Argentina se caracteriza por ser uno de los principales países del mundo productores y exportadores de soja y derivados. Sin embargo, existe un indicador relativo al cultivo que no es propio de una nación que ejerce liderazgo en la materia.
La evolución del porcentaje de productores que realizaron análisis de suelo previo a la siembra del cultivo de soja durante las últimas siete campañas, lejos de crecer, viene disminuyendo.
En la campaña 2023/24, solo el 13% de los productores efectuó este análisis, igualando el porcentaje de la campaña 2017/18, que representa el nivel más bajo de la serie, según un informe publicado hoy la Bolsa de Cereales de Buenos aires.
A nivel nacional, apenas un puñado de zonas superaron el promedio registrado en lo que respecta a análisis de suelos: norte de La Pampa, oeste de Buenos Aires, norte de la zona núcleo pampeana y sur de Córdoba. En contraste, el 70% restante de las regiones se encuentra por debajo del promedio nacional.
Al evaluar el nivel tecnológico del cultivo de soja, indicador que integra diferentes variables –entre las cuales se incluye el análisis del suelo y la fertilización–, se evidencia que en 2023/24 el nivel medio creció nueve puntos respecto del promedio de las últimas siete campañas, dinámica que se presentó a expensas, en gran medida, del nivel alto.
Al desglosar el nivel tecnológico entre soja de primera y de segunda para la campaña 2023/2, se observa una diferencia de diez puntos porcentuales a favor de la soja de primera en lo que respecta al nivel tecnológico alto.
Una buena noticia es que se recuperó el empleo de siembra directa en el cultivo de soja. Los valores más altos de adopción de esta práctica se concentran en el NOA, NEA y Córdoba. Por otro lado, el norte de Santa Fe registró el porcentaje más bajo a nivel nacional; sin embargo, incluso en esta región, el 87% de la superficie fue trabajada bajo siembra directa, lo que evidencia la amplia utilización en todo el país para este cultivo.
Durante la campaña 2023/24, la dosis promedio nacional de fósforo aplicado en la soja total fue de 9,0 kilos por hectárea, sin diferencias en las dosis entre la soja de primera y la soja de segunda. Las mayores dosis promedio alcanzaron 11 kilos por hectárea en las zonas Cuenca del Salado, Santa Fe Centro y norte de la zona núcleo pampeana.
Por otra parte, la dosis promedio de azufre aplicada en soja total a nivel país fue de 2,3 kilos por hectárea, observándose una diferencia menor a 1,0 kilo entre la soja de primera y la soja de segunda.