería ovina es nula, por no decir que da pérdida. Pero menos mal que esto de haberse puesto a trabajar en la recuperación histórica de Cabo Raso lo tiene lleno de alegría y de esperanza. Y dice que la Asociación está abierta a todos los que tengan ganas de darles una mano.
En medio de los festejos navideños, hemos elegido dedicarle a la Asociación de Amigos de Cabo Raso la milonga andina “Navideña”, de y por Hugo Giménez Agüero, en su disco Navidad.