El pasado 14 de abril se cumplieron 24 años del nacimiento de la popular chacarera doble “El Olvidao”, cuyo autor y compositor es el santiagueño Hugo Alejandro “Duende” Garnica. La misma fue popularizada por Mercedes Sosa, quien la conoció gracias a su sobrino, el talentoso tucumano Claudio Sosa. Éste la grabó por primera vez en su disco “Flores y Ayuno”, por el sello Registros de Cultura, junto a su tía -“La Negra”- como invitada. Poco tiempo después, ella la grabaría en su disco “Lucerito” y cuentan que fue su tema más exitoso en una gira que posteriormente realizó por América Latina.
No fue una casualidad que Claudio Sosa descubriera el talento del “Duende” Garnica y decidiera interpretar y grabar con suma belleza sus canciones. Porque siempre lo ha hecho y hace con otros artistas que aún no alcanzaron cierta fama. Basta con recordar La Ruta de la Dignidad, aquella gira que realizó junto a su amigo, el cantautor Eduardo Guajardo, de Río Turbio, cuando recorrieron nuestro país de punta a punta. Parafraseando a Facundo Cabral, podemos decir que es “cantando bajo” como Claudio ha ido hallando en el Interior de nuestro país, como también en las grandes urbes, sobre todo en sus conurbanos, a tantos poetas y músicos con obras de asombrosa poesía y/o música, en definitiva: belleza.
Todos los discos de Claudio Sosa son para la antología, por la exquisita selección del repertorio, de los autores y de los compositores, como de los arreglos que él les imprime y sus interpretaciones. Siempre sorprendió con canciones nuevas, o antiguas pero no famosas, como la bellísima zamba, Horizonte de octubre, de Arsenio Aguirre. Es notable que Claudio haya decidido grabar muchas canciones del “Duende”, lo cual denota que lo conmovió sobremanera.
El “Duende” Garnica nació el 25 de diciembre de 1962 en la localidad de Selva, ubicada en el Departamento Rivadavia, al sudeste de la provincia de Santiago del Estero, sobre la Ruta 34. La tierra que dio a luz a Andrés Chazarreta, Cristóforo Juárez, Los Hermanos Ábalos, Don Sixto Palavecino, Pablo Raúl Trullenque, Carlos Carabajal, Jacinto Piedra, Elpidio Herrera y a tantos más, volvió a brotar en coplas y poesía, dulce como el mistol y fresca como la tuna, en la efervescente personalidad de Garnica. No hay que confundirlo con su primo, el violinista y cantor folklórico, también muy talentoso, Néstor Garnica.
Llama la atención que Selva es el mismo pago natal de otro sabio santiagueño, Jacinto Velázquez, trágicamente fallecido cuando comenzaba a tomar reconocimiento popular. Éste dejó un legado de inmensa profundidad y que coincidentemente fue Néstor Garnica quien haya puesto música e interpretado una de sus mayores obras, Desnudo y viejo, la cual sentencia en su última estrofa: “El hombre es igual que el árbol / se nutre de sol y agua. / Se pudre cuando le sobra, / se seca cuando le falta”. // Hugo Garnica también lo grabó en un disco compartido.
Lo que pocos saben es que Hugo no cesa de escribir nuevas canciones y que arropa en su “avío del alma” -como un desarraigado más que tuvo que migrar a las grandes urbes en busca de mejores oportunidades- decenas de canciones tan emotivas como la del Olvidao. Y podríamos agregar que muchas son más bellas, como La Plañidera, una emotiva y profunda vidala. Lo que sí cabe señalar es que en toda su obra aflora una lectura descarnada de la situación social de los más desposeídos, además de su consecuente denuncia, logrando que los jóvenes marginados de las grandes ciudades se identifiquen con su cancionero.
Ejemplo del talento creador, la riqueza de metáforas cargadas de imágenes de altísimo vuelo, y que parten de la hondura del paisaje rural mezclado con el suburbano en una nueva síntesis cultural plasmado en un nuevo lenguaje que aflora en sus canciones como: Náufrago en la capi, Desde el alma, Chacarera de la escalera -aludiendo a “Una escalera al cielo”, de Led Zeppelin-, Aruricu Abuela Adela, Chacarera del milenio, La Forestal, Arrorró huahua, Sonko Motor, Aguante bailecito, Laureano Maradona, Dueños de la tierra (con Daniel Ruiz), Soñar despierto (con Cristian Herrera y Daniel Benito), Tapadito en chacareras (con Daniel Ruiz), Vivir llorando (con Daniel Benito) y muchísimas otras.
La Plañidera, por Claudio Sosa:
Asiduo lector en bibliotecas populares, el “Duende” también se caracteriza por ser musiquero, trovador y juglar urbano y rural. Además de las dotes de poeta, posee una gran facilidad para otras artes, como la plástica. De ahí que es un avezado dibujante, fileteador, letrista, muralista y artesano.
Es recordado que una vez al llegar a una peña porteña se le brindó un libraco en el cual los clientes y personalidades plasmaban una dedicatoria, y Hugo pidió un pucho apagado. En pocos segundos, con las cenizas de aquel, dibujó un bombo legüero que resultó ser toda una obra de arte, e improvisó unos ingeniosos versos. Pocos días después dedicó a aquella peña una serie de carteles fileteados por él mismo, y con versos ingeniosos, improvisados por él, que sacaban una sonrisa a quien los veía decorando la barra.
