La denominada comarca andina es la zona de nuestro país que hasta no hace mucho concentraba el total de la producción de lúpulo, ya que ofrecía el clima idóneo para su desarrollo: humedad y bajas temperaturas. Luego las cervecerías incursionaron en el Alto Valle, pero siempre dentro de la Patagonia.
Sin embargo, un grupo de productores santafecinos decidió desafiar esa situación y se animó a producir el lúpulo en la zona sur de su provincia. El resultado fue exitoso y por demás inesperado, al punto tal de que están por lanzar la primera cerveza elaborada ciento por ciento con materias primas locales.
Pero para llegar a ese final feliz, hay que remontarse al comienzo de una historia que s inició por mera casualidad.
A través de un acuerdo con el Club Sportivo Rivadavia de la localidad de San Genaro, miembros de la Cooperativa Colonizadora Argentina Limitada comenzaron a hacer un relevamiento de las producciones locales a las que se podía potenciar mediante un agregado de valor. El objetivo era recuperar algunas actividades y proyectos familiares que se perdieron por los vaivenes económicos del país.
Ese sondeo hizo que los productores se tropezaran con una parcela de plantas de lúpulo en el medio del pequeño pueblo de Casalegno, ubicado entre Díaz y Bernardo de Yrigoyen.
“Nos llamó la atención porque no había registradas plantas de lúpulo a esta altura. A través de la comuna nos pusimos en contacto con el titular de esa tierra. Ahí comenzó todo”, relató a Bichos de Campo Fernando “Patán” Müller, síndico titular de la Cooperativa y coordinador de distintos equipos técnicos de ella.
Fue así que dieron con Víctor Luraschi, dueño de esas plantas que resultó ser además el primer “importador” de lúpulo desde la Patagonia hacia Santa Fe. Como pionero de la cerveza artesanal en esa provincia, Víctor comenzó a experimentar con su cultivo y trabajó con rizomas provenientes del vivero Humus de El Bolsón, sin embargo algunos problemas de salud le impidieron seguir atendiendo esa parcela.
Fue allí que la Cooperativa hizo un convenio con él –quien ya falleció- y con su hijo Esteban, para que se le diera continuidad al proyecto mediante la administración de la infraestructura que Luraschi tenía en Casalegno. El Consejo de la Cooperativa determinó entonces continuar la producción y hacer un ensayo.
“Lo que nos despertó el interés fue ver que esa planta, que desde el punto de vista agronómico no estaba en su zona idónea de desarrollo, estaba desarrollada bien y había rendido un porcentaje muy interesante con respecto al rendimiento del lúpulo en el sur. Pensamos que eso podía ser algo que genere arraigo en el pueblo de Casalegno porque necesita mucha mano de obra para la cosecha y para la elaboración. Lo que había que hacer era tomar la decisión para hacer el ensayo y ver qué variedad de lúpulo se adaptaba acá en la zona”, recordó Müller.
La producción se llevó adelante en una hectárea que se preparó durante el 2020. A causa de la pandemia ese trabajo se retrasó y los productores reforzaron la atención en la parcela que Víctor había desarrollado. Allí se trabajo con cinco variedades de lúpulo de las que se logró cosechar un total de 40 kilos.
“El lúpulo es una enredadera a la que hay que colocarle guías para que crezca y florezca. Según la variedad, alcanza entre sesenta centímetros y un metro de altura. La cosecha del año pasado se hizo con el método que se utiliza en el sur que implica cortar a la planta desde abajo, llevarla a una mesa de selección y remover las flores de lúpulo”, indicó el productor a este medio.
Este año en cambio, a causa de la sequía que azotó a gran parte del país, el método de cosecha aplicado fue el secuencial ya que el estrés afrontado por las plantas hizo que no maduraran al mismo tiempo. De esta forma se inició la cosecha de algunas partes y se aguarda por la floración de otras.
“Con esa metodología empezamos los primeros días de marzo a elegir las plantas y los frutos y ya estamos llegando a los 15 kilos cosechados”, señaló Müller.
Las variedades trabajadas hasta el momento son la Cascade, la Golding, la Traful, la Mapuche y la Victoria. Entre la Cooperativa y la Comuna la inversión alcanzó los tres millones de pesos.
A partir de esos resultados, la Cooperativa comenzó la gestión de un proyecto para el procesamiento del lúpulo y posterior elaboración de cerveza, que ya fue presentado al Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAE) del cual esperan los fondos.
En el mientras tanto, como no cuentan aún con instalaciones propias, firmaron un convenció con dos cervecerías de Rosario para que ellas produzcan cerveza a partir del lúpulo obtenido en Casalegno.
“Va a ser la primera edición de cerveza artesanal 100% santafecina: la cebada cervecera es de Díaz y se procesa en punta Alvear, el agua es de acá, las levaduras que se utilizan se producen en la provincia y el lúpulo ahora también se producirá aquí”, festejó Müller.
La presentación de la cerveza y su lanzamiento para la venta será el próximo 9 de abril, en el marco de los festejos por el aniversario de la Cooperativa.