Por estas horas, el reciente anuncio de canje de deuda por parte de la citrícola San Miguel despierta el descontento entre los acreedores más atomizados.
La firma tucumana, que es una de las principales exportadoras mundiales de limón y apuesta fuerte por la producción de derivados -como aceites esenciales y jugos-, acaba de anunciar que canjeará una porción de sus obligaciones negociables -a vencerse en octubre del año próximo- por otras con plazo a 4 años y a menor tasa de interés.
La oferta, que fue publicada por los canales oficiales y en la misma página de la empresa, significa, de plano, “patear” los vencimientos para 2030 y bajarles el rendimiento, que pasa de una tasa del 9,5% al 8% anual. Eso fue lo que motivó el enojo dentro del mercado, donde algunos la califican directamente de “ruinosa” y aseguran que, cuando la firma atraviesa un buen momento, decide “darle la espalda” a sus inversores.

La reestructuración de la deuda alcanza a las obligaciones negociables series X, XI y XII, por hasta 120 millones de dólares en total, que serán reemplazadas por la emisión de las ON series XIII, de clase A (en pesos) o B (en dólares). Ambas con una menor tasa de interés -del 8% contra el 9,5% anual- y con un vencimiento de 42 meses desde su fecha de emisión.
La decisión llega precisamente en un año complejo en términos financieros para la compañía, que justamente acaba de recibir un préstamo de 15 millones de dólares por parte de sus inversores para cubrir el último vencimiento de sus obligaciones negociables, en junio de este año.
Como contracara de esa inestabilidad que hoy atraviesa su caja, lo cierto es que la empresa de las familias Miguens – Bemberg y Otero Monsegur tiene una buena proyección en el largo plazo, pues ha celebrado contratos con importantes clientes, se ha volcado aún más a la producción de derivados y acaba de poner en marcha dos nuevas plantas en Uruguay y Sudáfrica. Eso le da una mayor espalda frente a una crisis sectorial que alcanza, sobre todo, a la producción y venta de fruta fresca.
De hecho, el argumento de sus acreedores es que, además del aporte de sus accionistas, fue también gracias a las obligaciones negociables que la empresa logró capitalizarse en momentos clave para crecer. En total, según consta en los registros oficiales, se trata de unos 250 millones de dólares obtenidos por esa vía.
“Cuando empiezan a ganar plata, les va bien y ya no necesitan apoyo del mercado, se dan vuelta”, comenta uno de los inversores, visiblemente molesto por las condiciones ofrecidas por la empresa.
El descontento no llega sólo por la baja en las tasas y la extensión del vencimiento, sino también por un punto clave de esta oferta, que es su compulsividad. Eso significa que, aunque en la teoría es un canje voluntario, en la práctica deja de serlo, porque, si el 70% de los acreedores accede, el otro 30% se ve forzado a ingresar también, para no quedarse con títulos poco líquidos y peores condiciones de negociación.
Esa decisión se tomará en la próxima asamblea de tenedores de estas obligaciones negociables. La fecha de expiración para la oferta publicada por la empresa es el próximo 7 de enero de 2026.
A diferencia de otras reestructuraciones de deuda, lo cierto es que la empresa ahora no está en situación de quebranto, sino que más bien ha demostrado solidez operativa con las apuestas que ha hecho en términos de negocio a largo plazo.
Eso explica cuál es el sustento detrás de la decisión de no pagar al mercado en este momento. La empresa prefiere ponderar el alivio momentáneo a su caja a costa de perder calificación crediticia, porque seguramente no esté en sus planes financiarse por esos medios al menos en el corto plazo. Recientemente, la entidad FIX SCR bajó la calificación de emisor de largo plazo de San Miguel y de sus obligaciones negociables.

Lo que ven los acreedores es que esta suerte de “optimización financiera” es a costa de ellos y en favor de los accionistas, que así alivian el flujo financiero y evitan, al menos de cara a lo que hubiera sido un próximo vencimiento de las ON, tomar más deuda para afrontar los compromisos.
En caso de aprobarse en la asamblea de tenedores esta oferta de canje, a la fecha de emisión de las ON serie XIII -14 de enero del 2026- se pagarán los intereses devengados y no pagados de las obligaciones negociables elegidas. Ese es un punto a favor para los acreedores, ya que en muchos otros casos, o se capitalizan a la nueva ON, o directamente se pierden o difieren.
Hasta su fecha de vencimiento, que está estipulada para el 14 de julio de 2029, los intereses se pagarán de forma semestral y la amortización está estipulada de la siguiente manera: 15% al momento de la emisión, 4,25% a los 18 meses, 4,5% a los 24 meses, 8,5% a los 30 meses y otro 8,5% a los 36 meses. El 59,5% restante se pagará al momento del vencimiento.





