El Covid-19 será recordado por muchísimas cosas: A veces por miedo, otras por prevención, y otras por desconocimiento, lo cierto que provocó la interrupción de muchísimas actividades humanas. Casi seguro que una de esas actividades paralizadas será la temporada de caza de liebres en la Provincia de Buenos Aires, donde las autoridades ya han decidido que habilitarán esa actividad comercial, de la que viven muchas personas, solamente en aquellos partidos donde los intendentes apliquen protocolos muy estrictos, que eviten los contagios con el virus maldito.
La zafra de liebres, que se repite entre junio y agosto de cada año y es habilitada por las autoridades provinciales, es una actividad económica de alto contenido social: los cazadores suele ser la gente más esforzada de campo, que complementa sus ingresos cazando en lugares en donde los autorizan (o no) y vendiendo las liebres capturadas a una serie de acopios, que luego las derivan a media docena de plantas de faena.
Un buen retrato de lo que significa esta actividad para la gente que vive en las zonas rurales lo hizo hace unos años el gran José Larralde, en “Ayer bajé al poblao”. Les recomendamos poner a correr el tema mientras continúan con la lectura:
La carne de liebre forma parte del menú de carnes no tradicionales que ofrece la Argentina a sus clientes del extranjero, sobre todo de Europa, donde hay una tradición culinaria asociada a esta especie. De hecho, la que puebla las pampas es la liebre europea (Lepus europaeus), que fue introducida en el país a partir de 1888. Es decir, se trata de una especie exótica que en muchos lugares ya es considerada una plaga por los daños que provoca a las actividades productivas.
Es así que desde los años 50 se ha montado una industria en torno a la liebre. Los frigoríficos específicos comienzan a trabajar cada invierno, preparando las piezas producto de la caza, para exportar la carne hacia el viejo continente.
En 2019, según datos del Ministerio de Agricultura, se han faenado 690.417 liebres en todo el país, de las que se obtuvieron unas 1.600 toneladas. Es un 20% menos que en 2018 pero mucho menos que hace diez o quince años, cuando la captura de liebres superaba las 2 millones de cabezas. Se trata de un negocio en lento declive, pero todavía vigente. Constituye una fuente de ingresos para muchas personas radicadas en el interior del país, sobre todo en provincia de Buenos Aires, donde se registra el 60% de las capturas.
La gente caza liebres si tiene quien se las compre. Si los frigoríficos permanecen cerrados, pues la gente no saldrá a cazar, por más que la actividad agropecuaria esté considerada exenta de cumplir la cuarentena. Como sea, la irrupción del Covid-19 complicó la normalidad de la temporada de caza este invierno, pues las autoridades provinciales temen que el desplazamiento de grupos de cazadores por distintos partidos del interior bonaerense pueda convertirse en un factor adicional de riesgo. Por cierto, parecen haber reaccionado demasiado tarde ante el problema que se venía.
Usualmente basta con un decreto provincial que habilita la temporada de caza. Pero este año, por decisión del gobierno de Axel Kicillof, en territorio bonaerense será mucho más difícil salir a cazar porque no habrá tal decreto general, sino que todo dependerá de cada intendente.
“La propuesta es que los municipios nos propongan como controlar esta actividad y que se hagan cargo de todo el proceso, definiendo protocolos sobre cómo se va a cazar, dónde se acopiarán los animales”, explicaron fuentes del gobierno bonaerense a Bichos de Campo. Ya bien entrado el mes de junio, parece poco probable que los partidos interesados en habilitar la caza tengan tiempo de completar esos trámites. La decisión final, además, quedará en cabeza del jefe de Gabinete de Kicillof, llamado Carlos Bianco.
Para algunas empresas especializadas en carne de liebre ha sido esta una pésima decisión, que podría haberse evitado y prevenido de modo más ordenado. “Hemos tenido reiterados contactos con la Dirección de Flora y Fauna, con ministros y con la Gobernación desde el mes de marzo, ya que la actividad se desarrolla en la provincia desde los primeros días de junio hasta los primeros días de agosto. Ya en ese entonces veíamos con preocupación qué es lo que iba a pasar con la zafra”, indicaron desde el frigorífico Faecar, ubicado en Pehuajó. Pese a tanto pedido, nunca obtuvieron una respuesta de las autoridades, a pesar de que presentaron protocolos, modelos de declaraciones juradas y todo lo necesario para operar en medio de la pandemia.
“El impacto del cierre del frigorífico durante esta zafra es significativo para toda la ciudad y toda la región, ya que se emplean en forma directa unas 100 familias, sin considerar todo lo indirecto como lo son los acopios, cazadores, proveedores, etcétera, que llegan a las 400 personas”, dijeron desde esa empresa. En otra nota, Bichos de Campo presentará la posición particular de este emprendimiento.
Sin embargo, hay otro grupo de frigoríficos de liebres que parecen estar de acuerdo con la decisión de no llevar adelante la temporada 2019. Desde el frigorífico Rigon SRL, ubicado en Rufino, contaron a Bichos de Campo que hay cuatro de las seis plantas de faena de la provincia que no abrirían sus puertas en 2019 ni harán el intento de hacerlo. “El motivo de esta negativa es por la pandemia de coronavirus, ya que las liebres que recibimos como materia prima provienen de cazadores que recorren con sus camionetas cazadoras cientos de kilómetros por cada noche de caza, traspasando mas de una jurisdicción provincial, hasta que regresan a la mañana al pueblo, para entregar sus piezas a los diferentes acopios habilitados, donde diariamente se recogen las liebres por medio de camiones frigoríficos para destinarlas finalmente a las plantas de faena”, relató un vocero de esa empresa fundada hace más de medio siglo.
Desde esta posición, llevar adelante la temporada de caza “será esta vez extremadamente riesgosa dado la actual realidad sanitaria y aunque la circulación del virus sea baja en el interior de la provincia”.
Por que no se meten la escopeta en el ojete
Muy buena nota, no tenía ni idea de que había un mercado de carne de liebre tan bien armado, me crié en el campo y la caza de liebre era más como un entretenimiento.
MI COMENTARIO ES QUE EN ESTE PLANETA HAY UNA VERDADERA GRAN PANDEMIA… DAÑINA Y CONTAMINANTE…. CAMINA EN DOS PATAS Y SE CREE CON DERECHO A TODO….SE CREE. …
SIN DUDAS TODOS LOS DESEQUILIBRIOS NATURALES Y EN LA FAUNA SON PROVOCADOS POR ESTÁ PESTE….
Que bueno que se pueda regular a esa plaga como es la liebre con los cazadores deportivos me parece bien que tengan un lugar de acopio no como corrientes matan carpinchos por los cueros y la carne se hecha a perder
De que deporte hablan, vayan a jugar al futbol si quieren hacer deporte