Luis Esparraguera es nacido en Catriló, La Pampa, y criado en la localidad bonaerense de Los Toldos, al noroeste de la provincia, donde se recibió de técnico electromecánico y ejerció la docencia durante 31 años, en la misma escuela técnica donde se recibió. Hace unos años comenzó a ver que no había un frigorífico donde se faenaran los animales en un radio no menor a los 50 kilómetros. Fue entonces que comenzó ese sueño.
Luis empezó a comentarlo en su ámbito familiar y fue entusiasmando a su madre, Margarita, quien le cedió un terreno para que en 2017 comenzara a levantar los cimientos de un pequeño establecimiento destinado a la faena de ovinos. Lo concretaron en un terreno ubicado en la zona de Cuartel Segundo, a unos 11 kilómetros de la ciudad, pero apenas comenzada la base de la obra, decidieron levantar el edificio en otro terreno familiar, más cómodo, porque se hallaba sobre el camino Real que va hacia la Escuela Hogar Número 2 y desemboca al suroeste en el pueblo de Quiroga, de mejor acceso y más cerca de Los Toldos, a sólo 8 kilómetros de la zona urbana.
Poco a poco, Luis fue entusiasmando al resto de su familia, al punto de que en octubre de 2019 comenzó a levantar los cimientos para tener un frigorífico más grande que el anterior, ya de 260 metros cuadrados cubiertos, con el mismo fin de faenar animales menores, con las mismas dimensiones en la parte de ovinos, pero le agregó una sección más grande, para porcinos. Tanto más grande, que cuando llegue a funcionar a pleno va a necesitar una fuerza laboral de unos 25 empleados, lo que provocará un impacto positivo en su zona.
Pero básicamente este frigorífico significará un gran alivio para los criadores de animales de la región, donde según él, abunda la cría de ovejas y además tiene como vecino cercano a un gran criadero de cerdos, muy reconocido, de la familia Pierini.
Mirá la entrevista:
Comenta Esparraguera que anteriormente hubo un frigorífico de ovinos en Los Toldos, que cerró. Había, además, otro en la ciudad de 9 de Julio, pero cerró, y otro más grande en Junín, pero que en este momento también está cerrado, de modo que actualmente quienes necesitan faenar, disponen de un frigorífico al que para llegar, deben transitar con sus animales más de 100 kilómetros. O faenar al pie de un árbol, en pleno campo, sin condiciones sanityarias mínimas requeridas.
Fue tal el entusiasmo de Luis, que se sumaron al proyecto, su esposa Irma, sus hijos, Oriana y Federico, luego su hermana María Alejandra y hasta su sobrino, Thiago. “Los puse a renegar a todos”, dice, con su gran sonrisa, que lo caracteriza. Pero les sobrevino la pandemia y la obra quedó detenida.
Finalizada la restricción a causa del coronavirus, la familia Esparraguera en conjunto, reemprendió la obra, que actualmente se halla cerca de ser finalizada y a la que sólo le falta recibir los instrumentos del laboratorio, según detalla el técnico electromecánico, quien ha pasado su vida enseñando a los jóvenes sobre máquinas y electricidad, según cuenta, risueño, de modo que sigue “en su propia salsa”, asegura.
En este camino de años, por el que se transita un “rosario” de presentación de papeles y documentación, cuenta Luis que se siente agradecido porque todo transcurrió sin inconvenientes, y con ayuda del Estado, porque pudo recibir financiación a través de un crédito de la Mesa Ovina de General Viamonte, como del intendente local, quien le mandó personal idóneo y la maquinaria necesaria para acomodar el terreno. Pero sobre todo, sintió el invalorable aliento y asesoramiento del veterinario Raúl Langée, a quien no quiere dejar de mencionar porque en todo este largo tramiterío ha sido su firme “palenque” que lo ha guiado con una gran profesionalidad y sapiencia, asegura.
Como no hay una tradición frigorífica en su región, Luis explica que no cuenta con gente capacitada para un oficio que no es difícil, pero sí requiere de mucha habilidad, para lo cual ha estado pensando en convocar a alguna persona especializada que los instruya. Ironiza que su esposa le reprocha que nunca ha hecho una pileta en su domicilio, mientras que en su frigorífico, próximo a inaugurar, ha tenido que hacer tres piletas para el tratamiento del agua, la cual pasa previamente por dos cámaras, y posteriormente a la decantación, pasa por un clorinador hasta desembocar en la tierra.
A Luis Esparraguera le falta muy poco para obtener la habilitación de su frigorífico, al que llamará “La Chacra” y contará con permiso para tránsito provincial. Él está que se “sale de su vaina”, como dicen los paisanos. A sus 55 años, ya jubilado, se está lanzando a emprender una tarea que lo tendrá entretenido por el resto de su vida, no sólo a él sino a toda su familia y que podrán continuar sus hijos por mucho más tiempo. Además, traerá seguridad sanitaria para su región y generará una fuente de trabajo para muchas familias de su pago.
En Bichos de Campo contamos su historia y le deseamos muy buena suerte. Celebramos su espíritu de emprendedor, que ojalá contagie a muchos más en otras partes de nuestro país, donde tanto se necesita. “La crisis que estamos atravesando es tremenda, pero las ganas de apostar y de seguir están intactas”, resume.
Los felicito a todos por su emprendimiento.En especial a la Familia Esparraguera que tengo el gusto de conocer.
Hola que bien cuando es en familia y equipo.
La verdad me llena de orgullo ver lo que Luis ha emprendido.Muchas felicitaciones!!!fuimos compañeros de colegio.Ojalá le vaya muy bien!!!