La Red Nacional de Maíz del INTA está conformada por estaciones y subredes de todo el país. Su principal función es testear los híbridos de ese cultivo para que después haya información objetiva al alcance de quien lo necesite, sean empresas o productores. Es ciencia y conocimiento hecha por técnicos y especialistas, y también ahí se ven los efectos de las políticas de vaciamiento que está atravesando el organismo.
Esta vez es Facundo Ferraguti, uno de los agrónomos que se ha erigido en un referente del tema, quien se suma a la ola de investigadores que agregaron la leyenda #OpenToWork al perfil de Linkedin, la extensa red social para buscar trabajo. Y es que, en diálogo con Bichos de Campo, el especialista del INTA Oliveros aseguró que dejará su puesto como coordinador de la Red Nacional de Maíz y abandonará el organismo.
“Fue una decisión muy dolorosa porque toda la vida quise ser parte del INTA”, expresó. De hecho, gran parte de lo que hizo durante los últimos años, desde que asumió el rol de coordinador de la Red, fue por pasión. Desde 2019 que está al frente de ese programa y nunca percibió un sueldo o pago extra además de su salario de investigador. Pero la pasión también tiene un límite.
Si Facundo decidió irse por la puerta grande y sin remordimientos es porque nadie lo ha echado. Sí lo hizo el boicot interno a varios de sus proyectos, que junto con el visible desfinanciamiento a toda la actividad muestran que hay una férrea bancada desde el Gobierno de desmantelar el organismo público.
En particular, Ferraguti lamenta que, en estos 6 años que estuvo al frente de la Red, no hayan logrado conectarla de forma realmente federal y sostenible. A pesar de varios pedidos de los investigadores, dentro del organismo nunca se trató la propuesta de establecer protocolos unificados y metodologías transversales a todas las subredes.
“Quería trabajar en maíz y lo logré, quería trabajar en la red sur de Santa Fe y lo logré, quería hacer una red a nivel nacional y lo intenté, pero no lo logré”, afirmó Ferraguti, que si da un paso al costado, con tanto pesar y a casi 20 años de haber ingresado a la entidad, es por resignación.
La Red de maíz q podríamos tener en INTA, pero queremos?
Hace años estoy dedicado junto a mis compañeros maiceros a generar sitios de evaluación de híbridos comerciales. Hoy, POTENCIALMENTE la Red tendría 152 sitios de desde Trelew a Tartagal y desde Va.Mercedes (SL) a Cerro Azul pic.twitter.com/jqT7rbZiTg— Facundo Ferraguti (@FFerra5) June 1, 2025
Lo que expresó en sus redes sociales da cuenta del gran potencial que tiene la red que se intenta consolidar, al menos, desde el 2008. Es que, con un presupuesto acorde y los mecanismos “aceitados”, el mismo Ferraguti afirma que podría haber unos 152 sitios de evaluación activos en donde se llevan adelante los ensayos de híbridos de maíz.
Huelga aclarar que, si no hay convicción desde dentro del propio organismo, difícilmente se pueda bancar el proyecto puertas afuera. No hay que olvidarse que la red de maíz del INTA no es la única que existe, pero tal vez sí la que tiene el mayor potencial, porque está diseñada para ser barata, centralizada y federal. Que se mantenga atomizada y sin presupuesto parece convenirle a varios.
Y no sólo es importante por la información que aporta sobre los cientos de híbridos testeados todo el tiempo en todo el interior productivo, sino porque de ella se desprenden otros proyectos, como lo es el caso de la red de calidad e inocuidad del maíz, o el programa de mejoramiento.
“Por eso es una madre de proyectos, porque ante cualquier idea tenés disponible muchos ensayos de híbridos, desde Trelew hasta Tartagal, y desde San Luis hasta Misiones”, afirmó el agrónomo especializado.
De hecho, si hasta ahora se ha mantenido es porque dentro del INTA hay muchos profesionales que, así como Facundo, soñaron siempre estar en ese lugar y les apasiona investigar para brindar un servicio. Ahí están, convencidos, a pesar de la falta de presupuesto, porque en el caso de la Red Nacional de Maíz sólo un puñado de subredes teje acuerdos con semilleras y recibe fondos privados.
Es el caso, por ejemplo de la del sur de Santa Fe, las del sur y norte de Córdoba, y las del norte y oeste de Buenos Aires, cuyos cánones Facundo propuso distribuir entre otras subredes y así intentar bancar parte del trabajo federal. Por fuera de ellas, las extrapampeanas, deben trabajan a puro pulmón y entusiasmo, porque no hay un sector privado que aporte fondos ni incentivos extra.
“Ahí es justamente donde vale la pena que esté el INTA”, afirmó Ferraguti, con mucha razón. Porque también hay productores locales en otras partes del país, fuera de la zona núcleo, que necesitan información sobre híbridos.
Ahí donde el mercado no se regula sólo, hace falta servicio público de calidad.
Esa extensa red en la que apoyarse tambalea, como todo el castillo de naipes que viene siendo azotado por los proyectos que supuestamente buscarán hacer más “eficiente” el organismo. Lástima que siempre se confunda eficiencia con recorte, y que en el camino queden muchas cabezas que han invertido tiempo y recursos en formarse y formar conocimiento.
Y mientras algunos resisten, otros ya cuelgan los guantes. “Mis compañeros son unos cracks. Si todavía se hacen ensayos comparativos de rendimiento con un nivel espectacular en lugares donde mandamos 153.000 pesos para todo un trimestre es para sacarse el sombrero”, señaló el investigador.
La decisión, confirmó a Bichos de Campo, ya está tomada. El profesional dejará el organismo en los próximos meses, tras una transición, y se irá como ha llegado: Con orgullo y profundo sentido de pertenencia. Desde ya que no de la forma que le gustaría, porque nadie quiere abandonar el sueño una vez cumplido.
“La pasé muy bien. INTA me permitió formarme, participar en lugares que ni siquiera soñaba, y compartir espacio con mis ídolos. Eso fue muy lindo”, expresó, sabiendo que ya ha iniciado su despedida de ese proyecto.