Una crítica de los matarifes al modo en que se utilizan los recursos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA), y una carta que este sector envió al ministro desregulador Federico Sturzenegger, pidiendo o bien la disolución de ese ente o bien que el aporte de los ganaderos y frigoríficos deje de ser compulsivo para transformarse en voluntario, provocaron que la cadena de ganados y carnes deje de lado por un lado sus peleas y fracturas para realizar una defensa casi monolítica de la tarea realizada por dicho instituto.
“Los integrantes de la Mesa de la Carnes que representan a la cadena bovina y que suscriben la presente Ratifican y sostienen la labor que realiza IPCVA creado por Ley 25507”, dijo un comunicado de ese bloque, recordando que esa tarea de promoción de la carne vacuna “se solventa en su totalidad por aportes que realiza el sector privado” y que la conducción de ese ente “es realizada por representantes del sector privado”.
Nunca un comunicado de la cadena cárnica incluyó la palabra “privado” para dar cuenta de que no está en la órbita del debate público, ni al alcance de los gobernantes de turno, la posibilidad de realizar una posible disolución o intervención sobre el funcionamiento del IPCVA.
“El sector privado impulsó la sanción de la Ley de constitución del IPCVA para tener un ente capaz de realizar los estudios técnicos que hacen a la actividad como también para la promoción de la carne argentina en el mercado doméstico e internacional. Cabe destacar que los principales países productores de carne a nivel mundial también cuentan con entes similares sostenidos por el sector privado como son los casos de Australia, Nueva Zelanda, Gran Bretaña, Brasil, Uruguay, Estados Unidos, por citar solo algunos”, realza el comunicado de la Mesa de las Carnes.
En el ámbito de una reunión de ese bloque -que es coordinado por el ruralista Dardo Chiesa y que ha sufrido bajas importantes en los últimos años como las de la Sociedad Rural Argentina y el Consorcio de frigoríficos exportadores ABC-, surgió un debate acalorado cuando el representante del sector matarife, que dice representar 70% de la faena, se quejó de la orientación pro-exportadora del IPCVA en un país que visiblemente ha fracasado en sus políticas ganaderas, pues el consumo interno de carne cayó estrepitosamente y el stock bovino ha retrocedido.
Cuando la crítica al IPCVA de la Cámara de Matarifes y Abastecedores (Camya) se corporizó en una carta directa al ministro desregulador de Javier Milei, la reacción del grueso de las entidades que forman parte de la vida institucional y al conducción del IPCVA fue tajante y corporativa: “No es facultad del Poder Ejecutivo disponer sobre el futuro del Ente, por ley es privativo solo del sector privado. La transparencia en su administración está asegurada por el control de la Sindicatura y Auditoria Externa, ambos designados por la Secretaria de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación. Luego de 20 años, las acciones realizadas por IPCVA justifican y ratifican su razón de existencia”, dijo el comunicado de la Mesa de las Carnes.
Este el el escrito, que enumero una serie de logros que se adjudican al IPCVA, entre ellos la tarea necesaria para la apertura del fenomenal mercado de la carne en China:
Comunicado Mesa de las Carnes version 1
Cierto es que hay muchas tareas que el Instituto ha realizado con dinero aportado por frigoríficos y productores mediante un pago obligatorio al momento de la faena de cada bovino. También es real que el ente es conducido siempre por un dirigente de alguna de las cuatro entidades de la Mesa de Enlace, secundado por un representante de las cámaras de la industria (aunque hay dos de ellas que casi se han convertido en sellos de goma sin empresas afiliadas). Pero no es menos real que el sector ganadero, pese a la fenomenal inversión realizada, permanece estancado y que ha caído el consumo de este alimento entre los mejores clientes que tiene el sector, que son los argentinos.
Las responsabilidades de esa caída, claro está, están lejos de ser del IPCVA, pero los matarifes pretenden que -en todo caso- no los hagan cargar a ellos con un presupuesto que luego, en su mayor parte, se gasta en financiar la promoción de la carne argentina en el extranjero. “El IPCVA ha demostrado ser un elefante blanco en términos de costos y resultados. Mientras nuestros aportes obligatorios sostienen una estructura burocrática ineficiente, los beneficios reales para los matarifes y abastecedores son nulos. En un mercado globalizado, los productores deberían tener la libertad de elegir cómo y dónde promover sus productos sin la intromisión de un organismo privado/estatal”, le escribieron desde este sector a Sturzenegger.
Esta es la carta que desató la respuesta de toda la cadena cárnica:
Nota al Ministro F Sturzenegger_250211_163147