Con un termómetro social cada vez más caliente frente al debate del bienestar animal, el Ministerio de Agricultura de Nueva Zelanda anunció que para 2023 el país ya no exportará animales en pie por vía marítima, para conservar la reputación de “nación que da un trato ético a los animales”. La medida supone un período de transición de dos años para lograr su acatamiento en todo el territorio.
“En el centro de nuestra decisión está mantener la reputación que tiene Nueva Zelanda de tener altos estándares respecto al bienestar de los animales. Tenemos que estar por delante en un mundo en el que aumenta el escrutinio sobre el bienestar de los animales”, dijo a través de un comunicado el ministro Damien O’Connor.
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Explicó que no todos los barcos encargados del transporte tienen las condiciones necesarias para asegurar la seguridad de los animales, y agregó que se está trabajando para mantener la reputación “de ser los productores de proteínas ganaderas más éticos del mundo”.
Para ese país, las exportaciones de ganado en pie tienen un valor de 354 millones de dólares al año y representan el 0,2% de las ventas al extranjero que realiza el sector primario desde 2015.
La medida se toma luego de que la industria se convirtiera en el centro de atención tras el hundimiento del Gulf Livestock, en septiembre del año pasado en el Mar de China Oriental, luego de salir de Napier. En ese incidente fallecieron 41 tripulantes, incluidos dos neozelandeses, y 6.000 cabezas de ganado que estaban cargadas en el barco.
Solo en 2020, Nueva Zelanda exportó cerca de 110.000 cabezas de ganado a China, triplicando los números de 2019.
La exportación de ganado en pie a nivel global ha tenido otros incidentes que le ocasionaron muy mala fama. El más reciente ha sido el caso de un barco que salió cargado con más de 1.000 novillos, fue rechazado en los puertos de destino de la mercadería, navegó sin rumbo por más de tres meses las agus del Mediterráneo y luego volvió a su puto de origen, donde los vacunos debieron ser sacrificados.
En la región, las exportaciones de ganado en pie se han hecho moneda corriente sobre todo en Uruguay y Brasil. Desde allí se envían grandes contingentes de ganado especialmente hacia los países árabes, que realizan luego la faena bajo ritos musulmanes. Pero China también ha comenzado a husmear en torno a la posibilidad de importar directamente los bovinos.