El periodista Juan Oscar Wayar cita en sus efemérides folklóricas: “Desde siempre escribió en paredes, servilletas, papeles y cartones; luego de muchos años, se decide a presentar este poemario de amor, desesperado y sanguíneo. Hoy recorre el país con la Ruta de los Olvidados, desde Ushuaia a la Quiaca, haciendo un relevamiento poético, social y político del país, según las palabras de Mercedes Sosa. Es considerado uno de los creadores más viscerales del país, y es grabado por muchísima juventud, que lo sigue y comparte con él este loco barco de sueños en pos de la justicia social y el respeto al arte nativo”.
Se le preguntó por su bellísima canción La Plañidera y Garnica explicó: “Viene de plañir, es un grito visceral de la tierra madre, en voz de vidala. Es una urna funeraria donde sepultaban a los niños. Su imagen es un búho con lágrimas en los ojos. Por eso se las llamaban ‘lloronas’ a las mujeres que iban a llorar a los difuntos en los velorios”. Respecto de “Desde el alma” dijo que fue dedicada a Teresa Rodríguez, el mismo día de su asesinato en Neuquén. Una vez pasé por un gremio de hacheros y allí vi a tres personas escuálidas, que me llamaron mucho la atención, y escribí mi primera chacarera, La Forestal, en el año 1980″.
Hugo nos cuenta algo de su vida: “En Selva me decían ‘Pico’. Mi viejo era Estafeta del Correo, no llegaba a jefe; era de Jume Esquina, y lo trasladaron a Selva, donde éramos dos mil habitantes, en 1993, los Garnica, los Tiseira, los Trejo y Mena. Terminé la escuela industrial como Maestro Mayor de Obras. En 1983 me fui a Córdoba a estudiar arquitectura, donde hice sólo tres años, y en la pensión había un tipo que se llamaba Faustino Flores, el cual era todo un personaje. Adonde yo iba, estaba él y decía: ‘Éste, parece un duende’. Y hace 25 años que me apodaron así…. Lo de Duende me gusta mucho por un texto de García Lorca –Juego y Teoría del Duende-, que habría que leerlo porque es muy interesante”.
“Córdoba es necesaria para generarte un espacio como artista –reflexiona Garnica, en medio de sus recuerdos-. Llegué a estar con el Dúo Coplanacu y con Raly Barrionuevo. Pero en un momento, la cosa no daba para más y llegó a un techo. Entonces me fui a Buenos Aires, en donde viví ese ‘exilio’ santiagueño, urbano, en José C. Paz y en Berazategui. Viví en el conurbano y ahí pude comprender. Ahí me nació ‘El Olvidao’, que no es una chacarera mía, sino la vivencia de muchísima gente, de un pueblo. Yo solamente lo que hice, fue escribirlo. En el Olvidao se identifica al país, y no tan solo el desarraigo. Lo peor que tenemos es la amnesia, esa mano que limpia y la otra que tapa y olvida”, sentencia.
Hugo, “El Duende”, se autodefine como “anarcotelúrico” (de tellus, tierra), y así tituló su primer trabajo discográfico, donde incluyó hasta composiciones realizadas en su adolescencia. Incluye los temas: La Forestal, Agüita atamisqueña, El Exilio, La Mitológica, Santiago Oculto, Desde el vientre, Fe de un pueblo, Dueños de la tierra, El brujo y la raza, La fierrera, Gauchito Gil, Mistol molotov, El Olvidao. Impacta el tema 11, Alta Guaracha, donde participó Horacio Fontova, incitando a su pueblo santiagueño a levantarse en contra de las injusticias.
El “Duende” realizó el disco “La vuelta del santiagueño”, que es una cantata de memoria colectiva, con letras suyas y la producción musical del “Flaco” Benito. “Se llama así en honor a una zamba compuesta por Juan Carlos ‘Canqui’ Chazarreta, ‘La Vuelta del Santiagueño’. –comenta Garnica-. Armé esta obra pensando en el hombre que sale de su tierra y pasa casi ochenta años en el exilio más grande que tiene nuestro país, todos hacinados en la periferia del conurbano bonaerense, donde yo he vivido”. Todos los derechos del disco fueron donados por los artistas a beneficio del Hospital de Niños de Santiago del Estero.
Participan en cada tema junto al duende: 01. Natalia Torales 02. Los Lugones 03. Coco Banegas, Pedro Navarrete y Jorge Luis Carabajal 04. Duende Garnica 05.- Mario Álvarez Quiroga 06.- Dúo Presagio y Ricardo India Ávila 07.- “Flaco” Benito 08.- Franco Ramírez, Demi Carabajal y Motta Luna 09.- La Chacarerata Santiagueña y Marcelo Ibarra 10.- Motta, Sergio Luna y Enrique Marquetti 11.- Negro Fontova, Pucho Ruíz, Luciano Cañete Y Che Joven 12.- Los Hermanos Herrera y Pucho Ruíz 13.- Peteco Carabajal 14.- Graciela Cilccello, María Elvira Díaz Y Elpidio Herrera 15.- La Greda.
Aquí el disco completo:
Garnica ha creado un espacio cultural de modo colectivo e itinerante, llamado “Bunker Sachero”, con el objeto de visibilizar a los “olvidados”, unir voluntades, decir lo que pocos se animan a decir y abrir el micrófono a los artistas locales que no llegan a los grandes medios. “No canto como debería cantar, tampoco toco como debería tocar, pero con la pluma no tengo plata, pero tampoco miedo”, concluyó.
Los invitamos a escuchar la Chacarera del Olvidao, interpretada por Claudio Sosa en su disco Flores y ayuno, junto a Mercedes Sosa como invitada.