En todas las naciones agropecuarias los integrantes del sector se desviven por acercar todo lo que hacen al público urbano, el cual, además de conformar la mayor parte de la población, vive tan desconectado del ámbito rural que incluso, en algunos casos, ha comenzado a mirarlo con cierta desconfianza.
Por tal motivo, todo lo que contribuya a restablecer ese “lazo” entre la población urbana y lo rural es bienvenido. Y en el corazón agrícola de EE.UU. acaba de ocurrir un evento extraordinario al respecto.
Todo comenzó algunos años atrás cuando la entidad que agrupa a las ligas de béisbol (MLB por sus siglas en inglés) se le ocurrió montar un estadio en medio de un maizal para recrear lo sucedido en una película estrenada en 1989 que sigue muy presente en el imaginario de los estadounidenses fanáticos de ese deporte.
La película en cuestión es Field of Dreams (Campo de Sueños), la cual está basada en una novela escrita por W.P. Kinsella en 1982, “Shoeless Joe”, y en la cual el fantasma de un beisbolista le pide a un productor agrícola –interpretado por Kevin Costner– que construya un estadio de béisbol en medio de su campo.
Como el beisbolista de la novela y la película era del equipo Chicago White Sox, entonces, luego de invertir millones de dólares en la construcción de un estadio en una zona rural, se convocó a ese equipo para jugar un partido con otro rival por seleccionar, que finalmente fue el equipo de los New York Yankees.
El evento, que se realizó anoche, contó con la presencia de Kevin Costner, quien se hizo presente desde un maizal bien crecido, tal como el existente en la película que se intentó recrear. Es decir, el principal cultivo agrícola de EE.UU. quedó asociado con el amor por el deporte (o por la camiseta de un equipo) y el factor nostalgia, dos fuerzas poderosísimas en materia de comunicación, dado que las emociones tienen muchísimo más impacto que cualquier argumento racional en lo que respecta a la construcción de percepciones.
Para los participantes del evento, que pagaron cifras altísimas para poder asistir, debió tratarse de toda una aventura el hecho de trasladarse hasta un campo en Dyersville, Iowa, para poder ver jugar a sus ídolos. Aquellos que lo siguieron por transmisión en directo, seguramente también experimentaron la emoción de ver un partido inspirado en un hecho artístico y realizado en un locación insólita.
Al ser un evento único en la historia de MLB, ambos equipos mandaron a hacer trajes especiales para el partido. Los White Sox usaron el uniforme original que aparece en la película, la cual está ambientada en 1919, mientras que el uniforme de los Yankees consistió en un traje sencillo en color gris. Nada quedó librado al azar.
Si bien el motivo principal detrás del evento organizado por MLB fue generar dinero, la realidad es que, de paso, le dieron una mano enorme al agro estadounidense, el cual, como todo sector, tiene en EE.UU. sus defensores, pero también sus detractores.