Colonia Caroya se ubica dentro del mapa argentino como una localidad puntera en la producción de alimentos, la elaboración de fiambres de forma artesanal con denominación de origen, e importantes atractivos turísticos como el paseo arbolado sobre la avenida San Martin, que recibe a quienes eligen el lugar como destino turístico.
Quizá lo más destacado de la región sean los famosos salames, que se elaboran con carne de cerdo y vaca de productores de la región, pero una postal se repite en casi cada esquina de esa avenida San Martín, y el de la producción agropecuaria a metros de las casas, ubicadas sobre la avenida, en plena urbanidad.
Esta producción en periurbano es otra de las postales tradicionales de la colonia, con aplicaciones de fitosanitarios, y toda la intensificación agrícola, viviendo en armonía con la vida urbana.
Y no parece ser algo sencillo mantener esa armonía para Eduardo Angulo, que es Secretario de Control y Fiscalización de la municipalidad, quien está a cargo de que toda la producción que allí se realiza, sea bajo normas de sanidad para las personas, y la vida de la localidad.
Incluso el trabajo de Angulo y sus equipos técnicos de control y fiscalización, contempla la producción frutihortícola tradicional de la ciudad cordobesa, evitando que las aplicaciones de fitosanitarios en la producción de commodities sea en las condiciones adecuadas.
“Este paisaje urbano y rural se repite mucho por acá”, narra Angulo, explicando porqué es común encontrar una plantación de trigo a apenas 6 metros de una vivienda y ha servido para que la ciudad se consolide como uno de los mayores productores de alimentos de la región.
“Es un sistema de gestión que tiene que ver primero, con el cumplimiento de la normativa ambiental. Básicamente una ley, la 91/ 64, una ordenanza municipal que es más restrictiva que la 12/65 y tiene que ver con que el inspector tiene que estar presente en la aplicación fitosanitaria, controlando el tipo de productos y a la vez se genera un sistema de evaluación continua. Eso genera estadísticas” explicó Angulo a Bichos de Campo.
El también ingeniero agrónomo señaló que “es uno de los pocos municipios que tiene estadísticas a nivel provincial sobre cuantos gramos de ingredientes activos se aplica por cultivo”.
“A la vez se trabaja con la rotación de cultivos. Tiene que ver con las buenas prácticas agrícolas, que tiene que ver permanentemente con la el Estado a disposición de los productores, para que puedan seguir produciendo y a la vez también un respaldo para todos los pobladores de que se está dentro del margen de la ley”, continuó explicando.
Mirá la nota completa con Eduardo Angulo:
-¿No es común ver los llamados espacios periurbanos, no se repiten muy a menudo en otros lugares?
-Sí generan muchas controversias los periurbanos. Nosotros particularmente estamos avanzando en la agroecología aquí en la ciudad. Tenemos también una parte frutihortícola, que muchas veces es motivo de noticia, por el uso de herbicidas hormonales, y estamos en un proyecto muy importante en la provincia, que tiene que ver con la posibilidad de investigar de dónde provienen esas derivas que afectan a algunas producciones y que tiene que ver con una práctica agronómica.
En este sentido, para Eduardo Angulo, es fundamental que “el municipio cuente con su propio estudio, analiza los caldos de pulverización, y es lo que permite por ahí la convivencia entre lo urbano y rural. Hay un aparato público del Estado local dispuesto a generar esos controles”.
–La colonia es un cinturón de la producción frutihortícola muy importante para la provincia de Córdoba, es uno de los territorios pioneros en esto ¿En qué estado se encuentran hoy?
– Desde 1878 la ciudad viene produciendo alimentos. Por supuesto que ha tenido una gran impronta el sector frutihortícola, con su producción de vid y con su producción de duraznos y hortalizas de hojas. Evidentemente hoy por la situación climática y la cercanía a las ciudades, ha ido decreciendo esa producción frutihortícola y expandiéndose más a la producción de soja, maíz y trigo. Particularmente a nivel regional es muy importante la producción de vid. La provincia de Córdoba es una de las principales productoras de durazno y tenemos aquí alrededor de 20 productores que están produciendo la fruta para consumo en fresco, con lo cual le da un alimento de cercanía a la ciudad.
