Por Matías Longoni.-
Iba andando por otros motivos por los caminos rurales aledaños a la ciudad de Avellaneda, en el norte de Santa Fe, vecina a Reconquista, cuando Elbio Bianchi comenzó a darme una de las mejores clases de cooperativismo rural que haya tenido en mis veintipico de años como periodista agropecuario. En el Paraje La Vertiente, seis pequeños productores se habían asociado en un modelo de administración colectiva de parte de sus campos. Una nueva empresa asociativa que a la vez les permitía el acceso a maquinaria de forma compartida, incluyendo un moderno equipo de riego.
La experiencia se produce bajo el paraguas de la poderosa Unión Agrícola Avellaneda, y con activa participación del ingeniero Hugo Bernardis, el secretario de Producción y Desarrollo de Avellaneda. Bianchi y sus cinco vecinos son todos dueños de pequeñas fracciones de campos producto de la colonización iniciada en 1879 con la llegada de un primer grupo de inmigrantes de las regiones italianas del Friuli-Venezia-Giulia y del Trento. En aquel momento el reparto se hizo sobre tierras donadas por el Gobierno Nacional bajo la Ley 817 de Inmigración y Colonización dictada por el presidente Nicolás Avellaneda. Los lotes eran todos iguales y en aquel momento parecían enormes, aunque ahora serían demasiado pequeños para mantener una familia viviendo en el campo.
“Cuando los abuelos vinieron en 1879, ellos habían empezado a hacer algo de riego en aquella zona de Italia, con canales hechos a pala”, rememora Elbio. Él y sus vecinos quisieron replicar parte de aquella experiencia y consiguieron financiamiento para montar un enorme equipo de riesgo al que alimentan desde una represa común, en la que ahora además están pensando hacer cría de peces. La cañería presurizada llega hasta los seis establecimientos.
Pero no solo comparten el equipo sino que comparten todo. Cada uno de ellos puso a disposición del proyecto cooperativo una fracción pequeña de su campo hasta completar una nuevo unidad productiva de 143 hectáreas bajo riego. Una vez año, los 6 vecinos se reúnen para diseñar un planteo de rotaciones y definir dónde irá el maíz, dónde la soja, dónde el algodón y dónde el trigo. De los resultados cada uno de ellos participará con la misma proporción del terreno que cedió al proyecto colaborativo.
“Son 143 hectáreas las que están bajo riego. Uno participa con 34 hectáreas, hay otros con 25 hectáreas o con menos. Luego se respeta esa misma proporción”, explica Bianchi.
En el resto de los predios individuales que no se cedieron a la administración común, cada uno de los seis productores de la Vertiente intenta producir con mayor valor agregado: hay uno que cría pollos, otros que produce miel, otro que planta maní, otros insisten con más agricultura.
El grupo de vecinos comparte varias máquinas agrícolas en común y ahora está tratando de emular otro proyecto que aplican los pequeños productores del noroeste de Italia. Se llama Km 0 (Kilómetro cero) y consiste en abrir sus establecimientos para que la gente de las ciudades más cercanas puedan comprar productos agropecuarios durante un pequeño paseo de fin de semana por el entorno rural más inmediato.
Conozca la experiencia “Prodotti a Km 0”
Elbio nos cuenta que “este proyecto también es un desafío para la ciudad de Avellaneda, pero creemos que ayuda al sostenimiento de la gente en el campo. A veces con la producción agrícola y ganadera no alcanza y esta sería es una manera de producir desarrollo”.