Todos los años el Centro Internacional de Innovación en Tecnología Agropecuaria (CITA) reconoce los desarrollos más innovadores en tecnología para el sector y en esta última edición el premio mayor fue para una cosechadora autopropulsada de algodón la firma santafecina Dolbi S.A., que desde la década del ’60 viene trabajando para generar tecnología para el sector algodonero.
“Fue un homenaje a los fundadores por la innovación, la inventiva y el legado que nos dejaron nuestros padres, y que hoy seguimos manteniendo a raja tabla”, dijo a Bichos de Campo Elbio Dolzani, presidente de la empresa.
Dolbi S.A. fue fundada en 1962 en la localidad de Avellaneda, provincia de Santa Fe, por tres socios: Alberto Biachi, Carlos Dolzani y Humberto Dolzani, padre de Elbio. Hoy la firma ha quedado en manos de sus hijos Enzo Bianchi, gerente de Investigación y Desarrollo; Juan Carlos Dolzani, gerente Comercial; Mauro Bianchi, gerente de Comercio Exterior, y Elbio Dolzani.
Dado que por ese entonces el norte de Santa Fe era importante un centro de producción, desmonte y acopio de algodón (luego llegó la siembra directa junto con la soja y el panorama cambió), los primeros pasos de esta empresa tuvieron a ese sector productivo como objetivo central.
“En los años 70’ cuando empieza la expansión de Dolbi hacia el mercado chaqueño algodonero, el productor pedía una Dolbi. Para nosotros se impuso tan fuertemente la marca en ese sector que siempre hemos trabajado para él. Siempre hemos sido pioneros en presentar productos novedosos al mercado”, aseguró Dolzani. Hoy la empresa ha crecido y se ha especializado también en la fabricación de maquinarias para la siembra y cosecha de granos gruesos.
Pero la historia que los llevó a ganar el premio oro de CITA comenzó en 2006, con un acuerdo de transferencia tecnológica de una cosechadora de algodón. “El INTA había fabricado una cosechadora en la Experimental de Reconquista y después la abrió a una serie de empresas, así que nos presentamos como interesados en fabricarla y comercializarla. Fuimos seleccionados y a partir de ahí el algodón empieza a resurgir en nuestro norte santafecino. Fue un abanico que nos abrió un poco el mercado mundial”, recordó el fabricante. La particularidad de esa máquina es que era una pequeña, destinada a productores algodoneros de pequeña escala.
Entre 2012 y 2013, con la llegada de las cosechadoras autopropulsadas, la hazaña con el INTA de Reconquista volvió a repetirse y, tras una nueva transferencia tecnológica, en 2014 los fabricantes iniciaron el proceso que culminó con la cosechadora premiada.
De este último proceso también participó la Asociación para la Promoción y Producción Algodonera (APPA) del Norte de Santa Fe. En 2016 se realizaron las primeras pruebas a campo y en octubre de 2020 se realizó la presentación oficial de la HAC 5000.
Se trata de una cosechadora y enrolladora autopropulsada que permite realizar un promedio de 100 rollos diarios de 475 kilos de algodón. Y está elaborada con componentes 100% producidos en Santa Fe. La misma cuenta con un sistema de pre-limpieza que permite cosechar algodón con un rendimiento de 4000 kilos por hectárea a una velocidad de 8 kilómetros por hora.
¿Pero qué la distingue? Principalmente que se adapta a zonas de producción marginal, en donde no se obtiene la máxima calidad del cultivo y los costos se vuelven muy altos. “Cuando tenés zonas marginales, el costo de recolección con un equipo estadounidense es muy alto. Nuestro sistema, el stripper, que es un despoje de algodón con limpieza en la plataforma, hace que sea un equipo más simple y económico, no sólo de adquisición de producto, sino de costos operativos por kilo cosechado”, indicó Dolzani.
¿Cuál es el valor del equipo? Alrededor de 380.000 dólares. Este año ya se han comercializado tres máquinas y el objetivo es ir aumentando su producción año a año. “Estamos buscando donde fabricar más porque el mercado nos está demandando más que las cantidades que podemos producir nosotros. De esta máquina podemos hacer seis en 2022, ocho o diez en 2023 y máximo doce en 2024. Digo esas cantidades porque no podemos dejar de hacer las demás líneas. Tenemos una sola fabrica industrial acá en Avellaneda”, consideró el fabricante.
-¿Qué significa para ustedes este reconocimiento?- preguntamos a Dolzani.
-Recibir un premio de este tipo es un orgullo para nosotros, un incentivo para seguir trabajando en esta etapa en la que estamos como empresa. Un premio y un reconocimiento de este tipo no es más que el combustible para seguir marchando. Nos posiciona de otra forma en el mercado, la gente ve con otros ojos lo que es Dolbi, y la discusión que se está teniendo es de un valor incalculable para la empresa.