Sobre la producción de vid también señaló. “En cuanto a la producción de viña, los productores tienen sobradas medallas de calidad con la reconversión vitivinícola de los años 90. Hoy se está viendo que hacen un esfuerzo, pero la rentabilidad de las producciones y algunos factores climáticos hacen de que cada vez sean menos los productores que se encuentran en ese producción”.
Sin embargo, es muy amplia la diversidad productiva de Colonia Caroya que van desde la producción de frutas y hortalizas hasta la siembra de forraje. “Tenemos producción de batata, tenemos producción de papas, hortalizas de hoja, tenemos durazno, tenemos viña, tenemos praderas de alfalfa que se hace para la producción animal y tenemos también lo que es maíz, soja que es convencional con la rotación de trigo”, apuntó Angulo.
–Siguiendo esta paleta de producciones es inevitable hablar de lo más regional que tienen, los embutidos, los fiambres y los salames, particularmente.
– La cadena agroalimentaria de salames es una de las más importantes a nivel productivo tiene que ver con una receta tradicional que deviene de los firulianos y que le ha dado un sello característico a la Colonia Caroya. Esto está relacionado desde el sector primario con la producción de cerdo y también con nuestro matadero y frigorífico que se encuentran como infraestructura dentro de esta cadena.
Para Eduardo Angulo la producción de salames, además de ser una actividad económica que históricamente desarrollan muchas familias, se trata de un producto que ensancha el orgullo local. El mérito se le atribuye a los productores artesanales, inclusive algunos son acreedores de identificación geográfica, confiriéndole “mayor valor agregado” y generando una marca local. Todo esto junto a los vinos, las fiestas gastronómicas y la arboleda que distingue a la avenida principal hacen de la ciudad un importante destino turístico.
-La avenida principal de la colonia es famosa por su forndosa arboleda. ¿Cuáles son esos árboles y cómo se mantienen, ya que tienen muchos años?
-Son árboles centenarios que están protegidos por ordenanza. Son un monumento histórico y un patrimonio natural importante. Son plátanos que tienen más de 100 años y que de acuerdo a la última encuesta que se hizo hace un tiempo, cuando se escribe un libro acerca de los plátanos, el 95% de los caroyenses cree que es el símbolo de la ciudad. Esta imagen es la mejor bienvenida a los turistas. Es una avenida que está compuesta por 2.430 ejemplares lo que implica un gran mantenimiento.
El intercambio entre Bichos de Campo y Eduardo Angulo no podía concluir sin precisar algunos detalles sobre los retos que representa vivir en un espacio periurbano. Por eso volvimos al punto de partida y esa singular cercanía que tiene el productor respecto a sus producciones en Colonia Caroya. “Es un gran desafío para los productores. No podemos trabajar en esto, el Estado por un lado y los productores por el otro. Eso muchas veces se traduce en sistemas de producción en el cual conviven desde la alfalfa, o en un mismo lote vas a encontrar viñas, soja, maíz, en apenas 24 hectáreas. Ese desafío lo hace un sistema de producción que es muy diverso y que tiene que ver con que el Estado ayude a garantizar estos resultados”, remarcó el agrónomo.
-¿La idea es mantener esto y tratar de exportar este modelo productivo?
-En este caso particular contamos con ingenieros agrónomos para que asesoren a los productores, contamos con una red de aliados estratégicos de entidades del campo rural y sentarse a escuchar a todos los vecinos para lograr esa convivencia. Seguimos trabajando a pesar de todo y cada año incrementar mejores condiciones. Hemos logrado medir la huella de carbono en la papa y hoy estamos midiendo la huella de carbono en la producción de durazno. Es decir, no solo mostrarle a la gente que una producción es sostenible sin uso de agroquímicos, sino que tiene que ver con una producción que sea sostenible y cumpla varias condiciones de impacto, entre ellas la calidad de la aplicación.