Avanza la cosecha de trigo y en algunos sectores, tanto de la producción como del comercio del cereal, hay temor por la aparición en escena del trigo HB4. El miedo es que esa variedad transgénica, sembrada sobre casi 53 mil hectáreas que ya se están cosechando, se mezcle con el convencional y eso perjudique los negocios de exportación de trigo y harina. Aunque se han prometido controles estrictos, algunos eslabones de la cadena -como los Acopiadores- manifestaron claramente sus reparos ante la iniciativa de Bioceres como por el accionar de los funcionarios del Ministerio de Agricultura.
El tema genera una nueva grieta dentro del sector.
En este escenario apareció una posición para calentar la polémica: El ex secretario de Agricultura del primer kirchnerismo (2003 a 2007), Miguel Campos, quien se mostró a favor de liberación de este evento transgénico, pero cuestionó la forma elegida por las autoridades para hacerlo. El HB4 fue habilitado comercialmente en octubre de 2000, pero “condicionado” a una autorización semejante por parte de Brasil, que todavía no sucedió. En medio, se sembraron las mencionadas 53 mil hectáreas bajo un sistema especial de preservación.
Campos, en este confuso escenario, Campos resalto que el ministro de Agricultura tiene la capacidad de autorizar estos eventos sin depender de otras opiniones. “Siempre que considere que son buenos para el sector, no necesita ningún aporte o mandato, tiene la capacidad para liberar el evento que considere apropiado. Así fue como se liberó la primera soja RR en la gestión de Felipe Solá en los 90″, recordó. El mismo Campos, en su gestión, autorizó el maíz transgénico NK603, rompiendo la “política espejo” que había aplicado el gobierno de la Alianza, en la que no aprobaba nada que no estuviera también avalado por la Unión Europea.
El ex secretario de Agricultura, de todos modos, recordó que aún en este tipo de decisiones “hay estamentos públicos que no son vinculantes aunque sí importantes, como la Conabia, el Senasa y los mercados, cada uno da su opinión. Pero el ministro puede o no tenerlas en cuenta”.
Para Campos, entonces, el trigo HB4 era “perfectamente liberable”.
“Se cuestiona que es un producto para consumo humano directo cuando se lo consumo como harina y es lo mismo que pasa con la soja transgénica, que está en un montón de variantes alimenticias”, explicó.
Escuchá la entrevista con Miguel Campos:
A su criterio, los puntos de este proceso que se deben cuestionaron son otros. ¿A qué se refería? A la forma en que se flexiblizó la multiplicación de la semilla y además que su liberación no debió quedar sujeta ad referéndum de lo que diga otro país, en este caso Brasil.
“Nadie cuestiona la flexibilización de la multiplicación que fue previa a la liberación, y que se hizo adrede para incrementar la capacidad de producción del evento no liberado que fue avalada por los funcionarios. Lo vidrioso e ilegal fue haber flexibilizado el evento así”, indicó Campos. Es decir, se sembró a gran escala a pesar de haber sido aprobado de modo condicionado. Esto es lo que alimenta los temores a una contaminación.
Con respecto al segundo punto criticado, el ex funcionario consideró que este OGM “era liberable pero no ad referendum de ningún país. Si se considera que es bueno, pues se libera y los países lo aceptarán o no. Es un riesgo que hay que correr, como se corrió en soja, maíz y con las variedades de colza y otras crucíferas liberadas para resistir al glufosinato de amonio a las que les agregaron al HB4”.
El ex secretario de Agricultura, que actualmente se desempeña como consultor, agregó que este segundo evento en el trigo de Biocerees -la resistencia al glufosinato- traería beneficios al sistema porque permite incluir en la cadena de control de malezas a un nuevo herbicida que frene la perdida de eficacia del glifosato, y que lleva al uso de un gran número de agroquímicos”.
Allí Campos no pudo evitar meterse en otra polémica: Dijo que como agroquímicos deben ser llamados esos insumos, ya que “no son ni fitosanitarios ni agrotóxicos”, como dicen fabricantes y ambientalistas.
Frente al brete, Campos consideró que se debería seguir avanzando en la liberación del trigo HB4, y que si se quisiera se podrían segregar otras diferentes variedades de trigo para poder cumplir con las demandas de los mercados.
“Que aparezcan productos con resistencia a los herbicidas va a permitir la rotación de agroquímicos y eso va a mejorar el sistema. Acá dependíamos de un solo herbicida (glifosato) y así nos fue, tuvimos que ir agregando otros para complementar la resistencia a las malezas y así, luego de 30 años se termina usando un cóctel de herbicidas mayor para compensar la falta de eficacia del glifosato”, advirtió.
Consideró que esto ayudará a responder a las exigencias de una demanda que pide menos uso de estos productos: “que aparezcan otras moléculas es importante para bajar el uso de herbicidas que es lo que pide el mundo. No digo que haya que eliminarlos, pero sí minimizar la cantidad de moléculas. Hoy se usa casi la misma cantidad que antes de que aparezca el glifosato en escena”.